Petro buscará la presidencia de Colombia de la mano de Francia Márquez
El favorito en las encuestas tendrá como fórmula vicepresidencial a la activista medioambiental, una voz autorizada entre los jóvenes y los movimientos sociales
Gustavo Petro buscará la presidencia de Colombia de la mano de Francia Márquez, la activista medioambiental que sorprendió a todo el mundo la noche de las primarias con un gran resultado, al obtener más de 700.000 votos. Abogada feminista de 40 años, casi una desconocida hasta hace unos meses, representa a las clases olvidadas, la parte afro de la nación, la de las zonas rurales donde más se ha sufrido la violencia del conflicto armado. Márquez, además, es una voz autorizada entre los jóvenes y los movimientos sociales que paralizaron el país el año pasado.
Petro, por tanto, ha optado claramente por conectar en la primera vuelta de las elecciones con la gente que expresó su descontento en las calles y exigió un cambio. La brutalidad policial con la que se atajaron las movilizaciones dejó casi medio centenar de muertos y puso en cuestión el Gobierno de Iván Duque. En ese momento crítico, Márquez estuvo de parte de los adolescentes que se hacían llamar de primera línea, chicos protegidos con cascos de bicicleta, escudos de hojalata y barricadas improvisadas para impedir el acceso de los agentes a determinados barrios. En esos días de primavera los políticos no eran bien recibidos en estos lugares. Márquez, en cambio, era una más. De hecho, ahí entraba sin sus escoltas, que la esperaban fuera. Desde que se enfrentó en su región a las mineras ha estado amenazada de muerte.
Su elección es la más progresista de las que había a la mano. Los miembros de la coalición de izquierdas se habían comprometido a que el segundo en las primarias fuese la fórmula presidencial, pero aun así quedaban dudas. Petro se mostró ambiguo sobre su decisión. La propia Márquez dijo públicamente que ella no sería un estorbo y no se enfrentaría a él si no la elegía. Era una señal de que le dejaba libertad de elección. Él tenía otras opciones que le habrían abierto la puerta a otro granero de votos, como una alianza con César Gaviria, el presidente del Partido Liberal, que tiene la fama de arrastrar varios millones de seguidores. A su vez, si Petro no hubiera contado con Márquez habría decepcionado a parte de su electorado.
Sea como sea, la elección ya está hecha. Márquez se lo ha ganado a pulso. En la noche de las primarias de la izquierda, el centro y la derecha, fue la tercera candidata más votada, solo por detrás de Petro y Federico Gutiérrez, ganador en las primarias de la derecha. La medioambientalista superó, sorprendentemente, a Sergio Fajardo, el líder del centro, alguien con una mayor exposición pública. Según ella, Fajardo estuvo rápido y a los pocos días de la última votación le propuso a Márquez ser su fórmula presidencial. Fajardo lo ha negado. Podría haber sido una opción tentadora, pero se ha mostrado fiel a la coalición y se mantuvo a la espera de lo que decidiera Petro. Fajardo eligió entonces a alguien de un perfil parecido, Luis Gilberto Murillo, un académico afrocolombiano también preocupado por la biodiversidad.
Márquez proviene de Suárez, un pueblito del valle del Cauca, en el Pacífico colombiano. De ahí tuvo que exiliarse por su enfrentamiento con las multinacionales que explotan el territorio y los grupos armados. Su imagen como líder social y ambiental, sin embargo, ha calado hondo en Bogotá, una ciudad a menudo autorreferencial y endogámica, con los mismos personajes de siempre en el escaparate. En ese sentido, Márquez representa algo totalmente nuevo, y gusta mucho. En la capital recibió 234.000 votos, casi un tercio del total. Fue su mejor feudo en cuanto a número total. Por porcentaje recibió mejores resultados en los consulados, donde fue la más votada por los colombianos en el exterior, seguido de las regiones de Antioquia y Chocó. Esta última tiene una mayoría de población negra.
Petro anunció a Márquez en Bogotá, en un evento con sus seguidores. La presentó como una igual: “Hemos decidido que la fórmula vicepresidencial, que no es la segunda, no es uno y dos, sino uno y uno, un equipo, sea Francia Márquez”. El auditorio comenzó a aplaudir. Le recordó que será una campaña muy dura y desgastante: “Hay que agarrarse del asiento porque vamos a despegar. Viviremos días intensos. Un viaje que acaba en Casa de Nariño (la residencia presidencial)”. Antes, Petro había iniciado la presentación recordando su visita a Chile para la investidura de Gabriel Boric, el líder latinoamericano de izquierdas más valorado ahora mismo. Quedó claro que esta será una de sus historias favoritas durante la campaña. Una foto de ambos es el tuit fijado de la cuenta de Petro.
Ella tomó la palabra emocionada, a punto de que se le quebrara la voz. Agradeció a Dios, a los ancestros y a Petro la designación, que asumirá con “humildad, empatía y mucha responsabilidad”. Saludó la justicia social, a los afrodescendientes, los indígenas, los campesinos, a las diversas sexualidades y géneros y a las mujeres. Tampoco se olvidó de los jóvenes: “La juventud colombiana se puso el año pasado en pie para demostrar que es posible construir una Colombia mejor para todos. Nuestra tarea será trabajar para que vuelvan a soñar y no teman que les saquen los ojos”. Durante las protestas, muchos chicos perdieron la vista por los impactos de las balas de goma y los gases lacrimógenos de la policía. Francia no se olvidó de ellos.
Petro vestía un traje gris y una camisa azul. Ella, uno de los vestidos coloridos que tanto han llamado la atención durante la precampaña. Antes de fundirse en un abrazo que selló la alianza, Márquez dejó caer el propósito último y verdadero de su tarea: “Que todos podamos vivir sabroso en este país”.
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