_
_
_
_
_
editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Reserva Federal también gira

El miedo a la inflación fuerza a la Fed a adelantar la subida de los tipos de interés y anunciar nuevas alzas

Retransmisión de la intervención de Jerome Powell en una televisión de la Bolsa de Nueva York, el 16 de marzo.
Retransmisión de la intervención de Jerome Powell en una televisión de la Bolsa de Nueva York, el 16 de marzo.BRENDAN MCDERMID (REUTERS)
El País

El temor a la inflación es ya una realidad contrastada y empiezan los movimientos a varias bandas para controlarla. La Reserva Federal de EE UU ha aumentado su tipo de interés básico en 0,25 puntos y anuncia otras alzas durante el año hasta acercarse al 1,87%. La Fed ha endurecido su senda de aumento, y pretende alcanzar el 2,75% en 2023. La medida concreta del miércoles resulta más restrictiva por los anuncios que la acompañan. Ello contribuirá quizá a paliar el aumento galopante de la inflación hasta cierto punto, pues es, en buena medida, un alza de precios energéticos de origen externo. Pero es seguro que reducirá el aumento previsto del crecimiento económico de la superpotencia americana.

De un solo plumazo, el alza aprobada marca el inicio de una política monetaria más restrictiva. Reduce y en algunos elementos cancela la política acomodaticia que venía siguiendo desde 2018, e incluso desde antes, con la “expansión cuantitativa” iniciada por Ben Bernanke en 2009 y seguida por Janet Yellen. También echa por la borda la llamada nueva estrategia de política monetaria, que la entidad aprobó en octubre de 2020.

Esto último no es banal para la “guía futura” en que se pretende basar la credibilidad de la institución, pues entonces prefiguró que no subiría los tipos hasta 2024. Es mala señal que a mitad de camino se quiebre el rumbo prometido como orientación a los mercados, pero a la vez hay razones de peso para considerar la eventual conveniencia del giro. En esencia, el ascenso meteórico de la inflación (agravado de forma significativa por la guerra en Ucrania), que se situó en febrero en el 7,9%, un nivel insólito en los últimos cuatro decenios. La evolución inmediata certificará si el grado y amplitud del giro son los adecuados o a la influyente institución se le ha ido la mano.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En realidad, el dilema que atenaza no solo a la Fed, sino a todos los bancos centrales, es diabólico. Pueden enfatizar la prioridad del crecimiento ante las amenazas recesivas incrementadas por la guerra de Putin, manteniendo su exitosa política expansiva (por lo que se inclinan las palomas), o bien pueden intentar embridar la inflación con políticas restrictivas de dinero más escaso y más caro (lo que tienta a los halcones), y entonces será nocivo para la deuda pública y para las inversiones privadas.

La influencia de la Fed es grande pero también acotada su capacidad de arrastre sobre el Banco Central Europeo. El ciclo norteamericano está más maduro que el de la eurozona. La inflación de febrero fue del 7,9% allá, por un 5,8% aquí; el desempleo de enero, del 6,8% contra el 4%, y el alza del PIB en 2021, del 5,7% contra el 5,2%. Europa tiene mayor margen de posibilidad para atemperar y dosificar un cambio de signo en la política monetaria.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_