Quién es quién en el círculo que llevó a Mamdani a la alcaldía de Nueva York
Un grupo de jóvenes con talento y el empuje de la división local del Partido Socialista Democrático catapultaron la campaña candidato. Su mano derecha, Elle Bisgaard-Church, será su jefa de gabinete


Es una de esas costumbres inequívocamente washingtonianas: al final de una campaña electoral exitosa urge identificar quién fue el cerebro en la sombra que la hizo posible. Ahí están James Carville (“¡es la economía, estúpido!“) y Bill Clinton; Karl Rove, arquitecto del ascenso de George W. Bush; David Axelrod, que supo acompañar el talento político de Barack Obama; o Susie Wiles, la mujer que añadió método al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2024.
Tras el fulgurante ascenso del socialista Zohran Mamdani, que recientemente conquistó la alcaldía de Nueva York convertido en una figura de alcance global a la que casi nadie conocía hace solo un año, hay más bien un grupo de personas, la mayor parte de ellas jóvenes, algunas incluso más que él, que tiene 34 años. Son quienes lo ayudaron a diseñar una campaña con un eficaz impacto en redes sociales, que también ha sabido crear un “movimiento” de más de 100.000 voluntarios.
Algunos de esos colaboradores ya están listos para formar parte de su equipo cuando asuma el cargo el 1 de enero. Elle Bisgaard-Church, por ejemplo. “Sin duda, no ha habido nadie tan importante como ella en la campaña”, advierte Gustavo Gordillo, copresidente de la división neoyorquina del Partido Socialista Democrático de Estados Unidos (DSA son sus siglas en inglés), formación a la que el candidato está asociado desde 2019 y sin la cual tampoco sería posible entender su auge.
El alcalde electo la nombró jefa de gabinete hace un par de semanas, el mismo día en el que sumó a su proyecto, en un juego de equilibrios entre lo nuevo y lo viejo, a un veterano de la política presupuestaria neoyorquina, Dean Fuleihan, de 74 años, que ya ayudó a su antecesor en el Ayuntamiento, Bill de Blasio, a tratar con Donald Trump. Al equipo de experimentados que trabajarán con Mamdani se sumó el miércoles la actual jefa de la policía, Jessica Tisch, en cuyo historial figura haber logrado un descenso récord en la tasa de delitos y tiroteos, así como una campaña para retirar miles de armas ilegales de las calles de la ciudad.
Bisgaard-Church, que nunca había gestionado una campaña antes, es de las pocas que puede decir que estuvo allí desde el principio. Es miembro del DSA, y trabajó desde 2020 como su jefa de gabinete cuando el alcalde electo era miembro de la asamblea estatal de Albany. A sus 34 años, es una mujer discreta, cuyos colaboradores definen como “tranquila”.
También parece modesta. No ha hecho demasiado por atribuirse el mérito, salvo por un texto titulado “Cómo se ganó esta campaña”, publicado por el mensual The Indypendent poco después en de la victoria en las primarias, en el que Bisgaard-Church explica cómo Mamdani pasó del “1% del voto en un sondeo de febrero” a ganar a su principal rival, el exgobernador Andrew Cuomo por casi 13 puntos, gracias a una estrategia de comunicacion muy centrada en internet y basada en tres principios: “consistencia, claridad y autenticidad”. También, a la atención al “trabajo de campo” con voluntarios; a la forja de una coalición “multiétnica e intergeneracional” que supo ganarse aliados políticos de peso, como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders; y al éxito en la recaudación de muchas donaciones de escasa cuantía.

“Durante los dos primeros meses, hasta que el dinero empezó a entrar, la campaña de Mamdani era una operación muy pequeña”, explica en una conversación telefónica el catedrático de periodismo Theodore Hamm, autor de Run Zohran, Run, libro sobre el ascenso meteórico del candidato.
En ese núcleo duro figuran nombres como el estratega Andrew Epstein, cerebro creativo de la campaña; Zara Rahim, especialista en comunicación exepcionalmente bien conectada en la ciudad; o Morris Katz, de 26 años, que anda embarcado con otros jóvenes estrategas en una redefinición tras la derrota de Kamala Harris de las últimas elecciones del Partido Demócrata, al que, según contó en una entrevista con la radio pública NPR, le frustra verlo peleando “con armas demasiado educadas cuando la polarización y la desigualdad exigen otra actitud”. “La gente nos ve como excesivamente complacientes con el statu quo”, añadió. “No podemos ser esa clase de partido. No tenemos por qué tenerle miedo a nuestra propia sombra, a los multimillonarios, a los grupos de presión, ni a las grandes corporaciones. Hemos empezado Nueva York y, con suerte, podremos seguir en el resto del país”.
La aportación de Zara Rahim
En el currículo de Rahim, de 35 años, figuran temporadas en Vogue, Uber y las campañas presidenciales de Barack Obama y Hillary Clinton. Ha ayudado a Mamdani a conectar con famosos que han impulsado su candidatura, y a depurar su perfil mediático. Rahim, activa en la causa propalestina, también ha sido crucial al convencer a Mamdani de “olvidarse de Nueva York idealizado por los estrategas políticos”, según declaró este verano un asesor a The New York Times, y de concentrarse en “hacer una campaña sobre la verdadera ciudad de Nueva York”.
En cuanto a Epstein, es otro producto de la política de Albany, En la primera parte de la campaña, trabajó como director de comunicaciones y a él se le atribuye el mérito de una estrategia de doble filo: muy centrada en las redes sociales, pero reforzada al mismo tiempo en las calles, a base de tocar puertas de los votantes en los cinco distritos de Nueva York. “Tras las primarias, Epstein dejó de ser portavoz (digamos que hablar con la CNN no era lo que quería hacer) y se centró en la parte creativa. Básicamente, entre él y Zohran han ideado la mayor parte de los vídeos que han causado sensación en estos meses”, aclara el biógrafo Hamm, que advierte que más allá de estos nombres propios, “la victoria [de Mamdani] obedece a la construcción de un movimiento, y eso ha sido gracias al DSA”.
Gordillo, copresidente del DSA en Nueva York, explica que el trabajo empezó mucho antes de que el candidato decidiese presentarse a la alcaldía. “Fueron diez años construyendo una red de funcionarios electos a nivel local, y él era uno de ellos. Gracias a eso, desarrollamos una amplia infraestructura. Cuando lanzamos su campaña, ya contábamos con decenas de organizadores que sabían cómo montar intervenciones de campo y capacitar a personas para tocar puertas y hacer proselitismo directo en Twitter. Esa fue una gran ventaja con la que él entró en la contienda, una ventaja que otros candidatos no tenían”, cuenta Gordillo.

El DSA también ayudó a Mamdani a definir su programa basado en el coste de la vida: autobuses y guarderías gratis, y la congelación de los alquileres de los pisos con renta controlada. Con ese sencillo mensaje, recuerda Gordillo, fue con el que batió, con un millón de votos, el récord de apoyos en la historia reciente de la ciudad. Ahora, el partido está listo para continuar presentando batalla en otros lugares con su apuesta por “la clase trabajadora”. “Los demócratas tienen que elegir entre defender a esta o seguir sacando la cara por los multimillonarios. De lo contrario, seguirán teniendo problemas para ganar elecciones”, explica el joven dirigente socialista, que reconoce que, “pese al talento del candidato”, nunca creyó, ni en sus más salvajes sueños, “que Mamdani llegaría tan lejos”.
Y esa es otra enseñanza que Washington tiene bien aprendida. Por más que los estrategas políticos se rompan la cabeza por extraer patrones, una campaña exitosa como la de Mamdani es imposible de recrear sin un candidato como él —“el gran talento político de su generación”, según Ocasio-Cortez—, y sin la alineación de los astros del círculo íntimo que lo catapultó a hacer historia.
Será el 1 de enero, cuando se convierta en el primer alcalde socialista y musulmán de la ciudad más grande de Estados Unidos.
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