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El sabotaje del voraz caracol manzana

Los Mossos sospechan que la plaga que arrasa los arrozales del delta del Ebro es intencionada

Varios caracoles manzana junto a huevas de la misma especie.
Varios caracoles manzana junto a huevas de la misma especie.JOSEP LLUÍS SELLART

En el delta del Ebro, al sur de Tarragona, se repite esta semana una pregunta: “¿Quién podría tener interés en propagar una plaga?”. La cuestión copa las conversaciones de los cosecheros de arroz y de los empresarios del cereal, pero también centra las investigaciones de los Mossos d’Esquadra. El asunto incluso ha activado las alarmas de la Consejería de Agricultura de la Generalitat. En la zona, donde hay 21.000 hectáreas de arrozales, alguien está intentado propagar la plaga que más daña a la agricultura y la biodiversidad del delta: el caracol manzana, una especie invasora de origen sudamericano detectada en los cultivos del territorio por primera vez hace ya tres años, en agosto de 2009, cuando se escapó de una empresa de exportación de animales exóticos.

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Desde entonces su presencia provoca el pánico entre los agricultores; el caracol se come los tallos de las plantas de arroz justo cuando están creciendo. Según cálculos de la Generalitat, en la actualidad hay cinco millones de caracoles manzana campando a sus anchas por el delta del Ebro. Hasta ahora la plaga colonizaba mil hectáreas del margen izquierdo, pero el fin de semana del 28 de septiembre, en plena campaña de siega, el molusco invasor penetró al hemidelta derecho.

La expansión no ha sido casual. Hasta 60 ejemplares de caracol manzana y 16 puestas, cada una de ellas con una media de 300 huevos, fueron detectadas en ocho puntos del interior del margen derecho del Ebro, en su mayoría canales, todos ellos sin conexión entre sí y alejados del río. La Generalitat lo califica de sabotaje, es decir, que alguien en un acto “premeditado y voluntario” ha capturado caracoles, los ha transportado en un recipiente y los ha ido depositando en zonas del interior del hemidelta derecho, donde el caracol no habría podido llegar de manera natural. “Todos nos preguntamos lo mismo; quién puede tener interés en propagar la plaga, y a esta pregunta solo puedo contestar con otra pregunta: ¿quién puede provocar un incendio y quemar miles de hectáreas, poner en riesgo vidas de personas, con los estragos a la biodiversidad que implica? A estas personas irresponsables les mueve lo mismo y tanto la policía como los agentes rurales se están implicando a fondo”, explica Pere Vidal, delegado de Agricultura de la Generalitat en las Tierras del Ebro.

Las primeras investigaciones apuntan a que una sola persona realizó las acciones y la policía ya ha inspeccionado algunos vehículos sin hallar al culpable. “Conoce el territorio porque sabía cómo y dónde hacerlo para provocar el daño”, dice Dani Forcadell, agricultor del delta y responsable del sector del arroz del sindicato Unió de Pagesos. Lo cierto es que tras el sabotaje los temores y las acusaciones veladas recorren el humedal. “Esperábamos que pasara al margen derecho en cualquier momento, pero no de manera intencionada. Ha podido hacerlo cualquier descerebrado y solo lo pillarán si lo cogen in fraganti”, explica Aurelio Tena, un payés del municipio de l’Aldea. Los agricultores coinciden en el desastre económico y medioambiental que podría suceder si no se atajan los focos en el hemidelta derecho porque hay precedentes: las administraciones se han gastado tres millones de euros en controlar la plaga en el hemidelta izquierdo en vano. “Si no consiguen hacer desaparecer los caracoles de la parte derecha y tienen que repartir el presupuesto entre las dos márgenes estaremos perdidos”, alerta Forcadell.

Puesta de caracol manzana.
Puesta de caracol manzana.JOSEP LLUÍS SELLART

Treinta técnicos desplegados en la ribera derecha inspeccionan 975 kilómetros de red hidráulica y 13.000 puntos de regadío. Vaciarán las canalizaciones de forma programada y temporal para retirar los ejemplares de caracol manzana con las manos y con máquinas. Después aplicarán saponina, un veneno natural, y quemarán rastrojos. Todavía no han calculado la factura de este plan. “Lo hemos localizado en un estadio inicial y con la experiencia acumulada, esperamos solucionar el problema en la margen derecha”, cuenta Vidal. Sin embargo, en la ribera izquierda la situación sigue muy complicada. Tanto es así que la Generalitat ha solicitado a la Unión Europea por tercer año consecutivo secar campos durante cinco meses. En algunos arrozales se verterá agua salada porque el tratamiento resultó efectivo el año pasado, aunque ello impedirá cazar. También hay trampas instaladas y se aplica cal viva a los desagües.

El miedo, como las cosechas, es cíclico en el delta del Ebro: el molusco acuático dormita bajo la tierra durante el invierno, pero se despierta con la llegada de la primavera, justo cuando los agricultores siembran el arroz. En una noche tres caracoles manzana pueden comerse toda una parcela del cereal. El animal, presente en numerosos acuarios caseros, se descontrola en el exterior. Puede llegar a medir 10 centímetros, tiene un apetito voraz, repta por el agua a contracorriente, se reproduce a gran velocidad y ningún depredador en el delta puede hacerle frente. La extinción del caracol manzana en las Tierras del Ebro no se contempla a corto plazo. Ahora las esperanzas se centran en las investigaciones policiales para apresar al saboteador y conseguir que la plaga no se descontrole por completo.

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