PP, Ciudadanos y Vox buscan marcar perfil propio para disputarse el voto de derechas
Casado agita un posible pacto de Rivera con el PSOE, mientras este acusa a los populares de entregarse en el pasado al nacionalismo
El enemigo común es doble: Pedro Sánchez y los separatistas catalanes. Pero los adversarios electorales son en realidad quienes están dispuestos a pactar tras las elecciones. El PP, Ciudadanos y Vox, las tres formaciones abiertas a acordar para desalojar al PSOE de La Moncloa, empiezan a marcar diferencias entre sí para atraer el voto del electorado de centroderecha. El PP agita un posible pacto de Ciudadanos (Cs) con el PSOE, mientras el partido de Rivera acusa al PP de entregarse en el pasado al nacionalismo.
Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal coinciden en la respuesta ante el conflicto catalán. Los líderes del PP, Ciudadanos y Vox apuestan por una intervención de la autonomía vía artículo 155 prolongada en el tiempo y más dura que la anterior, y rechazan el diálogo con los independentistas. Solo Vox pide además la supresión de las comunidades autónomas. Pero con una sintonía tan importante en el que será uno de sus principales ejes de campaña, los tres partidos que se disputan el voto de centroderecha tienen que marcar perfil propio para ganar la batalla electoral. Los ataques cruzados ya han comenzado.
Abierta la disputa electoral, se ha acabado la tregua entre el PP y Ciudadanos, que hasta ahora evitaban atacarse con el foco puesto en el Gobierno socialista. Casado y Rivera han inaugurado los reproches mutuos, de momento de forma sutil y sin nombrarse directamente. Sus segundos espadas sí son más directos.
El líder del PP agitó el domingo en un acto en Madrid el fantasma del pacto entre Ciudadanos y el PSOE, aunque Rivera ha arrancado la campaña con el compromiso de intentar mandar al PSOE a la oposición. Casado se refirió, sin nombrar a Ciudadanos, a “un partido que dice que aún no ha decidido si va a pactar con el PSOE, y no lo ha descartado”. Junto a él, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusó a Ciudadanos de ser “naranja por fuera y rojo por dentro”. La metáfora, que jugaba con el color naranja con el que se identifica Ciudadanos, sonó, eso sí, muy inspirada en Vox, que ya había llamado al de Rivera “el partido pomelo”.
El candidato de Ciudadanos explota por su parte dos puntos débiles de los conservadores. Uno, sus pactos en el pasado con los nacionalistas. Como en el mitin del PP, Rivera no fue el líder el más explícito, sino la portavoz en Cataluña, Inés Arrimadas. “Tanto el PSOE como el PP nos han vendido, nos han entregado como un botín a los partidos nacionalistas”, criticó Arrimadas en Barcelona. "Seamos justos", dijo, "todo lo que está pasando en Cataluña no es solo culpa de Pedro Sanchez". En realidad, la frase escondía un dardo doble. "¿Recordáis la sensación de abandono de diferentes Gobiernos del PP? ¿De cómo nos vendieron, nos silenciaron? Durante tantas décadas". "¡Qué gran idea, señores del PP, el pacto del Majestic!", enfatizó.
El líder de Ciudadanos se centró en el segundo flanco: el de contraponer modernidad con pasado, donde sitúa al bipartidismo. “Estoy cansado de escuchar a Pedro Sánchez hablar de Franco y a Pablo Casado del aborto”, subrayó Rivera.
Rivera presenta el 28 de abril como una pugna entre liberales y conservadores (Ciudadanos y el PP) para echar a Pedro Sánchez. “Lo único que tienen que dirimir los españoles es quién preside ese Gobierno, quién encabeza el proyecto. Si un proyecto liberal, moderno y del siglo XXI, o un proyecto conservador, con cincuenta y tantos casos de corrupción y hablando del aborto y del pasado. Confío en que los liberales somos más”, argumentó el candidato el pasado viernes, cuando Sánchez convocó a las urnas.
El tercer actor en liza, Vox, ataca en un tono más histriónico. El PP es la “derechita cobarde” y Ciudadanos la “veletita naranja”, según este partido ultra, que este domingo centró sus ataques en los populares, en un acto en el que criticó a Díaz Ayuso por querer "adoctrinar" a sus hijos, al haber permitido, cuando era consejera con Cristina Cifuentes, que se aprobara en Madrid una ley que daba "vía libre a talleres LGTB en los colegios madrileños". Casado, por su parte, marcó distancias con Vox subrayando su europeísmo. Rivera, de momento, los ignoró. La batalla solo acaba de comenzar.
Con información de Àngels Piñol.
Pagazaurtundúa, eurodiputada de UPyD, irá en la lista de Ciudadanos
La alianza que no pudo fraguarse en 2014 está próxima ahora, cuando la formación UPyD está ya prácticamente desaparecida, aunque resiste con algunos cargos públicos y referentes. El partido que promovió Rosa Díez negocia con Ciudadanos una colaboración electoral para las próximas elecciones, según confirman fuentes de la dirección de la formación de Albert Rivera. El acuerdo supone que algunos de los cuadros de UPyD se incorporarán a sus listas. La única eurodiputada que tiene la formación, Maite Pagazaurtundúa, es una de esas incorporaciones.
La alianza no sería técnicamente una coalición electoral, según estas fuentes, sino que UPyD apoyaría públicamente a Ciudadanos y algunos de sus miembros se integrarían en las listas como independientes. Pagazaurtundúa es el cargo más relevante que aún conserva el partido centrista, e irá en la lista de Ciudadanos para las elecciones europeas, según confirmó ayer Luis Garicano, número uno de Rivera al Parlamento Europeo. Pagazaurtundúa perdió a un hermano, asesinado por ETA, y ha sido presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo.
En 2014, últimas elecciones europeas, UPyD logró algo más de un millón de votos y cuatro eurodiputados: Pagazaurtundúa, Francisco Sosa Wagner, Fernando Maura y Beatriz Becerra. Solo la política vasca permanece en el partido; los otros tres parlamentarios abandonaron sus filas. Sosa Wagner lo hizo ese mismo año, y fue sustituido por Enrique Calvet, quien también terminó abandonando.
La decisión de UPyD de promover una alianza con Ciudadanos es impulsada por el fundador del partido Fernando Savater. El filósofo ha participado recientemente en actos de Ciudadanos, como el que se celebró en Alsasua (Navarra) el pasado noviembre. La cofundadora Rosa Díez, ahora alejada de la vida política, ha sido, no obstante, muy crítica con Albert Rivera.
En 2014 fue Díez una de las más reticentes al acuerdo con Ciudadanos. Desde entonces, la formación entró en una espiral de crisis que prácticamente llevó a su disolución, aunque ha seguido presentándose a las elecciones. En las últimas generales perdió su representación en el Congreso. En las andaluzas alcanzó la escasa cifra de 6.339 votos.
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