_
_
_
_

¿Por qué crece más el registro de dominios .cat que el de los .es?

La juventud relativa de la extensión catalana y el creciente uso de esta lengua en la red explicarían que su crecimiento relativo supere al de la terminación española

Getty Images

Quedan pocos días para que se celebre (o no) el controvertido referéndum independentista del 1-O. Aprovechamos que la cuestión catalana está de actualidad no para hablar del movimiento #FreePiolin o de los cánticos de “¡A por ellos, oé!”, por citar algunas de las ramificaciones más esperpénticas del asunto. Nos fijamos en internet, concretamente en el recorrido de las webs acabadas en .es y en .cat. ¿Cómo están evolucionando? ¿Hay alguna que crezca más que otra?

La respuesta es sí. El registro de dominios .cat avanza a un ritmo más alto que el de los .es, que ya analizamos en su momento. Si en 2016 se crearon un 2,3% más de webs acabadas en ES, las que optaron por la extensión catalana supusieron un aumento del 10,82%, según datos de la Fundació puntCAT, la entidad privada titular del dominio en cuestión. Entidad que fue registrada por la Guardia Civil el pasado 20 de septiembre por haber gestionado la web oficial del referéndum y cuyo  responsable técnico y de proyectos tecnológicos, Josep Masoliver, fue detenido y puesto posteriormente en libertad con cargos.

La situación cambia, lógicamente, al revisar los datos absolutos. Siguiendo con las cifras de 2016, por tomar el último año finalizado, las webs .es sumaron 382.507 nuevas matrículas, mientras que las .cat crecieron en 107.963 efectivos. En cualquier caso, incluso revisando estas cifras, llama la atención que las páginas .cat que vieron la luz en 2016 equivaliesen a más de un 28% de las que se inscribieron con el apellido .es.

Asimismo, y según el último observatorio de la citada fundación (mayo de 2017), la tasa de renovación de los dominios –los que firman un año más de vigencia- supera el 76%, frente al 74,2% de los.uk. La entidad esgrime este indicador como una prueba de madurez de las webs .cat. La compañía Arsys, por ejemplo, oferta el registro del dominio .cat y su mantenimiento durante un año por cinco euros.

¿A qué responde este frenesí por apellidar así las webs? ¿Por qué crecen más los .cat que los .es? Los expertos dan varias razones. Un profesional del hosting que prefiere mantenerse en el anonimato para no pillarse los dedos con la cuestión catalana opina que, como ya ha pasado con otros dominios de nuevo cuño, es normal que las nuevas extensiones crezcan a un ritmo rápido durante sus primeros años de vida, hasta madurar y estabilizar sus cifras. Teniendo en cuenta que los .cat existen desde 2006, y por tanto acaban de rebasar su primera década, sería normal que el crecimiento se mantenga en cifras de dos dígitos.

Fuente: Fundació PuntCAT

Otras opiniones apuntan a la catalanización de la red, que cada vez cuenta con más lectores y usuarios ávidos de navegar con la lengua de Josep Pla. Si los internautas valoran los sitios web en catalán es normal que crezcan, ya sea como forma de entrada exclusiva al dominio o como alternativa a la versión en castellano. “El .cat tiene detrás una gran comunidad lingüística y cultural que quiere expresarse en su lengua, pero que también es consciente de las ventajas objetivas de este dominio, como por ejemplo un mejor posicionamiento en las búsquedas hechas en catalán y la segmentación y penetración de mercados”, ilustra Eduard Martín, CEO de la Fundació puntCAT.

Algo habrán influido también las labores de promoción. En tanto que fundación privada sin ánimo de lucro, los dueños del dominio .cat reinvierten parte de los ingresos obtenidos por el registro y renovación sitios web en “potenciar la sociedad de la información catalanoparlante”.

Quien montaba su propia web no tenía hasta hace poco demasiadas alternativas para diseñar el nombre completo de la url. La extensión quedaba circunscrita al sufijo estatal, en este caso .es, o el .com si cuando mandase el ánimo de lucro, además de .net y .info para otros sites.

La situación cambió en 2013, cuando el ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), la institución internacional responsable de regular los dominios de internet, relajó los requisitos y agilizó los trámites para registrar nuevas terminaciones. Desde entonces proliferan todo tipo de sufijos en las urls, desde .beer hasta .ninja. Esta explosión de dominios podría haber contribuido a ralentizar el crecimiento de los .es. No así el de los .cat, más jóvenes y por tanto vigorosos.

Más de 20 años de recorrido

El germen de los dominios .cat data de 1995, cuando un grupo de internautas se puso a maquinar cómo lograr esa extensión (aunque en un primer momento la batalla fue por el dominio .ct). Años más tarde se fundó la Associació puntCAT, que en 2004 presentó la candidatura del .cat al ICANN, el regulador de Internet. La propuesta se aprobó y el dominio catalán vio la luz en 2006, gestionado por la Fundació puntCAT, que además de gestionar la extensión vela también por la difusión y el uso de la lengua catalana en la red. El dominio .cat fue el primero concedido a una comunidad lingüística.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_