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Rusia estudia vetar algunos productos de EE UU en respuesta a las sanciones de Trump

Las medidas propuestas en Moscú podrían afectar aún más a su ciudadanía, según los analistas

Pilar Bonet
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, habla en la Duma, este miércoles en Moscú.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, habla en la Duma, este miércoles en Moscú.Marat Abulkhatin (Getty Images)

El alcohol y el tabaco procedente de EE UU, así como programas de ordenador y equipo técnico, incluidos los motores para cohetes espaciales, podrán ser prohibidos o restringidos por Rusia en virtud de un proyecto de ley, cuyo fin es “evitar” y “atajar” las sanciones de la Administración estadounidense contra ramas de la economía rusa así como personas físicas y jurídicas de este país. El proyecto afecta también a los Estados que se sumen a las iniciativas punitivas norteamericanas y se debatirá en primera lectura el 15 de mayo. El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riábkov, ha exhortado a aprobar la ley de forma “dinámica”.

El documento fue presentado en la cámara el 13 de abril, avalado inicialmente por las firmas del jefe de la Duma, Viacheslav Volodin, el vicejefe y los líderes de todas los grupos parlamentarios. El lunes, 16, el Consejo de la Duma (la cúpula del parlamento), reunido en sesión extraordinaria, difundió el documento, que era ya apoyado por 327 diputados (del total de 450 de la Duma).

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De prosperar en su redacción inicial, la ley equivale a propinar un “tiro en el pie” a los intereses rusos, desde la industria hasta las personas físicas, según coinciden numerosos comentaristas políticos. En un total de 16 puntos, el documento enumera medidas dirigidas contra EE UU y los países que se sumen a las sanciones norteamericanas contra Rusia. Entre ellas figuran la prohibición o limitación de importaciones agrícolas, materias primas y productos manufacturados, la suspensión o interrupción de la colaboración con organizaciones en las que EE UU tenga más del 25% del capital en el campo de la energía atómica, industria aeronáutica y construcción de motores de cohetes.

Asimismo, se contemplan limitaciones y restricciones para la compra de equipo tecnológico y programas informáticos producidos por EE UU destinado a la Administración estatal y municipal así como a ciertas compañías, limitaciones en trabajos de auditorias y asesoramiento, y en los procesos de privatización rusos para las empresas con más del 25% de participación estadounidense. También se prevé la limitación y prohibición de exportación de metales raros, limitaciones laborales para los especialistas altamente cualificados, y prohibición de importación de fármacos según una lista preparada por el Gobierno, siempre que estos se fabriquen en Rusia. Para no dejarse nada en el tintero, el último punto de las medidas contempladas hace referencia a la prohibición o limitación de importación a Rusia de “cualquier otra mercancía” producida en EE UU o en otros Estados extranjeros.

Si se deja de lado el aspecto propagandístico, la iniciativa legislativa resulta redundante, teniendo en cuenta que, como escribe el diario Moskovski Komsomolets, “en Rusia desde 2007 está en vigor una ley que permite al presidente tomar decisiones sobre cualquier sanción como respuesta a cualquier medida hostil de cualquier Estado”. La idea de especificar y reiterar lo ya legislado fue expresada el 11 de abril, cuando el portavoz de la Duma, Viacheslav Volodin, exhortó a “responder al comportamiento desvergonzado de EE UU” después de que este país adoptara medidas que afectan a 23 funcionarios y empresarios rusos, entre ellos los magnates con vocación global, Oleg Deripaska y Viktor Vekselberg. El proyecto incluye también la confección de listas de personas vetadas en Rusia, una facultad que corresponde al ministerio de Exteriores.

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Las limitaciones o prohibición de exportaciones de metales raros, un punto incluido en el proyecto de ley, han sembrado la alarma en la zona industrial de los Urales y en el sector productor de titanio, cuyo principal cliente es la empresa norteamericana Boeing. De llevarse a cabo, la restricción de exportaciones de ese metal afectaría a los puestos de trabajo de miles de personas. Los rusos de a pie han acogido con temor la iniciativa de restringir la importación de medicamentos, dado que la industria farmacéutica nacional cubre solo un porcentaje limitado de las necesidades del país. Según el borrador, el presidente de Rusia decide sobre la introducción de sanciones y el Gobierno selecciona qué medidas tomar entre las disponibles. La lista de prohibición de importaciones no afecta a los fármacos y productos transportados a Rusia en equipajes particulares.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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