Respeto democrático
Los lectores escriben sobre la actitud de Carles Puigdemont, las apelaciones a la libertad, los problemas de insomnio, las preocupaciones vacías y las falsas apelaciones al feminismo
Creo en la ley de amnistía como método para resolver una crisis entre conciudadanos. No cuestiono ni su aplicación ni su alcance. Sin embargo, quiero resaltar ante la propuesta de Puigdemont de presentarse a las elecciones catalanas que, si se considera un demócrata, no debería hacerlo. No por su actuación política, sino por la personal, pues no es de fiar quien, en una crisis (política, empresarial o personal), siendo el máximo responsable es el primero en huir y dejar a los demás solos cuando debiera ser el primero en hacerse responsable de los hechos. Eso nos han enseñado a quienes hemos tenido responsabilidades: el capitán es el último en abandonar el barco. Y ahora, ¿vamos a fiarnos de él? Si es demócrata, él mismo debería no presentarse.
Rafael González García. Madrid
Libertad y libertad
Es bastante fácil convertirse en adalid de la libertad cuando esta se limita a aspectos banales como tomar cañas. Cuando se trata de otra libertad, como la de prensa, algunos no dudan agigantar su autoritarismo y mostrar, sin rubores ni complejos, lo que hay tras su concepto chabacano de libertad: la amenaza a la libertad de prensa y a la libertad de expresión con insultos. Los madrileños seguiremos soportando las declaraciones chulaponas ideadas para menores de edad y que nos regalan con cierta frecuencia algunas y algunos de nuestros representantes.
Fernando Caballero Méndez. Madrid
Insomnio
Me voy a la cama. Me olvido de las pantallas, abro un libro, leo y espero que el sueño llegue. Nada, imposible, tengo que tomar una pastilla para que el cerebro me deje descansar. No para, no deja de dar vueltas a lo que ha pasado en el día, al futuro, al pasado. Me desespero, quizá tenía que haberme tomado antes el somnífero. Y así, como yo, hay más de cuatro millones de personas en España con trastornos de sueño.
Yainire Martínez de Ilarduya Sánchez. Madrid
Preocupación perruna
Lo primero que hago al despertarme es tomar un café y leer la prensa. Es el primer contacto con la realidad y a la vez el primer contacto con la preocupación y la impotencia. Más tarde, cuando mi perro me mira insistentemente, atisbo en la expresión perruna un signo de preocupación también en él: ha amanecido y ya está tardando en sacarme de paseo. Abro la puerta y salimos. A lo largo de la mañana, observando la felicidad del perro en sus carreras, mis preocupaciones y temores se van diluyendo como en vaso de agua la pastilla efervescente.
José Ramón Iribar Argote. Donostia
Lenguaje inclusivo
En la falla de mi barrio hay un letrero —en color morado, por supuesto— en el que se anima a emplear el lenguaje inclusivo. Pero luego, por las mañanas, para barrer y limpiar, hay cuatro falleras y un solo fallero.
Javier Angosto. Benicarló (Castellón)
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