Cinco razones a favor y siete en contra de que los niños tengan un ‘smartphone’
¿Más independencia y facilidad de comunicarse con los hijos? ¿O problemas de adicción a las pantallas y ciberacoso? La tecnología es muy útil en muchos momentos y lugares, pero pensar que no va a pasar nada no es una estrategia real de protección para los menores


Seguro que has visto decenas de charlas de expertos aconsejando que apartemos a los niños de los móviles para mantener su infancia y no acelerar o pervertir su desarrollo. Irónicamente, la mayoría de estos vídeos los habrás visto en tu móvil mientras ignorabas a tus hijos, que pululaban alrededor reclamando tu atención. Los expertos seguro que tienen toda la razón del mundo, pero no conviven contigo ni van a taladrarte cuál gota malaya durante meses o años. Pero tus hijos sí. Si pensabas que lo que más querían en el mundo era un perrete, prepárate para cuando te pidan un smartphone.
Además de pedírtelo porque sí, también te ametrallarán con infinidad de argumentos para convencerte. O convencer a tu pareja y conseguir que ella te convenza a ti. O provocar tanto ruido mental que acabéis accediendo solo porque necesitáis un poco de silencio en el hogar. “Que todos tienen uno” será el hechizo más invocado en casa, y sabes que es cierto, porque te has fijado en muchos críos con iPhones heredados de los padres. Pero no puedes criar a todos los niños del barrio, bastante tienes con educar a los tuyos.
Para que estas razones no te pillen desprevenido o para que tengas ideas que te sirvan de escudo para contrarrestar las incesantes peticiones de tus hijos, aquí te traigo motivos a favor y en contra de que los niños tengan un smartphone. Entendiendo niño como personita aún no adolescente y que, por tanto, su agenda espacio-temporal va ligada a adultos responsables con teléfono que podrían avisar en caso de emergencia.
Y, por supuesto, sabemos que la tecnología es muy útil en muchos momentos y lugares, y sería genial que nuestros hijos —y nosotros mismos— la usáramos con mesura y responsabilidad. Pero como ya se supone que no todo el mundo podrá resistirse al dominio mental del móvil, aquí van los razonamientos por si os ayudan.
A favor del móvil
- Es la batseñal con la que comunicarse y pedir ayuda. Si según los telefilmes del sábado por la tarde las calles están llenas de furgonetas de perturbados y secuestradores, tu hijo tiene el arma secreta para llamar a la policía, enviar localización en tiempo real y salvarse de todas las catástrofes imprevistas.
- Tus hijos tendrán vida social digital y no se sentirán marginados. Podrán comunicarse con sus mejores amigos (aunque hayan pasado el día juntos en la escuela y no tengan novedades urgentes que contar, que doy fe de que eso pasa mucho). Y, de paso —o eso es lo que te venderán ellos para que les compres el trasto—, también se comunicarán con abuelos, tíos, primos… y compartirán con ellos fotos, audios y mucho amor.
- Con el control parental y una cierta supervisión los hijos no deberían sufrir bullying cibernético, ni ver contenidos inapropiados para su edad, ni perder la inocencia y quedar traumatizados.
- Pueden tener una cierta independencia para moverse por el barrio con sus amigos (si tienen una edad adecuada y las calles son seguras, claro), sin tener que seguirlos en tiempo real con un dron.
- Podrán practicar más sus habilidades digitales nativas, para estar al día de todo. Seguramente no se pasarán el día aprendiendo con la Wikipedia, pero pueden dominar desde la parte lúdica idiomas y aplicaciones que acabarán usando en futuros trabajos.

Totalmente en contra del ‘smartphone’
- Se volverán adictos a las pantallas. Eso es una realidad innegable, porque tú y yo, que no somos nativos digitales, ya pasamos muchas horas al día con el móvil en la mano, y eso que tenemos más recursos para resistirnos al scroll infinito.
- Los niños se engancharán a las redes, a los videojuegos online, hasta a los vídeos musicales en YouTube, y les costará encontrar la misma gratificación instantánea en el mundo real. Por no hablar de que todo el tiempo que le dediquen al móvil se lo roban a los deberes, a estudiar, a leer, a jugar en el mundo real, a limpiar la mesa o su habitación o a interactuar con gente en persona.
- Se volverán menores dispersos porque su concentración se fragmentará por culpa de interrupciones continuas. Si el perro de Pávlov salivaba solo con oír la campanilla de la comida, cualquier usuario de smartphone se distrae automáticamente al oír una notificación.
- La tecnología al alcance continuo de su mano los convertirá en sedentarios, sin energía, perpetuamente hipnotizados por la pantalla y sin ganas de moverse más que para acercarse a un enchufe y cargar la batería.
- Les roba el sueño (literalmente). Ya no es solo que estén demasiado estimulados por el contenido que van viendo en el teléfono y no estén relajados para la rutina de ir a dormir, es que la luz azul del móvil marea a la regulación del sueño y entonces tenemos niños que no descansan, que no se concentran, que tienen horarios alterados y duermen menos de los que necesitan, acumulando agotamiento y dispersión cada noche.
- Les abre la puerta a complejos, inseguridades y ansias, a la dictadura del like, a sentir que necesitan complacer y gustar a los demás para que les pongan un corazoncito o les den más visualizaciones. Como si la preadolescencia y la vida escolar no fueran ya bastante estresantes…
- El smartphone en edades de inocencia imprudente puede conllevar muchos peligros que los niños no imaginan: bullying, información personal compartida o robada sin saberlo, difusión de imágenes personales, depredadores online… Que tú pienses que no va a pasar nada no es una estrategia real de protección para tu hijo.
Y tú, ¿qué harás cuando tu hijo te insista en que necesita un móvil?
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