¿A quién le vamos a vender nuestros coches?
La amenaza arancelaria de Trump sobre la industria del automóvil europea obliga a las autoridades europeas a replantearse su política y alianzas comerciales
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha dado un respiro a Europa al aplazar hasta el 24 de noviembre su decisión sobre los aranceles que soportan los vehículos y componentes de automóviles procedentes de la Unión Europea. También de Japón. El anuncio coincide con una relajación de los aranceles al acero y el aluminio impuestos a otros dos destacados aliados, Canadá y México, en pleno recrudecimiento de la guerra comercial que la Casa Blanca libra con China y permite a Washington centrar todos sus esfuerzos y recursos en la batalla con Pekín. Pero la amenaza para Europa persiste porque en su informe al presidente del pasado mes de febrero el Departamento de Comercio invocaba la seguridad nacional como justificación de su propuesta de subir los aranceles a los coches europeos del 2,5% actual al 25%.
Al conocer la decisión, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, rechazaba de plano que la industria del automóvil europea sea una amenaza para la seguridad de Estados Unidos pero no cabe duda de que este expediente será una de las principales prioridades que deberá abordar el próximo colegio de comisarios.
Desde la crisis financiera, el superávit comercial de la eurozona con Estados Unidos no ha dejado de crecer y casi triplica el que era antes de 2008, al situarse en unos 120.000 millones de euros anuales. Casi la mitad de ese saldo positivo del comercio bilateral corresponde a las ventas de coches y componentes que desde 2015 rondan los 48.000 millones de euros. El 70% de las exportaciones europeas de automóviles a EE UU corresponden a Alemania, seguido de Italia y, a considerable distancia, España.
Trump pretende reducir ese saldo encareciendo el precio de los coches europeos que se venden en Estados Unidos para favorecer la producción nacional pero, como recuerdan Edoardo Campanella y Thomas Strobel, de Unicredit, ese enfoque “ignora cómo funcionan las cadenas de valor en una economía global altamente integrada” porque buena parte de lo que Europa exporta a EE UU bajo ese epígrafe son piezas fundamentales para los fabricantes de coches estadounidenses. De hecho, entre los mayores aliados de la industria europea está la propia industria americana. “La continua amenaza de aranceles sobre los automóviles y sus componentes solo genera semana pasada la una incertidumbre que debilita nuestra economía”, admitía en un comunicado la Cámara de Comercio de EE UU, el mayor lobby empresarial del país.
La realidad es que las amenazas de la Administración de Trump sobre un sector tan fundamental de la industria europea deberían suponer una llamada de atención a las autoridades europeas para evaluar su política y sus relaciones comerciales.
Parag Khanna, fundador de la consultora geopolítica FutureMap, aseguraba en un encuentro reciente en Madrid que “Europa puede ser la gran beneficiada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China”. Su argumento es que la escalada arancelaria va a obligar a las dos potencias a buscar proveedores alternativos para muchos productos –como ya está sucediendo en el caso de Brasil y la soja, por ejemplo—y que eso va a dar un fuerte impulso a muchos países asiáticos, convirtiéndose en mercados sólidos para los productos europeos. En realidad, Europa ya comercia más con el conjunto de Asia (alrededor de 1,4 billones de euros al año, según recoge su libro The future is Asian) que con EE UU (algo menos de un billón de euros) y no parece descabellado avanzar en esa dirección. Según Standard Chartered, de los siete países que van a crecer por encima del 7% anual de aquí a 2030, cinco están en Asia (Bangladés, India, Filipinas, Vietnam y Myanmar). Bruselas acaba de firmar un acuerdo de libre comercio con Japón y está en negociaciones con India y la Asociación de Países del Sudeste Asiático para sellar pactos similares. Quizás Trump haya puesto en bandeja a los responsables europeos hacia dónde deben mirar para seguir vendiendo coches en el futuro.
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