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California acepta enviar militares a la frontera, pero no para tareas de inmigración

Después de días de tira y afloja con la Casa Blanca, el gobernador anuncia el despliegue de 400 miembros de la Guardia Nacional con sus propias órdenes

Pablo Ximénez de Sandoval

Donald Trump recibió un sí condicional del Estado de California a la petición de desplegar tropas en la frontera con México. California, el estado con más inmigrantes y con más sin papeles de Estados Unidos, enviará hasta 400 soldados de la Guardia Nacional a reforzar la seguridad fronteriza, pero con sus propias condiciones. El gobernador, Jerry Brown, consiguió que en el acuerdo con el Gobierno federal conste por escrito que los soldados de California no participarán en tareas de inmigración, dejando claro que no considera que haya una situación de emergencia en la frontera. Trump amenazó con retirar los fondos el jueves, pero por el momento sin consecuencias.

Un agente de la policía de fronteras, junto a la valla en San Diego.
Un agente de la policía de fronteras, junto a la valla en San Diego. AP

Trump anunció el pasado 4 de abril que iba a ordenar un despliegue militar en la frontera “hasta que podamos tener un muro”. Trump hizo campaña con la promesa de levantar un muro con México y sobre la idea de que hay una invasión de criminales indocumentados a través de la frontera que ponen en peligro a los ciudadanos estadounidenses. En su primer año de mandato, ha sido incapaz de convencer a su propio partido de que apruebe los fondos necesarios para construir un muro.

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California tardó una semana en responder a la petición del Departamento de Seguridad Nacional. Lo hizo el 11 de abril, con una carta en la que el gobernador, el demócrata Jerry Brown, decía que “aceptaba los fondos federales” para enviar a la Guardia Nacional a la frontera. Brown explicaba en esa carta que California ya tiene 55 efectivos del Ejército reservista en la frontera.

Después, añadía: “Pero seamos meridianamente claros sobre el alcance de la misión. Esta no va a ser una misión para construir un muro nuevo. No va a ser una misión para hacer redadas de mujeres y niños o para detener a gente que huye de la violencia y busca una vida mejor. Y la Guardia Nacional de California no va a ejecutar leyes de inmigración federales”.

A esta carta siguieron días de tira y afloja en los que el Gobierno federal no aseguraba los fondos para la misión y California no cambiaba sus términos. El lunes, un alto cargo de Seguridad Nacional dijo en una reunión de prensa en Washington que California se había negado a desplegar los militares. California negó que se hubiera negado a nada. El martes, Trump atacó al gobernador Brown en un tuit diciendo que “no es capaz de asumir que la Guardia Nacional patrulle la frontera”. Brown se encontraba en Washington, donde dijo que las negociaciones seguían abiertas.

La orden que ha publicado Brown este miércoles deja intactos sus términos iniciales. La misión de los 400 militares, que dura hasta el 30 de septiembre, será “combatir la amenaza de crimen transnacional que se extiende por áreas de California, más allá de la frontera” y combatir a las mafias y los traficantes de personas, drogas y armas.

La orden dice expresamente: “La Guardia Nacional de California no se involucrarán en ninguna actividad policial ni de ejecución de las leyes de inmigración, ni arrestar personas por violar leyes de inmigración, custodiar personas detenidas por violar supuestamente leyes de inmigración, o apoyar actividades de ejecución de leyes de inmigración”. También prohíbe expresamente a sus tropas participar en la construcción de cualquier tipo de muro. El Gobierno de Trump ha aceptado asumir el coste de la misión con estas condiciones, según la oficina del gobernador.

El jueves por la mañana, con la información de la misión de California en los periódicos, Trump acudió a Twitter para decir que no pensaba financiar la "farsa" del gobernador Brown, según sus palabras. La Guardia Nacional de California, sin embargo, tuiteó que tenía confirmación del Pentágono de que la financiación seguía adelante. "En definitiva, no ha cambiado nada", añadió el cuerpo militar en otro mensaje.

El anuncio de Trump suponía movilizar a la Guardia Nacional, un Ejército de reservistas que depende de los estados y recibe órdenes del gobernador. Arizona y Texas, ambas gobernadas por republicanos, respondieron inmediatamente con entusiasmo a la petición de Trump. Arizona enviará 225 efectivos, Nuevo México (una frontera corta y desértica), 60, y Texas, el estado con más kilómetros de frontera (y la zona más porosa), 650. Trump había anunciado entre 2.000 y 4.000 soldados. En total, sumando California, por el momento habrá unos 1.300.

Trump no es el primer presidente en enviar la Guardia Nacional a la frontera. Lo hicieron Barack Obama y George W. Bush antes que él, en números similares. En 2014, el gobernador de Texas Rick Perry envió también a la Guardia Nacional ante la crisis de los menores no acompañados centroamericanos, que comenzaron ese año a llegar por decenas de miles y desbordaron los sistemas de inmigración. En general, la Guardia Nacional proporciona apoyo logístico a la policía de fronteras (Border Patrol), lo que les permite tener más efectivos sobre el terreno, en vez de en labores de intendencia, pero no se involucra directamente en el trabajo policial.

La decisión de enviar militares a la frontera tiene su origen en una caravana de un millar de inmigrantes centroamericanos que se juntó en México a principios de abril en dirección al norte. El tono ofensivo de Trump sobre este asunto provocó una respuesta sin precedentes del presidente saliente de México, Enrique Peña Nieto, que pidió respeto para su país.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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