El primer Davos virtual pone la vista en Asia (y en Xi)
El Foro Económico Mundial alerta de la amenaza que supone la pandemia para las desigualdades
El presidente chino Xi Jinping será la gran estrella de la reunión que la semana que viene celebra el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y que por primera vez se hará de forma totalmente virtual ante las limitaciones que impone la pandemia del coronavirus. Será el anticipo —o así lo espera el Foro— del encuentro presencial que se celebrará en mayo y, también por primera vez en sus 51 años de historia, en Singapur. Una prueba de la importancia que la organización que cada año reúne a la élite económica mundial en la estación suiza de Davos a Asia en su conjunto. “Este año Asia pasará a representar más del 50% del PIB mundial y desde hace tiempo ya supone más del 50% de la población del mundo”, explicaba el lunes el presidente del WEF, Borge Brende.
Han pasado cuatro años desde que Xi acudió a Davos y realizó uno de los discursos más simbólicos de su trayectoria política, al erigirse en el defensor de la globalización y contrapunto de las guerras comerciales lanzadas por el entonces presidente de EE UU, Donald Trump. En esta ocasión, John Kerry, el enviado presidencial para el Clima del presidente electo Joe Biden, será el funcionario estadounidense de mayor nivel en participar en el encuentro virtual. Pero Davos es muy dado a las sorpresas de última hora, especialmente en esta ocasión que no hay que hacer desplazamientos físicos hasta la estación de esquí.
Junto a Xi y Kerry estarán otras figuras relevantes de la política y la economía mundiales, como la canciller alemana Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro de Japón, o el presidente de la India, Narendra Modi. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intervendrá el próximo lunes en una mesa redonda sobre el nuevo contrato social. Por parte latinoamericana acudirán los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Colombia, Iván Duque, entre otros.
Calentando motores para el encuentro, el WEF publicó ayer su informe anual de riesgos en el que alerta del impacto de la pandemia del coronavirus no solo en los millones de vidas que se ha cobrado sino al retroceso que ha supuesto la pandemia en términos de desigualdad, lo que ha aumentado la brecha entre “los que tienen y los que no” y amenaza la cohesión social.
“En 2020, el riesgo de una pandemia global se hizo realidad, algo que este informe de en riesgos ha venido destacando desde 2006. Sabemos que es difícil para gobiernos, empresas y otros actores económicos hacer frente a riesgos de tan largo plazo, pero la lección que nos ofrece esta situación es que ignorar las amenazas no hacen que sean menos improbables”, subraya Saadia Zahidi, directora gerente del WEF. De hecho, las enfermedades infecciosas y las crisis relacionadas con los medios de subsistencia siguen siendo la mayor amenaza a corto plazo para los expertos consultados por Davos.
Los datos sustentan esa llamada de atención. Según el Banco Mundial, la pobreza extrema —entendida como la situación de quienes viven con menos de 1,9 dólares al día— se disparó el año pasado como consecuencia de la pandemia. Después de 20 años de reducción ininterrumpida, el número de personas viviendo en situación de pobreza extrema pasó de 27 a 115 millones en un solo año y, según adelantó en octubre el presidente de la organización, David Malpass, esa cifra puede alcanzar los 150 millones en 2021.
Pero las desigualdades van mucho más allá. El acceso tecnológico y la formación digital marcan una nueva barrera entre quienes van a poner acceder a los 100 millones de empleos que Davos calcula que creará la transformación digital —frente a los 85 millones de puestos de trabajo que se destruirán— y quienes no. Muchos de ellos jóvenes que viven la segunda crisis en su generación, después de la Gran Recesión de 2008.
“La pandemia de 2020 ha sido una prueba de estrés que va a remover las bases de la economía y las sociedades de todo el mundo. La reconstrucción va a exigir financiación, cooperación internacional y mayor cohesión social”, sostiene en el informe Lee Hyung-hee, presidente de SK Group. Un escenario muy ambicioso incluso para Davos.
Vuelven los viejos riesgos
Una de las dolorosas lecciones que nos dejó la crisis financiera de 2008 es el daño económico y social que producen los ajustes fiscales cuando se llevan a cabo antes de tiempo, o incluso en plena crisis. De ahí que nadie haya cuestionado el volumen de estímulos que gobiernos y bancos centrales han movilizado en esta crisis. Hasta ahora. El exgobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, advertía el pasado fin de semana en EL PAÍS del riesgo de una crisis de deuda. También los hombres de Davos perciben en un plazo de tres a cinco años la vuelta de ese viejo riesgo que puso varias veces al euro al borde del abismo, así como el estallido de burbujas de activos (basta mirar a la evolución de las Bolsas), la inestabilidad de precios, un shock de materias primas... Un debate que sin duda tendrá su hueco en las mesas redondas de Davos por mucho que el viejo paradigma les pareciera a algunos superado.
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