La UE se vuelca con Asia pero con cuidado de no soliviantar a Trump
Bruselas y Washington llevan a cabo una delicada negociación para evitar una guerra comercial
La Unión Europea ha agasajado en Bruselas durante dos días (jueves y viernes) a los principales líderes asiáticos, incluidos el primer ministro chino, Li Keqiang, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe. La cumbre ha tratado de demostrar la fortaleza del club europeo en vísperas de la salida de Reino Unido y la voluntad europea de forjar alianzas internacionales para preservar un orden global multilateral. La UE, sin embargo, se ha cuidado mucho de dejar claro que la relación con Asia no pretende crear un frente común contra los EE UU de Trump. "Nosotros no organizamos cumbres contra nadie", ha puntualizado la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini.
Europa sigue considerando esencial la relación transatlántica y prefiere no soliviantar a la Casa Blanca en un momento en que Bruselas y Washington llevan a cabo una delicada negociación para evitar una guerra comercial que podría desembocar en aranceles para grandes exportaciones europeas a EE UU, en particular, las automovilísticas.
El difícil equilibrio entre cortejar a Asia sin molestar a Trump se ha llevado a cabo en una cita que la Comisión Europea define como "la mayor cumbre que se celebra en Bruselas en todo 2018". La reunión ha pasado desapercibida para la opinión pública, oculta tras los interminables debates sobre el Brexit y la bronca sobre los presupuestos de Italia. Pero la mayoría de los asistentes eran conscientes de la trascendencia de un cónclave al que han asistido 30 países europeos y 21 asiáticos.
"La canciller Angela Merkel lo resumió bien durante la cumbre de la zona euro del jueves", apunta una fuente diplomática. "Ahora estamos discutiendo nuestras pequeñas cosas, pero esta tarde empieza lo importante con Asia", señaló Merkel según la citada fuente.
Y es que la 12º cumbre euroasiática (ASEM, por sus siglas en inglés) de este año se celebra en medio de la gran sacudida geopolítica desatada por EE UU, que bajo la presidencia de Donald Trump pretende imponer un orden mundial basado en las relaciones bilaterales (donde la fuerza de cada país es más detrimento) en detrimento de los foros multilaterales que diluyen un poco el peso de las grandes potencias.
"El multilateralismo es la solución a los problemas globales", aseguró el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en la cumbre, según relatan fuentes de su equipo. España, precisamente, acogerá en julio de 2019 la cumbre ministerial de ASEM. "España", señaló Sánchez, "apuesta por el multilateralismo para afrontar desafíos como el cambio climático, la migración o el terrorismo".
Las conclusiones de la cumbre también recogen esa apuesta. "Los recientes acontecimientos internacionales han impulsado la relevancia de ASEM como una pieza fundamental para un multilateralismo efectivo y un orden internacional basado en normas", afirma la declaración firmada por 51 países en Bruselas.
"La emergencia de Asia es una de las razones por las que el mundo de hoy es multipolar", subraya Arancha González, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC, según sus siglas en inglés), una agencia conjunta de la ONU y la OMC. González aboga por una mayor colaboración entre los dos continentes "para reforzar el multilateralismo y evitar el unilateralismo o un mundo G-2 de China y EE UU".
La atención de Europa hacia oriente se ha reforzado y la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, ha impulsado acuerdos de libre comercio como el de Singapur, firmado el viernes al hilo de la cumbre de ASEM, o el de Japón a punto de concluirse. Bruselas ya prepara un acuerdo con Vietnam y desearía suscribir uno multilateral con Asean, la asociación regional de los países del sureste asiático a la que pertenecen, entre otros, Tailandia e Indonesia.
Merkel recordó el jueves en rueda de prensa que los países asiáticos invitados "representan dos tercios de la población mundial, dos tercios del comercio mundial y dos tercios del PIB mundial". Y González añade que "el 35% de las exportaciones europeas van a Asia y para el 2030, dos tercios de la clase media del mundo vivirá en Asia".
"Pero eso no significa que no haya temas espinosos", admite González. "Se tienen que poner sobre la mesa las subvenciones industriales, el exeso de capacidad en sectores como el acero o la presencia de las empresas estatales chinas", añade la directora ejecutiva de ITC.
El espinoso tema de los derechos humanos
Sobre la mesa de la cumbre euroasiática sobrevuela también el más que espinoso tema de las libertades y la democracia. En una reciente resolución el Parlamento Europeo ha condenado "el acoso, arresto y persecución que sufren en China los defensores de derechos humanos, abogados, periodistas y otros miembros de la sociedad civil". Y recordaba que en el gigante asiático están bloqueadas 25 de las páginas web más populares del mundo.
La falta de libertades provoca reticencias en parte de la UE y parece ser uno de los motivos por los que la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, apenas ha pisado suelo chino a pesar de su cargo. Pero el conjunto de la UE parece apostar por el pragmatismo, aun a riesgo de ser criticada. Y en la cumbre de Bruselas, la número 12 de ASEM, todos los países europeos han estado representados al máximo nivel. Salvo Dinamarca y Suecia, el país de Malmström, que estuvieron representados por sus ministros de Exteriores.
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