Centenares de muertos en la India al producirse una fuga de gases venenosos de una fábrica de pesticidas
Centenares de personas -375, de acuerdo con un primer balance oficial que pueden ascender a más de 600 según los médicos- murieron ayer en la ciudad india de Bophal como consecuencia de una fuga de gas de una fábrica de pesticidas situada en la capital del Estado de Madhya Pradesh, habitada por 700.000 personas. Como consecuencia de la inhalación de gases venenosos, cuya fuga se produjo poco después de la medianoche del domingo, 2.000 personas se encuentran hospitalizadas en estado grave y otras 8.000 han recibido atención médica.
Las calles de Bhopal están cubiertas de centenares de gatos, perros, vacas, búfalos y pájaros muertos por la fuga de gases producida al estallar la válvula de seguridad de un depósito que contenía 30 toneladas de metil isocianato, líquido que se convierte en gas al contacto con el aire a una temperatura de 21 grados centígrados.Durante una hora, según el director de la fábrica, y durante tres horas y media, hasta que se vació el depósito, según algunos afectados, los gases se extendieron por la parte vieja de la ciudad, donde está instalada esta planta química, propiedad de una filial de la norteamericana Union Carbide, que produce pesticidas para la agricultura.
El director de la firma, V. P. Gojale, dijo que el gas causa la muerte a quien lo aspire durante un tiempo relativamente corto. El responsable de Sanidad de Boplial N. Nago, manifestó que el metil isocianato ataca a los sistemas respiratorio y circulatorio y provoca asfixia. "Los síntomas son similares a los de un ataque agudo de asma", señaló.
Algunas personas que vivían a 10 kilómetros del foco emisor se despertaron en medio de violentas toses y principios de asfixia, con los ojos hinchados e irritados y vomitando. Más de 20.000 personas abandonaron la ciudad todo lo rápido que pudieron y hubo numerosos heridos en los accidentes de tráfico que se produjeron.
Una bomba atómica
Inmediatamente después de tenerse noticia de las dimensiones del accidente la policía estableció un cordón en torno a la ciudad, detuvo vehículos e impidió la llegada a Bophal de trenes y aviones. Las autoridades también pidieron por radio calma a la población."Mi vecino entró y dijo que había estallado una bomba atómica", declara Madhu Mishra, profesora en la facultad de Ciencia de la universidad de Bophal, quien rápidamente se sumó a los miles de personas que, en una carrera desenfrenada, se dirigían a un pequeño promontorio de la ciudad para huir de los asfixiantes gases.
"En la carretera había coches, bicicletas, autos rickshaws, cualquier cosa que pudiera moverse camino de lo alto de la colina. Vi a gente que desfallecía ya en la misma cuneta", añade la citada profesora, quien considera que lo más dramático era ver a gente cegada por los gases huir erráticamente tropezando con otros, cayendo e hiriéndose.
Los afectados llegaban a los centros hospitalarios echando espuma por la boca y retorciéndose de dolor. Los médicos se vieron incapaces de hacer frente a la avalancha de víctimas y en poco tiempo se acabaron todos los medicamentos.
Un portavoz policial declaró que seis altos directivos de la planta química -en la que trabajan 800 personas y que produce 5.000 toneladas de pesticida al año- habían sido detenidos y que las autoridades habían abierto una investigación sobre lo sucedido.
Este suceso se produjo a las dos semanas justas de la catástrofe que sacudió a la localidad mexicana de San Juanico, donde 452 personas, según el balance oficial, perecieron tras una serie de explosiones e incendios que destruyeron las instalaciones de gas licuado situadas en este suburbio al norte de la capital mexicana.
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