Bhopal, una tragedia 20 años después

El 3 de diciembre de 1984 una fuga de gas tóxico en una planta de fertilizantes de la ciudad india de Bhopal dejó más de 7.000 muertos. Pero los efectos del accidente siguen sintiéndose y han causado desde entonces la muerte de otras 15.000 y enfermedades crónicas a 100.000. Hoy, a pocos días del 20 aniversario de la fecha fatídica Amnistía Internacional ha presentado un informe en el que denuncia que la contaminación continúa "arruinando vidas" sin que "nadie rinda cuentas".

El demoledor estudio apunta directamente a Union Carbide, empresa a la que pertenecía la fábrica en el momento el accidente y Dow Chemichals, actual propietaria de la planta, por no haber limpiado aún la zona, pese a las dos décadas transcurridas, lo que provoca que los vecinos de Bhopal sigan contrayendo enfermedades causadas por el agua contaminada. "Dow y UCC no asumen ninguna responsabilidad legal, y la segunda se niega a comparecer ante los tribunales indios para ser juzgada", denuncia el organismo.

Amnistía Internacional asegura que la dramática situación que aún se vive en la ciudad india revela que las empresas y los gobiernos eluden sus responsabilidades y pone de manifiesto la necesidad de establecer normas universales de Derechos Humanos para las empresas. "Una generación después de la tragedia, los supervivientes siguen esperando recibir una indemnización justa y atención médica adecuada", ha señalado el director del Programa de Campañas del organismo, Benedict Southworth.

Pocas investigaciones

El informe denuncia que, "incluso hoy hay muy pocas investigaciones médicas sobre los efectos de la fuga de gas y la contaminación, por lo que se ignora cuáles son realmente". El organismo insta por ello al Gobierno indio a que garantice que Dow limpia el lugar e indemniza debidamente a las víctimas y a hacer una evaluación exhaustiva de los efectos en la salud y el medio ambiente.

Los efectos de la contaminación aún existente se pueden observar incluso en las personas que se trasladaron a Bhopal después de la primera fuga de gas. Shehesta Kureishi, de 35 años, se mudó a la zona cuando se casó, hace ya 12 años. "Hace dos años y medio dejé totalmente de menstruar", explicó a una delegación de Amnistía. También tiene un dolor que se extiende desde la parte inferior de la espalda hasta la ingle. Su hijo Ateeb, de siete años, se queja de dolor en las articulaciones. Los dos han bebido agua contaminada.