Ni agua al invasor
La Generalitat ordena desecar 3.200 hectáreas del delta del Ebro para combatir la plaga del caracol manzana
El caracol manzana, especie invasora de gran tamaño y de origen suramericano detectada en los arrozales del delta del Ebro y que amenaza futuras cosechas, se combatirá en seco a partir de diciembre. La Generalitat ya ha dado la orden a los agricultores para preparar la desecación de 3.200 hectáreas de arrozales, más de cuatro veces la superficie que ocupa el barrio barcelonés de l'Eixample.
Tal medida sin precedentes vaciará gran parte de la cara izquierda del delta para eliminar los ejemplares de caracol y sus puestas, detectados el pasado verano y prácticamente imposibles de localizar con los terrenos inundados. La ausencia de agua perjudicará, sin embargo, la fauna avícola de la zona. "Es un sacrificio necesario. Sufriremos una pérdida ambiental para compensar una amenaza ambiental. Todas las entidades ecologistas están de acuerdo", asegura el responsable de Agricultura en las tierras del Ebro, Antoni España.
El plan de la Generalitat requiere el visto bueno de la Unión Europea, que ha dado su conformidad y remitirá su aprobación definitiva la próxima semana. Desaguar los arrozales incumple la normativa europea que obliga a mantener inundados los terrenos entre el 15 de septiembre y el 15 de enero. Durante estas fechas no se cosecha arroz, pero los campos sirven de espléndido cuartel de invierno para las cerca de 200.000 aves de especies migratorias que se refugian en el delta. "Se trata de una fuerza de causa mayor", insiste España. La entidad ecologista SEO Birdlife, una de las más activas en el Parque Natural del Delta del Ebro, también apoya el vaciado de los terrenos. "El caracol manzana también puede producir desequilibrios ambientales y perjudicar otras especies protegidas", alerta la asociación proteccionista.
La Generalitat prevé mantener los arrozales secos cuatro meses. En ese periodo distintas batidas de técnicos, agricultores y voluntarios rastrearán la zona. Para el inicio de la cosecha, a mediados de abril, el terreno debería permanecer libre de esta plaga. "Si no lo eliminamos, las pérdidas en la próxima cosecha serán millonarias", advierte un portavoz de la comunidad de regantes.
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