La fotógrafa que se lleva de gira la alegría maliense
Fatoumata Diabaté, una de las diez mujeres de África Occidental seleccionada por la Unesco como modelo creativo, aterriza por primera vez en Latinoamérica con su estudio itinerante de retratos, al estilo de su maestro Malick Sidibé, tras pasar por diversos lugares del mundo. Quiere cambiar la narrativa sobre su país natal y acercar África a todos
Asegura que fue Colombia quien la eligió a ella, que apenas escuchó “el llamado”. La fotógrafa maliense Fatoumata Diabaté (41 años, Bamako), una de las 10 mujeres de África Occidental reconocidas por la Unesco como modelo del dinamismo cultural del sector creativo, llegó al país andino por primera vez el pasado 14 de octubre con una iniciativa que tiene algo de revolución y de juego: un estudio itinerante en el que acercar la alegría de su país. “Malí no es lo que todos piensan; es color, hospitalidad, juego y alegría. La gente que llega bloqueada en su propia alma, descubren eso en apenas unos minutos”, explica sentada en una preciosa silla de madera negra en la que posan los viandantes curiosos que se acercan al puesto.
Aquí, el pasado fin de semana y a las puertas del Museo Nacional, se plantó un camerino al aire libre repleto de telas y coloridos accesorios africanos que acercaron a Bogotá algo de la infancia de esta reconocida retratista. El objetivo es ambicioso: cambiar la narrativa de su país natal. Para ello, recurre a la nostalgia de los años 50, 60 y 70 en la que la gente acudía a la fotografía para “cosas importantes”: “Encontré un álbum de mis padres y pensé, no solo los músicos pueden hacer creaciones retros. Nosotros, los fotógrafos, también”.
Así nace desde 2013 el estudio itinerante que ya ha recorrido Senegal, Malí, Francia, Etiopía, Austria, China, Alemania y ahora Colombia y varios eventos culturales y festivales como el de la Fundación Cartier en 2018, los Rencontres de la Photo d’Arles en 2019 y la Sasion Afrique 2020-2021. De esta manera, revive la técnica que en el momento dorado de la fotografía africana llevaron a cabo artistas como Malick Sidibé, Mama Casset o Seydou Keita. “Cuando creé este proyecto sentí la misma nostalgia en las personas que participaban”, cuenta. Como anécdota, una mujer que se acercó con una cinta de cassette para poner a funcionar la radio que hace parte del escenario. “Eso es lo que quiero que pase. Lo lindo de esto es la interacción”.
Tenemos mucho que contarle al mundo. Mi secreto es rodearme de mujeres talentosas y apasionadas. Hay muchos proyectos esperándolas
Para la artista es clave que se genere un espacio de horizontalidad. “Da igual quién eres. Se te pone el mismo turbante y las mismas gafas, si eres un presidente como si eres un trabajador más”, narra sonriente, consciente de que la fotografían. Los visitantes reciben la imagen impresa en blanco y negro, gratuitamente, unos minutos después del retrato. La gira concluyó el pasado 21 de octubre en la capital colombiana, tras la visita a Buenaventura y Cali. “Lo que quiero hacer ahora es descansar (risas) y luego volver. A este y a muchos otros países”.
Nacida en 1980, fue una de las primeras mujeres en comenzar su formación en el Centre de Promoción de Formación Audiovisual – Femmes, Bamako, en 2002. Se convirtió en asistente técnica del laboratorio de fotografía cinematográfica y trabajó allí hasta 2009. Desde entonces, los premios se le han acumulado: ha ganado el galardón de la Creación de África de la Association Française d’Action Artística y ha participado en eventos como el Festival de Fotografía de Gacilly (2017), Voies off des Rencontres d’Arles (2018) y la Bienal de Dak’Art (2018). Además, ha realizado trabajos para la marca de lujo Xuly.Bët, del reconocido diseñador de moda Lamine Kouyaté, maliense residente en Francia; y fue la receptora en 2020 de las residencias fotográficas de Quai Branly.
Los visitantes reciben la imagen impresa en blanco y negro, gratuitamente, unos minutos después del retrato
Un vinilo de James Brown. Una televisión antigua. Una maleta sin ruedas. Flores de plástico. Zapatos antiguos. Turbantes de todos los colores. Collares y gafas de pasta. En este pequeño estudio de un par de metros cuadrados, hay decenas de objetos de época del país de la artista. La fila de curiosos no baja de la decena. Muchos la encontraron por casualidad, otros ya sabían a lo que venían. Divertidos, se dejan vestir por Diabaté, quien chapurrea como puede en español las órdenes: “Mírame así”, “coge las flores amarillas”. Algunos tímidos y otros llenos de actitud se dejan retratar por la presidenta de la Asociación de Mujeres Fotógrafas de Malí, a quien Colombia se le hace muy parecido a su casa. “Me siento muy acogida. Aquí la gente es muy parecida a la de mi país y hay muchos puntos en común como la diversidad cultural y la biodiversidad”.
Mujeres conectando el sur
Esta sinergia se dio gracias a Kitambo, una comunidad, creada en 2018, por Marleen Palmaers y Catherine Dunga, que busca fortalecer la colaboración entre Colombia y países africanos, produciendo proyectos culturales, artísticos y socioeducativos en los que se vinculan artistas contemporáneos al panorama latinoamericano y busca el diálogo entre dos sures.
Preguntada sobre el papel de las mujeres en la fotografía, Diabaté se niega a mostrarse pesimista: “Tenemos mucho que contarle al mundo. Mi secreto es rodearme de mujeres talentosas y apasionadas. En la Asociación de Mujeres Fotógrafas de Malí no somos muchas, apenas 15, pero siempre que proponemos un proyecto interesante, recibimos financiación. Hay muchos proyectos esperando a las mujeres “.
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