“La situación es crítica. Estamos al límite”
Uno de los químicos más citados del mundo reclama a los responsables políticos que decidan lo que quieren hacer con la ciencia y el CSIC
Avelino Corma, con sus más de 900 artículos publicados en revistas internacionales, es uno de los ocho químicos más citados del mundo. Las últimas noticias sobre la viabilidad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) le han sorprendido en un congreso en Moscú. “La situación es crítica, estamos al límite”, relata por teléfono el fundador del Instituto de Tecnología Química (ITQ), entidad mixta del CSIC y la Universitat Politècnica de València, que cuenta con el sello de excelencia Severo Ochoa.
El CSIC tiene una caja única donde los centros depositan los fondos que obtienen. A esta cuenta es donde se destinan los entre 300.000 y 400.000 euros que el ITQ genera anualmente en derechos por patentes. O los que consigue de proyectos de investigación, de ayudas europeas u otros fondos, como la donación que hizo el propio Corma de 100.000 euros de un premio que ganó hace dos años.
“Como el Gobierno no ha hecho frente a sus compromisos con el CSIC, el Consejo no ha tenido más remedio que consumir estos fondos si no quería cerrar las puertas”, comenta. “Nos hemos quedado sin cartilla de ahorros y con la hipoteca por pagar”, dice a modo de metáfora. “Yo calculo que el CSIC nos deberá 1,5 millones de euros”. Como consecuencia de los recortes, el personal del instituto se ha reducido de 180 a 150 en dos años. “Con este dinero [los ahorros consumidos por el Consejo] cofinanciamos contratos Ramón y Cajal, ¿cómo vamos a hacer frente a esto?”, se pregunta. “El mensaje que lanzamos a la gente joven es durísimo y muy triste”.
Además, Corma relata que, entre otros aspectos, la falta de fondos está afectando a distintos programas de investigación o a la falta de renovación de equipos científicos. “Seguimos a base de más esfuerzo y de conseguir más proyectos, pese a contar con menos gente, pero estamos al límite”, insiste.
“Es un completo despropósito reducir la I+D”, comenta. “El Gobierno tiene la obligación de decir qué quiere hacer con la ciencia y con el CSIC”, explica. “Yo, por mi parte, voy a seguir luchando, buscando más recursos y formando a más gente. Por eso tengo derecho a pedir a los responsables políticos que hagan lo mismo, y si no están dispuestos a hacerlo, que lo digan”, plantea. “Y no son palabras vacías, lo demuestro cada día”.
Corma acumula una veintena de premios y nueve honoris causa. De todos sus reconocimientos, destaca su ingreso en la prestigiosa Royal Society de Londres, la sociedad científica más antigua de Reino Unido, fundada en 1660. “Es impactante firmar en un libro de ingreso en el que estamparon su firma Newton o Darwin”, señala. La situación de la ciencia en España suele ser un tema de conversación recurrente entre sus colegas. “No se explican el caso de España y los problemas por los que estamos atravesando”, apunta. “No solo Alemania, también Holanda, Francia, Dinamarca, Suecia o Inglaterra, que no está pasando por una situación boyante, han mantenido los recursos que destinan a la investigación. Es una cuestión de prioridades”.
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