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Expertos británicos culpan a la normativa de la UE del fraude de la carne de caballo

La prohibición de una técnica para producir preparados cárnicos a bajo coste ha empujado a la industria a buscar materia prima barata por otros medios

Un supermercado de la cadena Tesco en Londres.
Un supermercado de la cadena Tesco en Londres.ANDY RAIN (EFE)

El escándalo de la carne de caballo en Reino Unido "puede deberse en gran parte a una normativa europea que obligó el año pasado a modificar la legislación británica y que empujó a la industria cárnica británica a buscar proveedores en el extranjero". Así lo asegura Mark Woolfe, que dirigió durante una década el programa de control de la agencia de regulación de alimentos británica (FSA, por sus siglas en inglés).

La Comisión Europea estableció en 2012 que la carne recuperada del hueso mediante una técnica de extracción conocida como desinewed meat (DSM, por sus siglas en inglés) no podía etiquetarse como carne envasada. La prohibición de esta técnica, que permitía producir a bajo coste toneladas de hamburguesas, salchichas y otros preparados cárnicos, ha empujado a la industria a buscar materia prima barata por otros medios, lo que ha podido ser la causa de que en las últimas semanas estén apareciendo en varios países europeos trazas de carne de caballo en productos supuestamente de vacuno.

“Es un riesgo obvio. Las empresas buscan siempre un precio reducido y esto da problemas”, explica Mark Woolfe, que presidió el departamento de autentificación alimentaria de la FSA hasta 2009. “En principio no tendría que suponer ningún problema comprar carne en otros países de la la UE porque existe una normativa común. Pero en la práctica, lo cierto es que cuanto más larga y compleja es la cadena de suministro, más complejo se hace el control", añade.

Woolfe recuerda que la industria alimentaria tuvo muy poco tiempo para adaptarse a la nueva normativa. “Se hizo muy mal”, considera. “El Gobierno británico no discutió la decisión de la Comisión Europea, sino que la aceptó enseguida, lo que me parece una vergüenza. Parece que los distribuidores cárnicos aún no han asimilado el cambio", lamenta.

Las dos principales empresas del Reino Unido de producción de carne de vacuno y de cordero abandonaron la su actividad tras la modificación de la normativa, precisa Woolfe. "Hasta el cambio, la mayoría de la carne que contenían los productos de bajo precio procedía de Reino Unido, y por lo tanto era mucho más fácil de controlar", dice. "El cambio probablemente ha contribuido en gran medida a que las empresas de alimentación expriman al proveedor", explica.

Un portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales británico justifica la actuación de su Gobierno. “No cumplir con el cambio de normativa habría implicado una consecuencia devastadora: la prohibición de las exportaciones de carne de Reino Unido a la UE. Hemos trabajado duro para minimizar su impacto en la industria alimentaria. No es correcto afirmar que esto impulsó la contaminación subsiguiente de los productos cárnicos. En cualquier caso, no hay ninguna excusa para que alguien las haya etiquetado mal a sabiendas", señala el portavoz.

no hay ninguna excusa para que alguien las haya etiquetado mal a sabiendas" Portavoz del ministro de Agricultura británico

Michael Walker, un miembro fundador de la Agencia de Estándares Alimentarios que ahora trabaja en un laboratorio químico privado, defiende en cambio la decisión de la Comisión Europea: "Tenemos que ser honestos sobre lo que está pasando con la comida y eso es lo que la CE estaba tratando de hacer."

No obstante, Walker acusa al Gobierno británico de complacencia ante el escándalo de la carne de caballo. "No debemos permitir que esto se diluya sin tomar medidas para evitar que nos vuelva a pasar", afirma. Walker recuerda que ya en 2003 algunos análisis habían detectado carne de caballo y burro en 2003 en productos de vacuno, pero que ello no implicó una investigación a fondo. "Se suponía que el problema había desaparecido, pero lo que pasó es que la ausencia de nuevos análisis se utilizó para inferir que no había problemas", dice.

El doctor Chris Smart, experto en alimentos del instituto de investigación alimentaria Leatherhead, es tajante: "Es una vergüenza que las pruebas por la FSA se hayan reducido. Estoy seguro de que habrá otras crisis durante en los próximos años".

© Guardian News & Media 2013

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