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COLUMNA
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Internet es de derechas

El medio de medios, el foro cultural dominante, sirve a Trump

Un usuario de iPhone leía en su teléfono el domingo el mensaje de TikTok en el que anunciaba la reanudación de sus servicios en EE UU tras la decisión de Trump.
Un usuario de iPhone leía en su teléfono el domingo el mensaje de TikTok en el que anunciaba la reanudación de sus servicios en EE UU tras la decisión de Trump.ERIK S. LESSER (EFE)
Delia Rodríguez

Intentemos entender qué está pasando y por qué en este loco 2025.

Comencemos con el qué, y para ello conviene fijarse en los gestos. Mark Zuckerberg anunciando el cambio de las políticas de moderación y verificación de datos en Meta, hablando con Joe Rogan de la falta de “energía masculina” en la empresa, eliminando su equipo de diversidad. TikTok enviando un mensaje a una audiencia potencial de 170 millones de estadounidenses con un agradecimiento expreso al presidente Trump por sus esfuerzos en resolver el cierre de la aplicación. Trump firmando en su primera tanda de decretos una endeble —legalmente hablando— ampliación de su plazo para encontrar un socio estadounidense. Trump sentando en un lugar de honor en su toma de posesión a su consejero delegado, Shou Zi Chew, además de otros grandes jefes tecnológicos, como el propio Zuckerberg, Jeff Bezos (Amazon), Sundai Pichar (Google), Sergey Brin (Google), Tim Cook (Apple). Elon Musk (X, Tesla, SpaceX) desatado en un escenario tras la investidura, llevado por el entusiasmo de la promesa de llevar al hombre a Marte. El simbólico mensaje de Musk dando la bienvenida a Trump a X después de un destierro de varios años: ”El retorno del rey”. Usuarios, especialmente los de izquierdas, abandonando otra vez en masa esa red hacia prados más libres como Bluesky o Mastodon, replicando el exilio pasado hacia redes minoritarias de los seguidores trumpianos.

Dos personas están explicando la situación de forma especialmente clara. El primero, Zuckerberg, diciendo que las “vibraciones” culturales y el mainstream han cambiado, y por lo tanto, Meta también. La segunda, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. “Quiero que unáis las piezas, porque lo que quiere decir esto es que todas las plataformas masivas de redes sociales de Estados Unidos son controladas por la derecha”, dijo en redes tras ver el mensaje donde TikTok se postraba ante Trump. Ambos ―desde los dos lugares más enfrentados del espectro político y cultural del momento: uno desde la cumbre del internet de los chicos tech bro, la otra desde el fondo del valle del internet de las chicas woke― tienen razón. Internet es ahora de derechas. El medio de medios, el foro cultural dominante, sirve a Trump. Es simplista identificar internet con “plataformas masivas de redes sociales”, porque, a diferencia de otros medios, en él caben todas las visiones del mundo, pero ese ha sido su gran éxito y tremendo poder, convencernos de que la única red posible era la suya.

Sobre el porqué está pasando esto, también está a la vista. Fijémonos ahora en el dinero. No son gestos ni palabras, sino miles de millones de dólares los que se están jugando en los juzgados las grandes tecnológicas en la múltiples causas abiertas contra ellas. Todas han donado cifras elevadas a Trump para su investidura (e, imagino, conseguir su favor). La criptomoneda lanzada por el presidente vale 50.000 millones. La alianza de 500.000 millones anunciada por OpenAI, Softbank y Oracle para el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) es una apuesta descomunal, ahora que se ha derogado la orden regulatoria de Biden que imponía ciertos límites. Es el anuncio de un saqueo. La huida hacia adelante de una oligarquía que busca en las promesas de Marte, las criptomonedas o la IA la forma de seguir estirando una era tecnológica que da tan poco más de sí que se han vuelto hacia el Estado para que les elimine los pocos obstáculos regulatorios que les quedaban para hacer, sencillamente, lo que desean.

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Sobre la firma

Delia Rodríguez
Es periodista y escritora especializada en la relación entre tecnología, medios y sociedad. Fundó Verne, la web de cultura digital de EL PAÍS, y fue subdirectora de 'La Vanguardia'. En 2013 publicó 'Memecracia', ensayo que adelantó la influencia del fenómeno de la viralidad. Su newsletter personal se llama 'Leer, escribir, internet'.
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