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Amnistía resucitada

Tras las campañas vasca y catalana, la medida de gracia vuelve al argumentario del PP y a sus medios afines

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en Cornellá en la campaña de las elecciones catalanas
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, el día 7 en un mitin en Cornellà de Llobregat (Barcelona).Alberto Paredes (Europa Press)

La amnistía, aquel monstruo que iba a acabar con la nación, la democracia, la igualdad entre los españoles, la próxima Champions del Real Madrid y las esperanzas yamalesas y williamsesas de la selección de fútbol en la Euro de Alemania, rellenó los medios de la derecha y la ultraderecha durante meses porque España, pobrecita, se acababa. Pero un día desapareció del foco mediático y político porque empezó la campaña de las autonómicas vascas. Ese silencio fue atronador con la campaña catalana. La derecha política y sus altavoces mediáticos sabían que tanto en Euskadi como en Cataluña la mayoría de la población ve con buenos ojos esa ley para perdonar los delitos ligados al procés independentista catalán y que no era un tema de campaña útil. La presión para impedir la aprobación de la ley era importantísima, pero no tan importante como para poner en juego un diputado por Álava o Tarragona.

Los comicios autonómicos pasaron, y con las elecciones europeas a poco más de tres semanas y la campaña ya lanzada, la amnistía vuelve a los medios. Juanma Lamet contaba este martes desde Barcelona en El Mundo que el Partido Popular dejará de lado los mensajes más duros que mezclan inmigración con seguridad, cercanos a los de Vox, para centrarse, en lugar de hablar de Europa, en hablar de Cataluña y de la amnistía. Y a la estrategia de campaña del Partido Popular se suman ya raudos sus columnistas de cabecera. Raúl del Pozo escribe en El Mundo que “Puigdemont, quien va a ser injustamente amnistiado, seguirá amenazando con romper la nación, pero lo que nos va a romper es el bolsillo”, dando a entender que ya no hay peligro de ruptura de España. Una buena nueva que nos trae don Raúl.

Lo mismo que Lamet, cuenta Ana Belén Ramos en El Confidencial: “El PP reactiva su lucha contra la amnistía para crecer en las europeas a costa del PSOE”. Dice que “Feijóo retoma el debate para ampliar la fuga de votantes socialistas y cimentar una ‘victoria clara’ el 9-J”. Ramos lo cuenta clarito: “Génova había escondido la despenalización del procés como arma electoral en Cataluña”. Y recuerda que el PP ha convocado una manifestación contra la amnistía para el domingo 26 de mayo.

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Abel Hernández escribe en La Razón que las elecciones europeas son “el gran plebiscito nacional sobre el sanchismo y su futuro”, porque en ciertos medios la Unión Europea solo sirve cuando es útil para atizarle en la cabeza a alguien. Y Hernández, tal vez por ingenuidad, explica por qué se usará de nuevo a toda pastilla la amnistía en la campaña europea cuando se silenció en la catalana: “La amnistía y demás medidas de gracia han contribuido, sin duda, a bajar allí la tensión. Todo lo contrario que en el resto de España, donde la amnistía produce irritación y prevalece la idea de que, más que la pax catalana, lo que se pretende con tantas concesiones es la permanencia del líder socialista en el poder”.

El Español estuvo un poco despistado estas últimas semanas, como si no le hubiera llegado la consigna. Su editorial del sábado decía que la campaña electoral catalana había sido átona, “tan de guante blanco como intrascendente, por no decir anodina”. Lo veía así porque “la amnistía concedida por el Gobierno a los líderes del procés, la decisión más polémica y divisiva de la legislatura, ni siquiera ha hecho acto de presencia en la campaña”. Tan despistado iba El Español que confesaba, tal vez sin querer, por qué el Partido Popular no había apenas usado el asunto más importante para España de los últimos 14 siglos: porque no había nada que rascar “en esa piscina demoscópica”. Ni siquiera el resultado electoral sirvió a Pedro J. Ramírez para entender la estrategia del PP. Durante la noche electoral, cuando ya se conocían los resultados que avalaban la estrategia popular al pasar de 3 a 15 escaños, Pedro J. seguía considerando “incomprensible” que los populares no hubieran hecho “de la amnistía un tema de debate permanente en la campaña” y que eso la convertía en una “campaña muy cobardona”. Le quitas las miguitas de pan del bulo y no encuentra el camino.

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