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La izquierda cierra ‘in extremis’ un pacto de Gobierno valenciano

Los tres líderes políticos Ximo Puig, Mónica Oltra, y Rubén Martínez Dalmau desbloquearon el pacto minutos antes de iniciarse la sesión de investidura

En foto: Mónica Oltra, Ximo Puig y Rubén Martínez Dalmau, en Alicante. En vídeo, retransmisión en directo del debate de investidura.Vídeo: PEPE OLIVARES / VIDEO: CORTS VALENCIANES

Solo unos minutos antes del inicio de la sesión de investidura se desbloqueó ayer la negociación entre los socialistas, Compromís y Unides Podem para formar un Gobierno progresista en la Generalitat valenciana. Los tres líderes políticos, el presidente Ximo Puig, la vicepresidenta Mónica Oltra, y Rubén Martínez Dalmau, se reunieron tras momentos de verdadera tensión y pactaron una segunda vicepresidencia verde, que coordinará las políticas medioambientales del Consell y dirigirá la formación morada, lo que permitió un acuerdo en el límite.

Sólo ante la posibilidad del abismo y del cruce de acusaciones sobre la responsabilidad del fracaso, se ha alcanzado un pacto cocinado a lo largo de 13 días y ocho reuniones por las delegaciones de cada partido. El discreto café de las nueve de la mañana entre los tres líderes despejó el nubarrón de las competencias que cada uno de los grupos desempeñará en el Botànic II, la segunda parte del actual Gobierno entre el PSPV-PSOE y Compromís con la ampliación de Unides Podem y Esquerra Unida (EU).

Los socialistas (con 27 diputados) ocuparán seis consejerías, incluida la del presidente Puig; la coalición valencianista (17 escaños), cuatro carteras con la vicepresidencia primera que ocupa Oltra, y la de Podemos y EU (ocho escaños), dos carteras, con la vicepresidencia segunda que desempeñará Martínez Dalmau. La izquierda suma 52 diputados frente a los 47 del bloque de la derecha.

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Tras su discurso de investidura, Puig le quitaba importancia a las tensiones de las últimas horas y recordaba que también los grandes acuerdos en la Unión Europea se forjaron de madrugada, en el último suspiro. Pero ni él, ni Dalmau ni Oltra, ni sus colaboradores, podían ocultar la larga noche vivida después de que Unides Podem se levantara a mediodía del martes de la mesa de negociación y amenazara con no votar la investidura este miércoles. El lunes, lo había hecho Compromís.

Para ganar tiempo se optó por echar mano del reglamento de las Cortes y su presidente, Enric Morera, de Compromís, aplazó la sesión de investidura después de la intervención de Puig. De ese modo, ayer se continuó cerrando los flecos del acuerdo y se escenificó la firma del Botànic II en el castillo de Santa Bárbara de Alicante. En el 2015, el sello del pacto se celebró en el Jardí Botànic de Valencia. Hoy se reanudará la sesión de investidura con las intervenciones de todos los grupos y la votación final.

El PSPV y Compromís ocuparán las carteras de mayor rango, con la mayor parte de las competencias que han venido desarrollando hasta ahora, si bien la coalición valencianista se queda sin la consejería de Transparencia y Cooperación que pasa a Unides Podem con el nombre de Memoria democrática. Los socialistas, que ganan una consejería, ceden a la formación morada Vivienda que formará parte de la consejería y vicepresidencia segunda de Dalmau. Las competencias sobre cambio climático las conserva Compromís pero serán coordinadas por el líder de Unides Podem.

El PP critica el “acuerdo de los sillones”

El PP, Ciudadanos y Vox, las tres formaciones de la oposición en las Cortes Valencianas —con 47 de 99 escaños [el bloque de la izquierda les ganó por 40.000 votos el pasado 28-A]— redujeron el pacto in extremis de las tres formaciones de la izquierda a un mero reparto del poder institucional. "Ya no es el pacto del Botánico sino el de los sillones", criticó la portavoz popular, Isabel Bonig. "De auténtica vergüenza", calificó el líder de Cs, Toni Cantó, la suspensión del pleno de investidura del presidente 24 horas "solo para que el tripartito se haga una fotito" en Alicante, donde se selló el pacto ayer por la tarde. Y en Vox, formación que accede por primera vez al Parlamento autonómico con 10 diputados, su portavoz, Ana Vega, se refirió a la puesta en escena del acuerdo como "un espectáculo bochornoso y vergonzoso de la izquierda".

Se mantiene la estructura de mestizaje del Botànic en el segundo y tercer escalón de las consejerías, sobre todo con representantes del PSPV y de Compromís, con mayor respaldo electoral.

“Los ciudadanos nos han elegido para solucionar sus problemas, no para crearlos”, dijo Puig en su discurso. Añadió que su principal objetivo es conseguir un nuevo modelo de financiación autonómica. “Una financiación justa para los valencianos será guía, norte y prioridad absoluta en esta legislatura”, dijo.

Ya en la Alicante, la vicepresidenta en funciones, Mónica Oltra, manifestó que hubiera ido “a todos mejor” si los gobiernos de España “tomaran ejemplo de los gobiernos a la valenciana”. “No queremos dar lecciones a nadie, pero creo que somos un modelo exportable y admirable”, razonó. Dalmau reiteró que es “el inicio de un gobierno de progreso, el más importante de la historia política valenciana”.

Ahora se multiplican las elucubraciones sobre posibles titulares de las 12 consejerías que sostendrán el Gobierno valenciano. El presidente socialista quiere premiar a Manuel Mata, que puede ser una de las novedades del ejecutivo. Cesaría como portavoz del grupo socialista y le sustituiría Ana Barceló, consejera de Sanidad, que pasaría a ser la alcaldesa de Quart de Poblet, Carmen Martínez. Todo apunta a que repiten los socialistas Vicent Soler (Hacienda) y Gabriela Bravo (Justicia e Interior), y Vicent Marzà, de Compromís (Educación, Cultura y Deporte). Se especula con la incorporación de Mireia Mollá, de Compromís, a Agricultura y Medio Ambiente.

Lucha contra el cambio climático y financiación justa

Las tres formaciones cerraron a principios de semana un programa de legislatura, con seis grandes ejes y 132 medidas, que profundizan en la lucha contra el cambio climático, en las políticas sociales y de igualdad, y que cierra un capítulo de reivindicaciones al Gobierno español.

El Botànic II anuncia una ley para avanzar en la descarbonización y propone reducir un 40% las emisiones contaminantes en 2030, así como que el 100% de la energía provenga de fuentes renovables en 2050. También se crea la Agencia de Cambio Climático, que presidirá Unides Podem dentro de una cartera gestionada por Compromís.

Desarrollará además el Pacto contra la Violencia de Género, consolidará la Renta Valenciana de Inclusión e insistirá en una ley de Función Social de la Vivienda, con un impuesto a los pisos vacíos, que penalizará, sobre todo, a bancos e inmobiliarias. Cuando acabe la legislatura, el presupuesto de la Generalitat para cooperación internacional deberá llegar al 0,4%.

También aparecen otros objetivos que quedaron aparcados la pasada legislatura, como la rebaja de la ley electoral, un pacto por la Justicia o una nueva reforma del Estatut d'Autonomía para ampliar los derechos de los valencianos.

El último capítulo de este programa de legislatura prevé una decena de medidas como la reforma inmediata del sistema de financiación —que expiró en 2014 y se ha prorrogado desde entonces—, la regularización de la deuda histórica, la gratuidad de la AP-7, el traspaso de las competencias del Estado en las Cercanías y la defensa y aplicación del derecho civil valenciano.

La tasa turística, que proponía Unides Podem, se ha quedado fuera del documento por falta de acuerdo entre los socios.

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