De La Paloma al Sherry Cobbler, los mejores cócteles para disfrutar junto al mar

Tragos largos con cantidades ingentes de azúcar y mucho hielo pilé. Hasta hace poco tiempo, esta era la imagen que podíamos formarnos de lo que se suponía que era beber un cóctel en un chiringuito frente al mar. Sin embargo, esta visión ha cambiado gracias a nuevos ingredientes y también a la valía de una enorme cantidad de bartenders. Además de un elogioso trabajo por parte de beach clubs inquietos, que quieren ir más allá.

“Siempre me ha gustado innovar en el campo de la coctelería”, reconoce Nicole López (Bolivia, 1993), encargada de las barras en La Milla Marbella (un Sol Repsol), uno de los chiringuitos con más renombre de la Costa del Sol, que desde hace una década apuesta por el producto de cercanía, la mejor materia prima y una mezcla desbordante de creatividad y tradición. El año pasado, por sus mesas y hamacas se paseaba el mismísimo Michael Jordan junto a su mujer, Yvette Prieto.

Entre los cócteles de la carta que pudo probar había muchos clásicos. La Paloma, con su perfecta conjunción entre tequila y limón, es ideal para los momentos de sobremesa; el Southside Fizz, una revisión del Mint Julep surgido en la época de la prohibición, con el añadido del agua con gas, juega genial a la hora del aperitivo; y el Sherry Cobbler, con su decimonónica historia y su guiño a Jerez, no puede faltar en el tardeo, compitiendo con un buen spritz.

“Este año, además de estos imprescindibles, hemos querido hacer nuestros propios tragos de autor, en los que también incluimos alcoholes infusionados, bitters aromáticos y cordiales caseros”, apunta López, que elige un Moscow Mule tuneado como uno de sus favoritos. Su buena mano ha estado agitando cocteleras en estos años por algunos de los mejores espacios de la costa malagueña, de los restaurantes de Dani García a exclusivos mostradores de hotel.