
¿Evitar el conflicto o poner las cartas sobre la mesa? Manual básico para sobrevivir a las cenas navideñas
Una herencia mal cerrada, una broma fuera de lugar o una conversación política que nadie pidió de postre. Las cenas de Navidad tienen una habilidad especial para sacar a pasear conflictos antiguos y tensiones latentes. El resultado puede ser entrañable… o un pequeño desastre emocional.
Y no es casualidad. Según la psicóloga Mar Ricart, las celebraciones funcionan como un “espacio de concentración relacional”. Personas con historias, heridas y dinámicas complejas se sientan juntas durante horas, sin los filtros habituales del día a día.
Pero que un conflicto sea real no significa que deba resolverse en mitad de la cena. Ricart insiste en que la mesa navideña no siempre es el mejor escenario para abordar asuntos delicados.
- Posponer una conversación no es huir de ella, sino una forma de cuidado emocional propio y colectivo, especialmente cuando hay terceros que no tienen por qué cargar con ese malestar.
¿Y qué pasa si otros discuten y a ti te pilla en medio? Esther Verdaguer, psicóloga y coordinadora del Centro Itersia, propone bajar la intensidad.
- No entrar en quién tiene razón, hablar con calma, validar la emoción y sugerir una pausa suele ser más eficaz que intentar zanjar el conflicto.
- El objetivo no es resolverlo todo, sino evitar que escale.
Los números acompañan esta sensación: uno de cada cinco españoles vivió una discusión fuerte por motivos políticos en las últimas fiestas y seis de cada diez prefieren evitar estos debates.
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