Militares y civiles en la JEP

Nada es gratis. Y menos cuando se piensa en los nombramientos que hace un presidente al llegar a constituir un nuevo gobierno. Tal vez el mejor ejemplo de ello en estos albores de la Presidencia de Gustavo Petro es la nominación del exmagistrado Iván Velásquez como nuevo Ministro de Defensa.

Y es que mucho se ha dicho sobre como el mensaje que envía la designación de Velásquez es el de decirle no a la impunidad dentro del estamento militar, pero lo que pocos anticipan es el rol capital que el nuevo ministro puede llegar a jugar en una nueva etapa de la justicia transicional que aplica en Colombia tras los acuerdos entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno colombiano.

No hay duda de que la mayoría de los colombianos esperamos con ansias que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) emita con celeridad las decisiones y condenas que por fin harán que los exmiembros de FARC paguen por tantos horrores de los que fueron responsables. No hay duda de que con el mismo ahínco se esperan las condenas contra los militares involucrados en las escabrosas ejecuciones extrajudiciales conocidas como falsos positivos. Pero lo clave es que ahí no va a parar el trabajo de los magistrados de esta jurisdicción.

Colombia en pocos meses va a tener que mirarse al espejo porque dentro del trabajo que viene para la JEP está adelantar los procesos contra militares y policías, así como civiles, que de una u otra manera se convirtieron en responsables de hechos atroces cometidos en el marco del conflicto interno nacional.

Pronto veremos a los exjefes paramilitares empezar a desfilar ante la JEP para contar cómo se construyeron las alianzas entre gobiernos, militares y civiles para atacar a la población civil señalada de ser auxiliar de la guerrilla. Pronto seremos espectadores a través de la JEP - y en contraste con la justicia transicional que se instituyó para la desmovilización de grupos paramilitares - de cómo se empiezan a conocer nombres inesperados de políticos aliados con paramilitares. Pronto sabremos detalles de las empresas y empresarios que auxiliaron a aquellos que masacraron pueblos enteros. Pronto conoceremos hasta donde llegó la alianza militar entre militares y grupos ilegales supuestamente para brindarle seguridad a los colombianos.

Ahí es donde el nuevo ministro Iván Velásquez tendrá una misión suprema: conseguir que desde el estamento militar se levanten todos los secretos que durante décadas han permanecido bien custodiados dentro de las Fuerzas Armadas. Será él quien, como jefe de los militares, consiga que la JEP no sea una enemiga de nuestros soldados y policías, sino una instancia necesaria para que se sepa la verdad. Será él quien tendrá que llevar a los militares de la mano hacia la JEP, en lugar de seguir viendo lo que hasta el momento ha sido una contundente solidaridad de cuerpo para evitar que todo lo acontecido en el marco del conflicto se conozca.

Vienen días difíciles para la JEP, pues meterse de lleno con militares, poderosos políticos y ricos empresarios no será un camino fácil. De ahí que la llegada del ministro Velásquez pueda ser al menos un bálsamo ante la lluvia de críticas y condenas que pronto se verán en contra del tribunal por cuenta de una porción de país que prefiere que los colombianos sigamos en las sombras.

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