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Rajoy solo pedirá el rescate del BCE cuando Merkel le dé luz verde

Alega que “no es oportuno” acogerse al programa de compra de deuda del banco

Miguel González
Rajoy, en la conferencia de prensa que dio ayer en Bruselas.
Rajoy, en la conferencia de prensa que dio ayer en Bruselas.REUTERS

Mariano Rajoy no considera necesario pedir el rescate. Al menos, no por ahora. Aunque tampoco lo descarta. El presidente del Gobierno contestó ayer desde la más tópica tradición gallega a la pregunta de cuándo dará finalmente el paso de pedir la ayuda del Banco Central Europeo (BCE) para reducir la prima de riesgo, tal como le vienen reclamando algunas de las principales empresas españolas, asfixiadas por los costes financieros. “Cuando les convenga, y si les conviene, a los intereses generales de España. De momento no nos ha parecido oportuno hacerlo, pero es posible que nos parezca oportuno más adelante. O no”, dijo en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo.

Fuentes gubernamentales descifran, negro sobre blanco, el trabalenguas de Rajoy. “España no pedirá el rescate hasta que Merkel dé luz verde”. La razón es obvia: la solicitud debería ser aprobada por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con el 85% de los votos. Y el Gobierno alemán tiene poder de veto en la dirección de dicho fondo. Pedir el rescate para que sea rechazado es un paso en falso que Rajoy no se puede permitir.

Merkel, explican las mismas fuentes, no considera necesario ni oportuno que España pida el rescate en este momento. Y no solo porque le faltan apenas diez meses para someterse a las urnas y sabe que a sus electores no les gusta que sus impuestos se destinen a resolver los apuros de los vecinos del sur de Europa. El Parlamento alemán también tendría que aprobar la petición española y los socios liberales de Merkel están radicalmente en contra, así que esta debería apoyarse en la oposición socialdemócrata. Todo un engorro en plena precampaña electoral para una canciller convencida de que lo que debe hacer España es perseverar en la senda de las reformas estructurales y los ajustes.

Si a pesar de todo Rajoy optara por pedir el rescate en las actuales condiciones, estiman las mismas fuentes, probablemente Merkel acabaría dando su brazo a torcer, pero le haría pagar el mal trago con la imposición de condiciones leoninas.

Ahora bien, una cosa es no pedir la ayuda y otra descartarla. “El rescate es como la bomba atómica. Su poder disuasorio se basa en que exista sin tener que usarla”. Fuentes gubernamentales estiman que el mero anuncio del programa OMT (compra de bonos) por parte del presidente del BCE, Mario Draghi, en agosto pasado, ha sido suficiente para situar en unos 450 puntos el techo de la prima de riesgo española. No es una posición cómoda, pero sí soportable, al menos para el Tesoro Público, que ha conseguido hacer caja con las subastas de bonos de los últimos meses.

Pero si la prima de riesgo volviera a dispararse hasta los 700 puntos, como sucedió en julio —lo que no es descartable si se agudiza la inestabilidad política en Italia—, Rajoy no tendría más remedio que pedir un salvavidas y tanto Merkel como el BCE tendrían que prestárselo sin rechistar. Porque sería toda la zona euro, y no solo España, la que entraría en zona roja.

El problema es que, aunque el Estado central pueda navegar en medio de la marejada financiera —y las comunidades autónomas, con la respiración asistida del FLA—, no sucede lo mismo con las empresas españolas, obligadas a pagar intereses muy superiores a los que soportan sus competidoras extranjeras. Fuentes gubernamentales admiten que son reiteradas las demandas de las firmas del Ibex 35 para que España pida el rescate. “Muchas están fuertemente endeudadas y se enfrentan a altos costes al renegociar los créditos”.

Pero si hay rescate, advierten las mismas fuentes, esas firmas también sufrirían las consecuencias. Sería muy difícil, alegan, mantener el actual blindaje que dificulta el control de las empresas cotizadas por parte de socios hostiles. Esta cláusula, que el PP reintrodujo en junio pasado después de que el PSOE la eliminase en 2010, sirve de escudo ante el capital extranjero en un momento en que el valor bursátil de las empresas se ha desplomado por la crisis. La UE siempre la ha visto con recelo y no resistiría el examen de los hombres de negro.

Apoyo a Wert y Gallardón

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no quiso ayer pronunciarse sobre el pacto entre CiU y ERC, alegando que no sabe si es definitivo, pero sí dejó claro que le preocupan algunas de las cosas que ha leído del documento y que no puede estar de acuerdo con ellas. Ni una palabra más.

Más locuaz se mostró al defender a dos de sus ministros más cuestionados: los de Justicia y Educación, Alberto Ruiz-Gallardón y José Ignacio Wert, respectivamente. Calificó de “sensata y equilibrada” la nueva ley de tasas y adujo que los usuarios de la justicia solo pagarán el 10% de su coste. Gallardón, agregó, “cuenta con el respaldo del Gobierno y de su presidente”.

Rajoy descartó también el relevo de Wert y adujo que, a la vista de los resultados del informe PISA, lo menos que puede hacer es “intentar mejorar la calidad de la educación”. Tras negar que la reforma del sistema educativo suponga un ataque al catalán, subrayó que su objetivo es que “se respeten los derechos individuales”.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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