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OBITUARIO

Rolando García, clave en la ciencia latinoamericana

El investigador argentino, que fue discípulo de Piaget, se convirtió en un precursor de la epistemología genética

Alejandro Rebossio
Rolando García.
Rolando García.CLARÍN

La ciencia latinoamericana perdió el pasado 15 de noviembre a uno de sus hombres más prolíficos. El argentino Rolando García, que con Jean Piaget había creado la epistemología genética, falleció a los 93 años en la ciudad de México, donde vivía desde 1980. Este físico-matemático, meteorólogo, filósofo y epistemólogo también se destacó por resistir la Noche de los Bastones Largos, la jornada de 1966 en la que el dictador argentino Juan Carlos Onganía (1966-1970) ordenó el desalojo de las autoridades de la Universidad de Buenos Aires (UBA). García sostenía que la universidad debía ser la “conciencia crítica y política de la sociedad”, un mensaje que lo condujo en dos ocasiones al exilio, la última de forma definitiva.

Nieto de inmigrantes, García había nacido en el entonces pueblo de Azul, en la provincia de Buenos Aires, el 20 de febrero de 1919. Perdió a su padre cuando tenía cinco años y a los 14 debió comenzar a trabajar. A los 17 se graduó de maestro y después hizo el profesorado de Ciencias en la capital argentina. Mientras enseñaba, cursó la licenciatura en Ciencias Físicomatemáticas en la UBA. Consiguió después becas para irse a estudiar a EE UU y en 1948 hizo un máster en Meteorología en la Universidad de California. En esa institución docente también se doctoró en Filosofía. En 1955 regresó a Argentina y dos años después, cuando tenía solo 37, fue elegido decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA.

Fue un decano impetuoso que llegó a ser vicerrector de la universidad porteña. Como tal, promovió la creación de la Ciudad Universitaria, el campus de la UBA; el Instituto Leloir, de investigaciones bioquímicas; el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet, similar al español CSIC) y el Servicio Meteorológico Nacional. Además, fue quien llevó a Sudamérica el primer superordenador, de nombre Clementina. Pero todo aquello acabó cuando la policía lo desalojó junto con otros profesores y estudiantes a base de palos y gases lacrimógenos en la Noche de los Bastones Largos. “¿Cómo se atreve a cometer este atropello? Todavía soy el decano de esta casa de estudios”, dijo García aquella noche a un uniformado. Él encabezó la iniciativa por la que tres cuartas partes de los profesores de la UBA renunciaron a sus cargos como rechazo a la intervención del general Onganía en la universidad.

El exdecano se marchó a vivir a Francia y Suiza, donde conoció a Piaget y se convirtió en su discípulo. Así dio un giro a su carrera y se adentró en la epistemología, siempre con un sesgo inclinado a la Física. En Ginebra también conoció a su esposa, Emilia Ferreiro, con quien tuvo dos hijos. Después de la dictadura de Onganía regresó a su país, pero en 1974, cuando gobernaba el peronismo, debió exiliarse otra vez porque recibió amenazas. Recaló primero en Europa y en 1980, en México, donde se asentó definitivamente. No obstante, solía visitar Argentina.

Activo hasta hace poco tiempo, coordinaba el programa de Investigación Epistemológica de la Ciencia y Sistema de Información y Comunicación en la Universidad Autónoma de México (UNAM) e integraba el Sistema Nacional de Investigadores mexicano. Además, fue designado miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. En Naciones Unidas lideró el Programa Mundial de Investigación Atmosférica, primer monitoreo de la atmósfera con apoyo de satélites. Rolando García era uno de esos hombres de variados conocimientos profundos y posiciones críticas, como los que escasean.

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