Gary Cohn, el hombre de Wall Street en la Casa Blanca
El banquero de inversión es una figura moderada en el seno de la Administración que preside Donald Trump y defensora de la globalización
Gary Cohn ha sido una de las figuras más influyentes en la Casa Blanca, que además ha contribuido a contrarrestar el discurso del extremo más nacionalista de una Administración que desde el primer día está dominada por el conflicto interno. Como director del Consejo Económico Nacional, un órgano que asesora directamente al presidente de Estados Unidos, ha sido clave en el diseño de la recién adoptada reforma fiscal y es un firme defensor de la globalización.
Era también el hombre de Wall Street. Para entenderlo solo hay que fijarse en la reacción de los futuros del parqué neoyorquino, que caen cerca de un 1,5% tras el anuncio. Su nombre estuvo presente desde el primer momento en las quinielas de los nominados para sustituir a Janet Yellen al frente de la Reserva Federal. Antes de entrar en la Administración de Donald Trump hace menos de 14 meses, fue el segundo ejecutivo más importante en Goldman Sachs.
Cohn es conocido por ser una persona práctica y directa, que no se pierde en argumentos retóricos. Se le ha considerado, de hecho, una figura moderada. El cargo en la Casa Blanca, dijo, le permitió hacer algo diferente de lo que se dedicó durante tres décadas en el banco de inversión. También se implicó en el diseño del plan de inversiones para la modernización de las infraestructuras.
El banquero se crio en el seno de una familia de clase media en Cleveland, Ohio. Un profesor llegó a decir a sus padres que tendrían suerte si lograba un trabajo de camionero. Él mismo reconoció que fue muy mal estudiante y de niño fue diagnosticado con dislexia. A los 16 años se puso al volante de un camión y le encantó. Pero insistió a sus maestros que quería completar su educación.
Aunque siempre tuvo pasión por las finanzas, su primer trabajo fue curiosamente en la siderúrgica US Steel, como vendedor de marcos de aluminio para ventanas. Aprovechando un viaje de negocios en Nueva York, fue a visitar Wall Street. Compartió taxi con un ejecutivo de una firma que empezaba en el mercado de opciones. Así consiguió su primer trabajo. Goldman Sachs le fichó en 1990 y cuatro años más tarde se hizo socio, cuando estaba en Londres.
Su paso al Gobierno planteó múltiples cuestiones éticas. El pasado verano ya se especuló con la posibilidad de que dejara la Casa Blanca, a raíz de la reacción del presidente Donald Trump a los incidentes raciales en Virginia. “Ha sido un honor servir al país y adoptar políticas económicas que benefician a los estadounidenses”, se limita a decir en una nota de prensa. Ahora la gran pregunta pasa por saber a quién pone Donald Trump en su lugar.
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