Las células madre sobreviven hasta 14 días tras la muerte
Un hallazgo abre la puerta a las donaciones de fallecidos
Las células madre mantienen su potencial para convertirse en otros tejidos hasta dos semanas después de que haya muerto una persona. Para ello entran en un estado de latencia en el que reducen al mínimo la actividad y el consumo de energía, según han descrito investigadores franceses dirigidos por Fabrice Chrétien en Nature Communications. Esta capacidad no es igual para todos los tipos de células madre. El trabajo se hizo con las de origen esquelético, mientras que las sanguíneas tienen una capacidad de supervivencia menor, de unos cuatro días, según verificó el grupo francés que trabajaba siguiendo ensayos previos de 2008.
Los investigadores apuntan a que esta posibilidad de resucitar las capacidades de las células madre abre una oportunidad importante con vistas al futuro. Cuando este material biológico sea plenamente utilizable para fabricar tejidos o reemplazar órganos, cualquier persona que fallezca puede ser origen de células madre, lo que supondrá que habrá una fuente casi ilimitada de ellas, y, además, con un mecanismo de extracción y conservación relativamente sencillo.
Una niña sueca de 10 años vive con una vena creada en el laboratorio
Claro que esta aplicación tendría siempre una desventaja: al usar células madre de un donante, el receptor podría rechazar el tejido u órgano que se le trasplantara. Algo que no ocurre si las células madre que se utilizan son del propio paciente. Y eso es lo que han hecho investigadores del hospital sueco de Shalgrenska con una niña de 10 años. La pequeña tenía una insuficiencia hepática porque tenía obstruida la vena porta hepática, que es una de las principales vías de drenaje del hígado. Según publica The Lancet, la niña no podía someterse a algunas de las intervenciones habituales para solventar este problema, como los intentos de reabrir la vena o un autotrasplante con un vaso sanguíneo obtenido de la pierna, por ejemplo. Así que los investigadores suecos le fabricaron una vena de nueve centímetros a partir de sus células madre. Pero la reconstrucción no fue desde cero. Antes hubo que extirpar un trozo de la vena ilíaca a un donante cadáver (un hombre de 30 años), se trató para eliminar las células endoteliales y mesenquimales y estas fueron las que se reconstituyeron a partir de las células madre de la niña. Esta lleva ya un año sin tomar inmunodepresores.
Con este sistema mixto se parte de un molde biológico (el órgano del donante), se trata con un jabón biológico que elimina las células y se queda con la parte estructural más inerte. Sobre esta se siembran las células madre, que reconstruyen el tejido con la ventaja de que ya hay una estructura tridimensional sobre la que trabajar. El método se ha ensayado también para reconstruir tráqueas.
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