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Familiares de represores argentinos: “Sentimos el miedo de andar por la calle y de vivir junto a los asesinos”

El torturador Miguel Etchecolatz sale de la cárcel para cumplir prisión domiciliaria

Hijos de represores de la dictadura argentina se han sumado hoy a la ola de críticas contra la Justicia por conceder la prisión domiciliaria a Miguel Etchecolatz, uno de los criminales más despiadados del régimen militar.

Miguel Etchecolatz, en una imagen de archivo en agosto de 2016.
Miguel Etchecolatz, en una imagen de archivo en agosto de 2016.Télam

Miguel Etchecolatz fue uno de los represores más crueles de la dictadura argentina (1976-1983) y la mayoría no quiere verlo fuera de la cárcel. Ni siquiera su hija, Mariana. Ella y otros familiares de represores calificaron este viernes de "pesadilla" la prisión domiciliaria concedida a Etchecolatz, de 88 años, quien acumula seis condenas por crímenes de lesa humanidad como robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos, desapariciones. Organismos de derechos humanos, referentes sociales y políticos también se oponen al beneficio judicial y horas después de que fuese trasladado de la cárcel de Ezeiza a la ciudad costera de Mar del Plata convocaron allí una manifestación de protesta.

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A través de un comunicado, la agrupación Ex Hijxs e Hijxs de Genocidas rechazó que los represores reciban los mismos beneficios que los presos por delitos comunes. "Esos hombres, esos genocidas, que son o que fueron nuestros padres, están volviendo a sus casas, a nuestros barrios, beneficiados por jueces sin escrúpulos, de esos que perdieron la conciencia y la memoria o que nunca la tuvieron", escribieron los integrantes del grupo. Forman parte de él también Erika Lederer, hija de Ricardo Lederer, obstetra de la maternidad clandestina de Plaza de Mayo; y Rita Vitale, hija del comisario Valentín Milton Pretti, quien dirigió el centro de detención y tortura que funcionó en la localidad bonaerense de Martínez.

"La pesadilla retorna al barrio, a hogares que conocemos, para recordarnos que alguna vez tuvieron el poder de quitar la vida en nombre del Estado. El terror, para la sociedad toda, es siempre terror: ayer y hoy. Con su presencia vuelven a amenazarnos, a poner en peligro el entorno familiar, a decirnos que después de todo son más fuertes. Hoy volvemos a sentir el perfume del terror, el sonido de sus pasos sigilosos y la angustia eterna por la justicia rota. Sentimos el miedo de andar por la calle y de vivir junto a los asesinos", continúan.

Unos meses atrás, Mariana describió a su padre como un hombre "malvado narcisista sin escrúpulos" y "frío, como un robot" en una entrevista con la revista Anfibia, en la que confesó también que decidió desterrar el Etchecolatz de su DNI para poner punto y final al peso que significa "arrastrar un apellido teñido de sangre y horror".

Desde hoy, el represor cumple condena en una casa de Mar del Plata, controlado por una tobillera electrónica. El beneficio judicial, concedido por "su frágil salud", se hizo efectivo en 48 horas, pero en ese tiempo se viralizó por las redes sociales la ubicación de la vivienda y escracharon el barrio con pintadas de "Andate" y "asesino".

Abuelas de Plaza de Mayo criticó con dureza la decisión judicial. "Que esté suelto este monstruo es imposible de entender, pero no vamos a bajar los brazos", dijo su titular, Estela de Carlotto, tras anunciar la restitución de la identidad de la nieta 127 robada por la dictadura. "Creo que no lo va a pasar muy tranquilo que digamos. Las familias que ahora vivirán cerca de este personaje, seguramente se están sintiendo mal", agregó. La referente de la organización en Mar del Plata, Leda Barreiro, se declaró pasmada "por el retroceso de la Justicia". "No nos vengan con que es viejito: nosotras también somos viejitas", señaló. Barreiro recordó que el represor fue jefe de 21 centros clandestinos de detención en la provincia de Buenos Aires, la más grande del país.

Vecino de una de sus víctimas

Un superviviente de uno de estos centros, el Pozo de Quilmes, es ahora vecino de Etchecolatz, y dos abogados han interpuesto una denuncia para exigir a la Justicia que garantice la "seguridad, protección e integridad" de la víctima, según el diario Perfil. En su escrito frente al tribunal, los letrados han apelado a los jueces a "dimensionar el daño e impacto que produce a una víctima directa de Etchecolatz, quien fuera director general de investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires y que jamás mostró arrepentimiento alguno por sus crímenes, haciendo gala del desprecio que siempre manifestó para con sus víctimas en cada una de las audiencias de debate desde el año 2006 a la fecha".

El excomisario estuvo detrás de la llamada Noche de los lápices, en la que fueron detenidos diez adolescentes en La Plata para frenar una movilización a favor del boleto estudiantil, un billete de transporte barato para ir a la escuela. Los cuatro supervivientes relataron que fueron brutalmente torturados, mientras que los cuerpos de seis de los detenidos siguen desaparecidos.

Etchecolatz fue condenado y encarcelado por primera vez en 1986, pero cuatro años después quedó en libertad gracias a los indultos y las leyes de punto y final. Regresó a la cárcel en 2006, tras volver a ser condenado. En 2016, un tribunal de La Plata le otorgó la prisión domiciliaria, pero permaneció detenido por otras causas. Esta vez, la decisión judicial se ha cumplido y todo apunta a que pasará sus últimos días en casa.

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