‘Burned Souls’, un corto para que las vidas de Baye, Fatoumata, Djoulde, Mame y Boubacar no caigan en el olvido
Hace un año que cinco personas perdieron la vida durante un incendio provocado en una nave industrial abandonada de Badalona donde malvivían cerca de 200 afrodescendientes. El documental denuncia la falta de oportunidades que sufre este colectivo tan vulnerable y los trastornos que les provoca
Mamadou Gieye estaba en su habitación cuando escuchó a alguien gritando por el pasillo: “Nos vamos a morir, nos vamos a morir.” La nave industrial en la que vivía junto a unos doscientos afrodescendientes más padecía problemas de electricidad. Días antes, los cables del cuadro eléctrico empezaron a provocar pequeños cortocircuitos. Sobre las nueve de la noche del 9 de diciembre de 2020 sucedió la tragedia. No tenían nada con lo que sofocar las llamas. El Ayuntamiento de Badalona les había cortado el agua tres años antes y el complejo carecía de extintores. La ropa y la chatarra que acumulaban con el sueño de algún día llevar a África ayudaron a propagar más rápidamente las llamas. Su única escapatoria era una puerta situada en la tercera planta y por la que algunos se lanzaron para sobrevivir.
Así transcurre la primera parte del documental Burned Souls, en el que se reconstruye la noche del incendio en el que hace algo más de un año murieron cinco personas en una nave industrial ocupada en el barrio del Gorg en Badalona. Y lo cuenta de la mejor manera posible, a través de los testimonios de los supervivientes.
“Un día cuando acabé mi turno de trabajo me enteré de que se estaba incendiando la nave y fui corriendo al Gorg a tomar fotos, pero sentí que era inútil porque ya lo estaban cubriendo las noticias”, cuenta Gian Marco Benedetto, codirector junto con Adrià Salido de Burned Souls, un cortometraje disponible en la plataforma Filmin y nominado en festivales internacionales.
Gian Marco había estado siguiendo otras historias por la zona y conocía el barrio. De hecho, su amiga Xiomara ya le había hablado de la nave y las condiciones en las que allí se vivía. Justo después del incendio se dio cuenta de que esta era una historia que debía ser tratada en profundidad, pues la nave llevaba diez años siendo habitada. Una conclusión a la que llegaron ambos compañeros fotoperiodistas que decidieron pasar tiempo con los supervivientes y escuchar sus historias.
“Fui a cubrir el suceso y cuando llegué allí me di cuenta de que no era un incendio fortuito, sino que fue un cúmulo de hechos que se llevaban repitiendo durante meses y años que condujeron a este desastre. Los dos coincidimos rápidamente que era un tema que estaba invisibilizado y teníamos que denunciarlo”, explica Adrià Salido.
La historia personal de Mamadou Dieye, uno de los supervivientes del incendio, sirve de hilo conductor para acercarnos a la realidad que sufren estas personas una vez pisan suelo europeo con la esperanza de mejorar sus vidas.
“Mi primer día, cuando llegué del avión, dormí en Arco de Triunfo (Barcelona) y un amigo que me encontré allí, paisano mío, me dijo que fuéramos a Gorg, que allí había una casa y que había gente que dormía allí, una casa para nosotros, para los negros”, relata Mamadou en Burned Soul.
La historia personal de Mamadou Dieye, uno de los supervivientes del incendio, sirve de hilo conductor para acercarnos a su realidad, una vez pisan suelo europeo
Mamadou ha sido uno de los pocos que se ha atrevido a contar su historia frente a la cámara. Los directores alertan de que otros tuvieron miedo de salir perjudicados si contaban lo que allí sucedió. Otros, temían que sus familias descubrieran la mísera vida que llevan en nuestro país. En un momento de la entrevista, el senegalés se emociona al recordar la promesa que le hizo a su amiga herida mientras intentaba ayudarla a escapar: “Me dijo que, por favor, no la dejara allí sola y yo le dije que no la dejaría sola, que iríamos hasta el final y que saldríamos vivos los dos. Se lo prometí”.
Fatoumata Drammeh dejó su vida en aquel complejo industrial.
Está claro que con Burned Soul, Adri y Gian Marco, han conseguido reconstruir a la perfección la historia del incendio de una manera fiel y lo más objetiva posible. Pero quien piense que este documental se limita únicamente a eso, está equivocado. Los directores van más allá y hacen una radiografía de la situación de unas personas que arriesgan su vida para llegar a nuestro país. Poniéndonos en la piel de Ibrahim que, mediante una llamada telefónica a una inmobiliaria preguntando por los requisitos para alquilar una vivienda, nos presenta las insalvables trabas que enfrentan para encontrar una vivienda digna.
Me dijo que, por favor, no la dejara allí sola y yo le dije que no la dejaría sola, que iríamos hasta el final y que saldríamos vivos los dos. Se lo prometíMamadou Dieye, uno de los supervivientes al incendio
Sin duda, una mirada muy inteligente para denunciar el círculo vicioso en el que se encuentran y el desprecio del propio sistema hacia este colectivo tan vulnerable. Un mazazo de realidad que desmonta el principio de igualdad de oportunidades y derechos que la Unión Europea y nuestra Constitución promulgan.
“Les preguntamos que por qué estaban allí en vez de alquilar un piso y ahí fue donde nos contaron la dificultad. Comprendimos que estaban allí no porque no intentaran encontrar una vivienda sino porque no se lo permitían”, concluye Benedetto.
Una injusticia tan grande que no solo atenta físicamente contra ellos sino también mentalmente. Y es en este punto donde el documental cobra su mayor fuerza. La confianza que ambos periodistas lograron con los protagonistas hizo posible que se abrieran a contar sus problemas psicológicos. Youseff, un joven marroquí, representa lo que la falta de oportunidades puede ocasionar en la salud mental. Frente a la cámara confiesa: “No tengo nada: no tengo dinero, ni amigos, ni familia, ni trabajo, ni papeles... y ahora solo estoy pensando en el suicidio”.
Comprendimos que estaban allí no porque no intentaran encontrar una vivienda sino porque no se lo permitíanGian Marco Benedetto, codirector de 'Burned Souls'
Pero quizás el testimonio más esclarecedor que hace remover la conciencia del espectador sea el siguiente: “No puedo continuar mi vida así. A veces me siento como ‘Vale, déjame tirarme al metro y suicidarme’. Creo que sería lo mejor para mi familia y para el pueblo español porque he hecho todo lo posible para que mi vida esté bien, pero no sé que está pasando realmente conmigo en este país. Necesito ayuda y un psicólogo también porque mi cerebro ya no funciona como antes”.
Los directores consideraron que era importante tratar el tema de la salud mental porque es una consecuencia directa de la falta de oportunidades. Además, están convencidos de que los trastornos que sufren los acabará pagando la sociedad en general y no únicamente aquellos que los padecen.
Este relato critica también la condena al olvido que el sistema de repatriación de cadáveres impone a unas personas que se dejan la piel para conseguir lo que todos queremos: una vida digna. Burned Soul es un esfuerzo para que las vidas de Baye Gueye (Senegal), Fatoumata Drammeg (Gambia), Djoulde Allah (Gambia), Mame Thierno Wagne (Senegal) y Boubacar Hanne (Senegal), fallecidos en el incendio del Gorg, no caiga en el olvido.
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