Puigdemont ofrece a Arrimadas “una entrevista cordial” en Waterloo y Ciudadanos la rechaza

Waterloo es desde hace poco más de un año la nueva meca del independentismo. No faltan simpatizantes desviando sus vehículos hacia allí durante sus vacaciones en Bélgica u Holanda para hacerse la foto como si de una atracción turística se tratara. Y raro es el dirigente nacionalista con algo de poder que no ha realizado la correspondiente visita a la denominada Casa de la República para intercambiar impresiones con el expresidente catalán Carles Puigdemont, huido de España hace ya 16 meses. El inmueble también es un símbolo —de muy distinto signo— para sus detractores, y como tal, hasta allí se desplazará este domingo la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, con el objetivo declarado de "recordarle a Carles Puigdemont que la república no existe y que no es presidente de nada". La respuesta del inquilino de Waterloo llegó ayer desde un acto en Amberes. "Si quiere una entrevista cordial no tengo ningún problema en hablar con la señora Arrimadas", espetó Puigdemont.

Fuentes de Ciudadanos ya han replicado que rechazan la invitación. El cara a cara a las puertas de la mansión resultaba antes de esa declaración del todo improbable. Al menos no de forma voluntaria —saber en qué términos transcurriría el diálogo si Puigdemont sale a su encuentro pertenece al terreno de la imaginación—. Ciudadanos, que utiliza recurrentemente el calificativo de golpista para referirse a Puigdemont, no quiere convertir al político fugado en un interlocutor legítimo. Y así lo muestran los precedentes. La eurodiputada de Ciudadanos Carolina Punset se desplazó en coche oficial junto a su marido para ver a Puigdemont "por curiosidad intelectual" el otoño pasado, y la cita le costó el puesto.

A poco más de dos meses de las elecciones, cada gesto gana importancia. El disputado voto de la derecha, cortejado por Vox, Partido Popular y Ciudadanos, genera competencia entre las tres fuerzas por presentarse como la que mejor encarna la defensa de la unidad de España. La intención de Arrimadas, que ultima el salto a la política nacional, es visibilizar con la foto de Waterloo la ficción de las instituciones paralelas creadas por el independentismo en el exterior, cuyo máximo exponente es el llamado Consejo de la República. Así lo quiso hacer, a su manera, el comediante Albert Boadella en marzo del pasado año, con una performance ante la casa.

"La última diputada de su partido que me vino a ver a la Casa de la República acabó siendo expulsada de Ciudadanos justamente por haberse reunido conmigo", recordó ayer Puigdemont a Arrimadas con sorna. La dirigente naranja no solo visitará Waterloo. En su agenda también aparece un "encuentro ciudadano" en un hotel de Bruselas, en el que intervendrá junto al portavoz de la formación en Cataluña, Carlos Carrizosa, y la diputada del Parlament Lorena Roldán. Fuentes de Ciudadanos señalan que en principio no hay previsto ningún encuentro con autoridades europeas.