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El misterio de los 1.001 de Hamburgo que eligen al sucesor de Merkel

Un millar de “delegados”, cuya intención de voto se desconoce, escogen el viernes al sucesor de la canciller al frente de la CDU

De izquierda a derecha, Friedrich Merz, Annegret Kramp-Karrenbauer y Jens Spahn, candidatos a suceder a Angela Merkel antes de un acto de campaña en noviembre.
De izquierda a derecha, Friedrich Merz, Annegret Kramp-Karrenbauer y Jens Spahn, candidatos a suceder a Angela Merkel antes de un acto de campaña en noviembre.Fabian Bimmer (REUTERS)
Ana Carbajosa

En cuestión de horas, Angela Merkel cederá el testigo del centroderecha alemán. La canciller abandona la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) después de 18 años al frente del partido, dando pie a una transición cargada de suspense. El viernes, la CDU elegirá a un nuevo presidente en Hamburgo y a estas alturas no hay encuestas fiables que permitan adivinar un resultado crucial para el futuro del partido y de Alemania. Porque el nuevo jefe de la CDU, el mayor partido del país, tiene muchas posibilidades de acabar siendo el nuevo canciller alemán. Pero ¿quién elegirá exactamente al sucesor de Merkel en Hamburgo?

La llave de la transición alemana la tienen 1.001 hombres y mujeres. Son los llamados “delegados” y los únicos que votarán en el congreso de Hamburgo. La suma de sus votos decidirá quién es el ganador. Algunos de ellos son personas con cargos en el partido, pero no todos. Hay diputados, alcaldes, miembros de la organización juvenil y simples afiliados, elegidos antes de saberse que en esta ocasión, el congreso iba a ser existencial para el partido. Su preferencia es a estas alturas una gran incógnita.

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Desde hace semanas, la prensa alemana publica las preferencias de voto entre los votantes de la CDU. Annegret Kramp-Karrenbauer, alias AKK, la candidata preferida por Merkel, aventaja a Friedrich Merz, un exitoso hombre de negocios. Un tercio de los encuestados se declara indeciso. Pero además, lo que quieran los afiliados no tiene por qué coincidir con las preferencias de los delegados, cuya identidad aseguran en el partido está protegida por las leyes de protección de datos y sobre los que no hay sondeos. "Sabemos qué votaría el votante general y el de la CDU, pero de los delegados no se sabe nada", confirma Peter Matuschek, investigador de la casa de sondeos Forsa. El resultado está totalmente abierto.

En general, los delegados son personas más implicadas en el partido que los afiliados. Jan Redmann es uno de los famosos delegados que votará en Hamburgo y que explica a este diario que lo que les distingue de los afiliados o el votante medio es que “piensan más estratégicamente, no se dejan impresionar tanto por la retórica de uno u de otro y piensan con qué candidato podrá ganar la CDU las próximas elecciones generales”. Redmann tiene 38 años y es diputado regional en Brandenburgo, además de ejercer como abogado.

Un tercio mujeres

La identidad de los delegados no es pública, pero sí se sabe que un tercio de ellos son mujeres, según una encuesta publicada en la prensa alemana y también cuántos delegados tiene cada land. Renania del Norte-Westaflia, el más poblado, y el Estado de donde proceden Friedrich Merz y Jens Spahn, el tercer candidato en discordia, es el mejor representado con 296 delegados. Pero es a la vez, el Estado en el que se escucha con fuerza el ala más social del partido que en principio representa Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK). El Estado El Sarre, de donde viene AKK, apenas cuenta con 34 delegados y Bremen, es el que menos tiene, 5.

El artículo 28 de los estatutos de la CDU es el que regula la figura del delegado y explica que son elegidos por las federaciones del Estado, del distrito o del municipio. 800 se designan en proporción a los afiliados del partido en cada land. El resto, 200, según el número de votos obtenidos en las últimas elecciones. Y el restante corresponde a la delegación de Bruselas, la única en el extranjero.

Otro delegado, Andreas von Gehlen, soldado profesional, coincide en que votan “teniendo en cuenta el largo plazo y pensando en cómo mantener el estatus de la CDU como el partido más influyente. Se trata de lograr resaltar las diferencias con los socialdemócratas y sobre todo con los Verdes”. Von Gehlen cree que las encuestas de votantes que se publican estos días “tienen solo una influencia limitada en los delegados”.

Ni ellos ni numerosos afiliados consultados se atreven a hacer pronósticos. Algunos coinciden en que el carisma y la oratoria de Merz ha convencido en estas semanas a muchos de los que ansían una verdadera renovación en el partido y que ven la oportunidad en Merz, un hombre de negocios que lleva 10 años fuera de la política activa. Pero a la vez insisten en que no es momento para dejarse llevar por las emociones.

Lo cierto es que algunos afiliados y delegados parecen tener estos días una calculadora en la cabeza en la que van sumando y restando los distintos factores que consideran relevantes. Uno de ellos es la edad de Merz. Tiene 63 años. Merkel ha dicho que aspira a acabar su mandato en 2021. Para entonces, Merz estaría en edad de jubilación, lo que para algunos significa que de triunfar el candidato, tendría interés en hacerse con la cancillería cuanto antes. Y eso, para muchos supondría una fuente de inestabilidad indeseada en un momento en el que no hay excesiva sed de elecciones.

Piensan a la vez, que tal vez Merz, en teoría algo más conservador, sea capaz de reducir a la extrema derecha como ha prometido, pero también piensan que AKK, más centrista, puede frenar el espectacular ascenso de Los Verdes. Así, una tras otra, las cábalas tienden al infinito en los pasillos de las conferencias regionales que los candidatos han mantenido por todo el país.

El diario sensacionalista Bild publicó el fin de semana pasado una investigación con la que ponía cara a buena parte de los delegados, en contra de la recomendación del partido y arriesgándose a sanciones millonarias. Contactó con cientos de ellos, pero solo 269 desvelaron su preferencia. 144 de ellos dijeron que votarían por Merz frente a 96 que lo harían por AKK. Pero esos datos hay que cogerlos con pinzas, porque los que respondieron fueron sobre todo los voluntarios, mientras que los políticos profesionales, cuyo salario depende de lo bien o lo mal que le vaya al partido, callaron.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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