¿Cómo se gasta en Turquía el dinero del acuerdo migratorio con la UE?
El primer tramo de ayudas, de 3.000 millones de euros, ya ha sido presupuestado pero se ha desembolsado menos de un tercio
El pacto antimigratorio alcanzado por Bruselas y Ankara a inicios de 2016 lleva aparejado una compensación económica de 6.000 millones de euros destinada a contribuir al esfuerzo económico que está haciendo Turquía para acoger a más de tres millones de refugiados sirios. El Gobierno turco, de hecho, asegura haber gastado más de 20.000 millones de euros en atender a la población siria, cobijada en el país euroasiático desde 2011.
El primer tramo de esa ayuda, 3.000 millones para el periodo 2016-17, ya ha sido presupuestado en su práctica totalidad. Algo menos de la mitad de esos fondos se emplea en ayuda humanitaria, es decir, en proyectos gestionados por ONG y organismos internacionales que atienden las necesidades más urgentes de la población refugiada: desde entrega de alimentos a atención sanitaria de emergencia y protección de casos vulnerables. La otra mitad, en cambio, se destina a cuestiones pensadas a medio y largo plazo, por ejemplo la integración de los menores sirios en el sistema educativo turco (más de 600 millones de euros) y la contribución al sistema sanitario turco para atender a los refugiados mediante la construcción de hospitales, ambulatorios y unidades móviles (400 millones de euros). Pero también hay ayudas a los Ayuntamientos menos pudientes de las provincias donde se concentra la población siria para que mejoren su infraestructura.
El Gobierno turco se queja de que, pese al dinero prometido, solo se han desembolsado 908 millones de euros, menos de un tercio de lo presupuestado. Pero ello tiene que ver con la extremadamente burocrática forma de operar de las instituciones comunitarias y con que la mayoría del monto acordado se entrega cuando el proyecto contratado ya está en marcha o ha sido culminado. Además, deben hacer frente a detalladas auditorías. “Los controles son muy estrictos, de hecho, hay muchas ONG pequeñas que no piden fondos porque no pueden enfrentarse a tanto papeleo y burocracia como les exigimos”, reconoce una fuente diplomática europea. “Pero nosotros tenemos que equilibrar la rapidez en la entrega, para que la ayuda sea efectiva, con controles exhaustivos, para evitar que haya corrupción y alguien se embolse los fondos”, explica.
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