Deberes este verano: ¿sí o no?
Después de un año en el que se han retomado las clases y hemos vuelto a la “normalidad”, justo ha llegado el verano. ¿Qué es lo más importante en esta época? ¿Repasar contenido o es mejor desconectar y olvidarnos de todo?
Después de retomar la escuela en forma presencial en la mayoría de los centros, la forma de trabajar muchos de los contenidos en nuestras aulas se han visto reformados debido a la distancia de seguridad, confinamientos y cambios en la estructura y gestión de los centros educativos. En este sentido, no solo el contenido que se trata en clase, sino la forma de trabajarlos, ha supuesto un cambio en la forma de afrontar el aprendizaje por parte del alumnado. Menos trabajo en equipo, menos contacto entre iguales y más estrés han influido en la forma de afrontar las clases. Esto conlleva una serie de interrogantes de cara al fin de curso. ¿Se interiorizarán bien los contenidos estudiados? ¿Habrá sido un aprendizaje efectivo? ¿Hasta qué punto se han cumplido los objetivos?
Muchos padres nos preguntan si este año es necesario retomar en verano parte de los contenidos de las clases para afianzar lo estudiado. Yo les digo una cosa: es importante antes de responder a esta pregunta volver la vista atrás en un año muy complicado.
En septiembre, comenzamos las clases con medidas estrictas de distancia de seguridad, espacios cerrados y no compartidos, entradas escalonadas y mucho miedo. Ha habido alumnado que ha vivido con muchos problemas tanto a nivel conductual, de concentración, cansancio y emocionales este curso, y que se ha visto superado por situaciones muy difíciles de afrontar tanto a nivel social, como escolar y familiar que han condicionado su forma de afrontar el estudio.
En este sentido, el trabajo personal, introspectivo, ha sido fundamental este año y lo seguirá siendo el año que viene, así como las estrategias de afrontamiento de situaciones difíciles, cambio obligados en las relaciones entre iguales, conflictos o perdida de familiares y amigos, además de un gran cambio en la forma de afrontar la escuela.
¿Qué es entonces lo más importante?
Este año lo más importante, es entender que el verano es para veranear. Por supuesto, con medidas de seguridad que te permitan hacerlo con seguridad pues esto aún no ha terminado. Pero es fundamental, sobre todo en niños, niñas y adolescentes disfrutar de un verano en el que lo importante sea recuperar parte de una vida perdida por encima de contenidos del curriculum.
- Rutinas: no está mal que se rompan de vez en cuando e improvisemos. Parece que las rutinas se han convertido en un mantra en los últimos años, de hecho, fueron algo a lo que nos agarramos con fuerza en el confinamiento. Pues ahora es un buen momento para salir de ellas, sobre todo de algunas como PlayStation, iPad, móviles que nos pudieron servir en un momento concreto y que hay que cambiar por el aire libre.
- Relaciones: volver a jugar, volver a disfrutar de espacios de ocio no online y poder tener espacios personales sin mucha estimulación, y que aún no hemos terminado de recuperar del todo. Hay que dejarles espacio para que vuelvan a disfrutar de su pequeña independencia.
- Tiempo: de descansar, de perderlo. Parece que hoy día con cinco, ocho o 10 años tienes que estar todo el día haciendo actividades. Pues este verano es un buen verano para enseñarles a pensar, a dejar pasar el tiempo, a que los recuerdos afloren y poder hablar con ellos y ellas de lo que significan, de cómo lo vivieron. Es un verano de tener tiempo para pensar con libertad, de charlar y de poder compartir esos pensamientos con amigos y familiares.
- Deberes: los dejamos para el año que viene. Tanto en las escuelas y colegios como en casa es importante dar espacio y tiempo. No obligar ahora a repasar cuando llevamos casi 18 meses de pandemia y de lucha en escuelas y familias en un ambiente de estrés y limitaciones. Este tiene que ser el verano sin deberes.
Este verano es el verano del juego seguro, de la piscina, de levantarse tarde, de comer helado y de tener tiempo para uno mismo. Es el verano de tener momentos de charla sobre lo que ha pasado, de organizar recuerdos, de recordar cosas agradables y de reforzar aquellas habilidades que todos hemos tenido que potenciar para afrontar una situación muchas veces limitante y agorafóbica.
Este julio y agosto, más que repasar contenidos y hacer deberes, hay que repasar habilidades, recuerdos y fortalezas. Hay que deshacer y descansar para retomar el próximo septiembre habiendo disfrutado de uno de los veranos más merecidos para los niños, niñas y adolescentes de todo el mundo.
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