“La automatización promueve la inequidad”

El trabajo necesita otros meridianos y otros paralelos. Estos no funcionan. No desde la interpretación de Mark Graham, profesor de Geografía de internet en la Universidad de Oxford. En diez años, el mundo habrá entrado en una carrera de fondo cuya cinta en la meta son los bajos salarios. Habitaremos una casa aquejada de desigualdad. Pero aún estamos a tiempo de evitarlo. Hace falta trabajo justo, salarios justos y un nuevo reparto de la prosperidad.

P. ¿La automatización del mercado de trabajo fomenta la inequidad?

R. Si no encontramos formas de redistribuir los beneficios que acumularán los propietarios del capital seguramente la automatización del mercado laboral va a promover la desigualdad.

P. ¿Cuál es el mayor riesgo que se corre cuando se trata el trabajo como si fuera un producto que se compra y vende con facilidad?

R. El trabajo no debería ser tratado de esa manera porque detrás existen personas reales. Necesitamos un sistema amplio de protección en el mercado laboral que garantice que los trabajadores puedan prosperar y sobrevivir en una era de intensa competencia por el empleo. Hay que combinar una normativa adecuada y la organización de los propios trabajadores para resistir la erosión en sus condiciones laborales. Por eso, y como las plataformas digitales tienen una regulación laxa, hemos lanzado la Fairwork Foundation con el fin de establecer unos estándares mínimos de trabajo justo que queremos que cumplan.

P. ¿Necesitamos un nuevo contrato social entre trabajadores, Estado y empresa?

R. Absolutamente. Ahora, gran parte del riesgo se está trasladando del sector privado y el Estado a los trabajadores. Tenemos que asegurarnos de que el espacio privado no solo obtenga la recompensa de los beneficios que proceden de los empleados sino que también asuma una cantidad justa de ese desafío.

P. ¿Cómo imagina el mercado laboral dentro de diez años?

R. Sin una regulación más efectiva y sin que los trabajadores tengan la capacidad de una mayor fuerza colectiva. Vamos a afrontar una carrera hacia abajo en salarios y condiciones laborales. No es inevitable. Pero necesitamos una acción sostenida y conjunta de los reguladores y los empleados para crear otro futuro.