El aumento de facultades y la irrupción de la privada satura las prácticas sanitarias
La formación de alumnos procedentes de distintas universidades genera tensiones en hospitales públicos de Valencia y Murcia
Las prácticas sanitarias se han convertido en un quebradero de cabeza para las universidades españolas. Cada año unos 30.000 estudiantes de Medicina van a aprender el oficio a los centros sanitarios, donde conviven, además, con unos 21.000 médicos residentes, que siguen en periodo de formación aunque ya han terminado la carrera. Para cubrir las prácticas, los campus recurren a 38.000 facultativos, de los que 26.000 hacen de tutores de alumnos por amor al arte, ya que las universidades carecen de recursos para pagarles. Los decanos advierten del riesgo de saturación en hospitales y ambulatorios, mientras en algunas zonas de España, como la Comunidad Valenciana o Murcia, han estallado conflictos.
La tensión se ha disparado allí donde los Gobiernos autonómicos abrieron las puertas de sus hospitales a los campus privados y sus alumnos, no solo de Medicina, sino también de Enfermería y en menor medida otras carreras sanitarias, que pasaron a compartir espacio con los de la pública. Ante las quejas de las universidades públicas por la falta de espacio y de sanitarios disponibles, la Generalitat valenciana prohibió en 2016 a los alumnos de los campus privados la posibilidad de hacer prácticas en su red sanitaria. Pero una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia valenciano obliga al Ejecutivo autonómico a volver a admitirlos. Los problemas afectan, sin embargo, al conjunto de España debido al rápido aumento del número de facultades, que en una década han crecido casi un 50%, hasta sumar 42. Y al hecho de que la enseñanza se vuelve cada vez más práctica.
Las situaciones más complicadas se han dado en Comunidad Valenciana y Murcia, donde los Gobiernos autonómicos del PP introdujeron a las universidades privadas en su red sanitaria. La convivencia con los de la pública, afirma Rafael Ballester, responsable de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Jaume I de Castellón, ha sido muy difícil. “Dicen que cabemos todos, pero no es cierto. Los clínicos se han saturado con tanto alumno. Además, las privadas ofrecen condiciones a los médicos que nosotros no podemos darles. Ellas pueden pagarles por hora y nosotros no, porque tenemos la capacidad de contratación muy limitada”.
David Armero, decano de Enfermería de la Universidad de Murcia, que es pública, afirma: “Nos ha pasado que jefes de servicio nos han dicho: 'A vuestros alumnos no los quiero. Prefiero a los de la privada, porque pagan'. Tenemos muchos, muchos problemas para cubrir las prácticas”. Y Carmen Robles, decana de Medicina en la misma universidad, señala que en su facultad tuvieron que hacer huelgas y manifestaciones para que el Gobierno regional reservase a sus alumnos tres hospitales públicos, acabando con una tormentosa coexistencia con los de la privada Universidad Católica San Antonio. Pero ese acuerdo expirará pronto y no está claro que se renueve.
Los responsables de otra universidad católica, la San Vicente Mártir, propiedad del Arzobispado de Valencia, consideran que sus alumnos tienen el mismo derecho que los de la pública a hacer prácticas en los centros sanitarios públicos. Julio Fernández, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, que reúne a 98 facultades públicas y privadas, considera, en cambio, que las disfunciones son habituales cuando en un centro sanitario coinciden alumnos de instituciones académicas diferentes, y que las públicas deben tener preferencia para hacer las prácticas en los centros públicos.
221.000 médicos en activo, 42.000 estudiantes
En el resto de España las universidades privadas han tendido a suscribir convenios con hospitales privados. O con públicos en los que no había ya alumnos de otra universidad. Pero las prácticas representan también un problema cada vez mayor por el fuerte aumento de facultades, que han pasado de 28 a 42 en una década. El incremento ha venido de las privadas, que desde 2005 han pasado de una a 10. Pero también del lado de las públicas. El resultado es que hoy suman 42.000 estudiantes, cuando en toda España hay 221.000 médicos en activo, resalta Pablo Lara, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina y responsable de la titulación en la Universidad de Málaga.
De los seis cursos de la carrera, los alumnos pasan el último completo rotando por los servicios de un hospital en casi todas las facultades. Pero los estudiantes también realizan prácticas, en periodos más breves, en tercero, cuarto y quinto. Y algunos campus han adelantado el contacto con los centros sanitarios a primero y segundo curso. "La enseñanza es cada vez más práctica", indica Francesc Cardellach, decano de Medicina de la Universidad de Barcelona.
“El crecimiento de facultades es desmesurado para las necesidades de España”, opina Albert Balaguer, decano de Medicina en la Universidad Internacional de Cataluña, que es privada. Y Laura Martínez, presidenta electa del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina considera que el aumento constante —hay tres nuevas aperturas planteadas en Bizkaia, Navarra y Alicante— está afectando a la calidad de las prácticas y a la calidad asistencial.
Las facultades públicas encaran el problema añadido de que la próxima década se jubilará cerca de la mitad de sus 2.000 docentes fijos —catedráticos, titulares y contratados doctores— que trabajan simultáneamente dando clases y como médicos en los hospitales y representan la estructura estable en torno a la cual gira la enseñanza práctica. “Acreditarse como profesor es más difícil que hace unos años y no hay relevo generacional”, advierte Juan Antonio Vargas, decano de la Autónoma de Madrid.
Formar alumnos a cambio de usar la piscina
Uno de cada seis médicos españoles en activo participa en la formación práctica de estudiantes en centros sanitarios. En total, unos 38.000. De ellos, algo más de 2.000 son fijos: catedráticos, profesores titulares y contratados doctores que ganan entre 4.000 y 2.200 euros al mes. Otros 10.000 son profesores asociados, con salarios de algo más de 200 euros. El resto, 26.000, hacen de tutores de alumnos sin cobrar. “Las facultades públicas los motivamos como podemos. Les damos acceso a las piscinas e instalaciones deportivas universitarias. Pero está claro que lo hacen por compromiso con la formación”, afirma Rafael Ballester, decano en la Jaume I de Castellón. “No podemos pagarles a todos, la universidad se arruinaría”, añade su colega de la Universidad de Murcia, Carmen Robles.
Las privadas sí pagan por horas. La Generalitat valenciana considera que sus sanitarios no pueden cobrar de las universidades privadas durante su horario laboral. Un criterio compartido por la Secretaría General de Universidades que el Tribunal Superior valenciano ha rechazado.
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