Rosa Jové, psicóloga: “En su primer año, un bebé genera entre 3.000 y 5.000 pañales, y el doble de toallitas. Y a partir de ahí empieza a sumar”
La también autora publica ‘La crianza sostenible’, un libro en el que ofrece consejos para gestionar los cuidados infantiles con menos plásticos y de forma más respetuosa con el planeta
En una entrevista a mediados de julio, la actriz y escritora argentina Valeria Alonso, autora de Las heroínas también lloran, afirmaba que ser madre le había aportado una generosidad que iba más allá de sus hijos, una mirada más ecológica del mundo. Lo mismo, asegura, le pasó a la psicóloga catalana Rosa Jové (Lleida, 1961), autora del libro superventas Dormir sin lágrimas. “Hoy mis hijos tienen 24 y 22 años, pero fue tenerlos y me volví más solidaria con el planeta y con todo el mundo”, cuenta. A sus dos hijos, precisamente, dedica su último libro, La crianza sostenible (La Esfera de los Libros), en el que basándose en su experiencia personal y con una extensa bibliografía ofrece consejos para empezar a afrontar la crianza con menos plásticos y de una forma más natural y respetuosa con el planeta.
PREGUNTA. “Cada hijo viene con un plástico debajo del brazo”, titula con ironía el prólogo de su libro.
RESPUESTA. Si empezamos a hacer una lista de todos los residuos que un niño genera durante su primer año y medio de vida te digo que la lista no te cabe en el artículo. Son entre 3.000 y 5.000 pañales el primer año, y el doble de toallitas. Y a partir de ahí empieza a sumar.
P. A más de uno le habrá dejado en shock con el dato de los pañales.
R. Y lo peor no es eso, lo peor es que los pañales duran 500 años en este mundo. Es decir, el pañal que le cambié hace 24 años a mi hijo, igual dentro de 460 años sigue siendo un residuo en este planeta. Y ojo, que no se trata de estar en contra del plástico en general, sino de aquel cuyo uso podríamos sustituir por otras alternativas.
P. ¿Cuál sería la alternativa a los 5.000 pañales del primer año?
R. Existen los pañales de tela reutilizables, por ejemplo.
P. Entre las excusas para avanzar señala argumentos clásicos como “yo ya reciclo” o “la culpa la tiene el vecino”. En el caso de los pañales, se podría añadir la comodidad.
R. Como siempre digo, si tú a un padre o a una madre les dices todos los cambios que puede hacer en su vida se agobiará y no harán ninguno. Hay que facilitarles las cosas para que empiecen. Así que, si no se ven lavando pañales, tienen otras alternativas. Por ejemplo, los pañales desechables de toda la vida que hoy encontramos hechos con materiales biodegradables y que solo tardan siete años en degradarse. Hoy en día los venden casi en cualquier supermercado por unos céntimos más por pañal. No va a ser la ruina.
P. Lo fundamental, entonces, es empezar.
R. En cada capítulo del libro doy ideas a dos niveles: fácil y avanzado. El primero es para empezar, que por supuesto es lo importante. ¿Por qué? Porque esta toma de conciencia tiene una cosa muy curiosa: todo aquel que empieza siempre va a más, nunca a menos. Una vez que arrancas te entra el gusanillo y vas buscando nuevas formas de seguir contribuyendo.
P. Hablemos de los (in)útiles de un bebé. Hay que ver la cantidad de cosas que se compran cuando se va tener un hijo y que no van a hacer falta para nada.
R. Con el segundo hijo la gente, además de que intenta aprovechar lo del primero, ya se da cuenta de qué es lo importante y qué no, pero cuando uno va a ser padre por primera vez, como nos sentimos tan inseguros, tendemos a pensar que si compramos la cuna más cara de todas o todos los cachivaches que se puedan tener lo vamos a criar mejor.
P. ¿Hay algún (in)útil del bebé que le horrorice especialmente?
R. Uf. Estoy muy en contra de esos robots de cocina que son como una Thermomix para cocinar las verduritas de los bebés. Hay padres que ya las piden en la lista de nacimiento. Yo a veces les digo, en broma: “¡Si no sabéis si os va a vivir hasta que coma papillas!”. Y luego hay gente a la que le he visto pedir biberones, tetinas y esterilizadores; y, a la vez, sacaleches y discos de lactancia. ¡O le das el pecho o le das el biberón! ¡No hace falta que lo compres todo, ya irás viendo!
P. ¿Qué papel puede tener la lactancia para una crianza más sostenible?
R. Reivindicamos mucho los beneficios para la salud del bebé de la lactancia materna, pero no tanto los beneficios que esta tiene para el planeta. Cuando doy charlas sobre lactancia materna uno de los aspectos que explico siempre es que la opción B, la de la leche artificial, genera un montón de residuos y gasta un montón de recursos en todo su proceso de producción. Siempre es recomendable optar por la lactancia materna. Por favor, aunque sea por el planeta…
P. Por suerte, para esos (in)útiles del bebé de los que hablábamos uno siempre encuentra salida. Las estrategias de rechazar y reducir no tanto, pero la de reutilizar y regalar parece que van calando más.
R. Al final lo de reutilizar y regalar ya lo hacían nuestras abuelas, así que algo habrá quedado en el inconsciente colectivo. Cuando mi madre tuvo a mi hermano pequeño yo ya tenía 10 años y recuerdo que muchas vecinas le traían cosas que ya no necesitaban. Luego eso se ha seguido haciendo. Tanto mi marido como yo somos de familia numerosa, tenemos muchos sobrinos, así que mucha ropa y muchos utensilios de crianza han ido circulando a través de una red que tejimos entre hermanas y cuñadas.
P. No se puede obviar de la sobredosis de juguetes.
R. Me gusta recordar que lo importante es el juego, no los juguetes. Y luego hay una cosa que podríamos empezar a plantearnos: los juguetes alquilados. Al final muchos se usan una temporada y quedan nuevos. ¿Por qué no alquilarlos? Las bibliotecas y mediatecas permiten llevarte libros, discos, películas y juegos de mesa. ¿Por qué no plantear lo mismo con los juguetes en las ludotecas?
P. Hay gente que ya no tiene hijos por conciencia medioambiental. Igual tras leer su libro son legión.
R. Eso mismo, pensé yo, por eso al final escribí la carta abierta a todas las Greta Thunberg del mundo. Porque es todo lo contrario. Hay que tener niños, lo que no hay que hacer es consumir sinsentido. Un niño el primer año solo pide amor y teta, no es algo no sostenible, nosotros lo hacemos insostenible. Si dejamos de tener niños, dentro de 50 años esto se va al garete. No se trata de eso. A ver si va a resultar que nos extinguimos nosotros mismos antes de que nos extingan los plásticos…
Puedes seguir Mamas & Papas en Facebook, Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter quincenal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.