“El color rosa no tiene la culpa, pero forma parte de la construcción de género en las niñas, eso sí es cierto”
Un informe del Instituto de la Mujer concluye que el 11% de los anuncios de juguetes sexualiza a las menores. Las expertas inciden en que sean nuestras hijas e hijos los que elijan con que jugar
El Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Género ha publicado esta semana el informe Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿promoción o ruptura de estereotipos y roles de género?, un documento de 190 páginas en el que se incide en las diferencias de género que existen todavía en la publicidad de los juguetes. Según sus datos, el 38,5 % de anuncios de juguetes muestra a las niñas arquetipos femeninos de belleza o de cuidadora y madre/esposa. Y añade que la publicidad de juguetes refuerza la segregación profesional por sexos: “el 34 % de los anuncios relacionados con profesiones y dirigidos a niñas se asocian con el sector de peluquería y estética y de los dirigidos a niños, el 50 % lo hace con la actividad de piloto, policía o militar/policía (...) En cuanto a los códigos de colores, mediante el uso predominante del color rosa para niñas y colores oscuros para niños, siguen plenamente vigentes. Además, Todavía hoy, el 11 % de los anuncios de juguetes sexualiza a las menores”. Aunque también recalca que en los últimos tiempos se está notando un cambio tímido hacia la igualdad.
Saber cómo se construye el género
Iria Marañón, editora, autora y activista feminista, enfatiza en la importancia de saber cómo la sociedad está construyendo el género: “Que siga habiendo juguetes rosas y de cuidados para las niñas es perfecto para saber cómo se hace la construcción del género, ya que mientras se siga construyendo el género así, la sociedad va a generar diferentes cosas para las niñas y para los niños”. Según mantiene, es algo que le interesa al patriarcado; le interesa que las niñas estén en el hogar con muñecas, jugando a las cocinitas y maquillándose, y que los niños sean los que salen a la calle a jugar con superhéroes o con aviones: “Esto le interesa a la sociedad patriarcal y a las empresas jugueteras, todo esto está hecho para que la diferencia de género se perpetúe”.
“El color rosa no tiene la culpa”, prosigue Marañón, “pero forma parte de la construcción de género en las niñas, eso sí es cierto”. Según explica, este es un momento muy bueno para aprovechar y saber cómo se construye el género y para darse cuenta de que “lo importante es que se produzca la abolición del género, que es uno de los grandes ejes de la agenda feminista, y que el gobierno, además, no está teniendo en cuenta”.
“Si queremos abolir el género debemos hacerlo con todas las consecuencias”, reitera Marañón. En el caso de los juguetes, lo adecuado sería que estos fueran neutros, “pero se refiere a reformar totalmente cómo se construye la feminidad y la masculinidad”. Para construir una u otra necesitamos juguetes diferenciados, “porque al final, el juego nos ayuda a saber cómo los niños y niñas representan lo que van a proyectar de mayores, es muy importante este juego simbólico, pero las jugueteras, la sociedad, quiere que los juguetes sean diferentes para perpetuar la diferencia de género”.
El informe recalca la conocida como tasa rosa, que encarece muchos productos, entre ellos, los juguetes: “Sí, eso ocurre. Incentiva que haya productos diferenciados también”. Los estereotipos de género se arraigan desde “antes de que nazca un bebé, desde el momento de su nacimiento, desde que nos dirigimos a él o ella de forma diferente o desde el momento que le ponemos a una niña un vestido rosa y unos pendientes para que la sociedad sepa diferenciarla (...) Desde que son muy pequeños ya son conscientes”. Las niñas a partir de los seis años, según un artículo de Science (2017), ya se sienten menos inteligentes, vulnerables o débiles. “Lo que es primordial aquí es identificar que lo que se está haciendo es construir el género. Y que debe abolirse. Y que en esta construcción el color rosa se asocia a las niñas, porque necesitamos asociar los colores, diferenciar a los niños y las niñas y tratarlos de forma diferente”.
“Esto no es una lucha solo de padres o madres, es de toda la sociedad. Esta Navidad, los padres pueden luchar contra las jugueteras, pueden buscar catálogos de juguetes que sean menos sexistas (Toy Planet, por ejemplo), y también intentar influir, en la medida de lo posible, explicando a nuestros hijos e hijas cómo la sociedad intenta construir su género, obviamente, con las palabras adecuadas a la edad del pequeño. Deben saber que desde que son muy pequeñitos y pequeñitas la sociedad intenta que a las niñas les gusten las cosas de niñas y viceversa, a los niños cosas de niños, para perpetuar el sistema. Y que luego elijan lo que quieran, al fin y al cabo son niños”.
Jugar para ser libres
Para conseguir que no haya sexismo en los juguetes, el Ministerio laza la campaña La magia es evitar el sexismo. JUGAR PARA SER LIBRES", con el hashtag #jugarsinsexismo. Silvia Álava, psicología infantil, explica que a veces no somos conscientes de que con los juegos de los niños estamos inculcando distintos roles, de forma que las muñecas son cosas de niñas y los camiones, de niños: “Esto es de forma tradicional, aunque sí es cierto que de un tiempo hacia aquí, está cambiando un poquito la tendencia y los juguetes están menos segregados, porque nos hemos dado cuenta de que esos roles que estamos estableciendo, casi sin pensarlo, perpetúan los roles sexistas y hemos conseguido que cada vez haya más niños que juegan con muñecas y niñas con camiones”.
“Yo creo que lo más importante es que los niños jueguen a lo que elijan jugar”, incide la experta. Según explica, no se trata de imponer nada, ni ningún juego: “Es el momento de dejar que elijan libremente el juego y que desaparezca ese mensaje que suele proceder de los adultos de que esto es de niñas y esto de niños. Esto es un juguete y tú eliges el juguete que quieres. Hay que cambiar el mensaje”. “El juguete es neutro, no tiene género", prosigue, “yo creo que las jugueteras cada vez son más conscientes lanzando juguetes para todos, las muñecas ya no son como lo eran en los ochenta”, añade. "Hay que respetar la decisión de los niños. Mi mensaje para elegir el mejor juguete es que los padres no lo elijan según el sexo o lo que les gustaría tener a ellos, sino que siempre se haga según la personalidad del niño. Es como mejor jugará y será más libre y feliz para hacerlo”, concluye Álava.
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