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12.000 africanos vuelven desde Libia a sus países con ayuda de la ONU

Los gobiernos del continente reaccionan a los abusos que sufren sus ciudadanos estancados allí

Un grupo de marfileños aterriza este miércoles en Abiyán, procedente de Libia.Vídeo: LUC GNAGO (REUTERS) / EPV
José Naranjo

Más de 12.000 migrantes en ruta hacia Europa que se habían quedado estancados en Libia han regresado de manera voluntaria a sus países de origen sólo en lo que va de año 2017 gracias a un programa de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). De igual modo, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha iniciado un operativo para sacar de dicho país a unos 44.000 solicitantes de asilo ya identificados, aunque está convencida de que puede haber muchos más. Esta operación salida de migrantes de Libia obedece a los abusos que sufren allí y a las crecientes dificultades que están encontrando para seguir su camino hacia Europa.

Los 12.000 migrantes que han sido repatriados proceden de 24 países, en su mayor parte del continente africano. Nigeria lidera la lista con 4.074 personas, seguida de Guinea (1.588), Gambia (1.321), Malí (1.180) y Senegal (973). Los únicos tres países no africanos de donde han llegado repatriados este año han sido Bangladés (492), Pakistán (62) y Yemen (10).

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El programa de retorno voluntario de la Organización Mundial de las Migraciones para los migrantes que aceptan ser repatriados desde Libia implica recibir asistencia sanitaria y psicosocial al llegar a sus países de origen, agua, comida, unos 50 euros para gastos de transporte hacia sus pueblos y ser inscritos en proyectos de reinserción laboral. El año pasado la OIM ayudó a regresar a sus casas a casi 100.000 migrantes desencantados, lo que supuso un aumento del 40% respecto al año anterior. El país desde el que más migrantes fueron repatriados fue Alemania (54.000), seguido de Grecia (6.100) y Austria (4.800). La mayoría de los repatriados eran albaneses (18.000), iraquíes (12.700) y afganos (7.100) según el balance de la OIM.

“A través del acceso autorizado a los centros de detención se entra en contacto con los migrantes que desean asistencia”, asegura Jo-Lind Roberts, responsable de la OIM para África occidental. Posteriormente, este organismo organiza vuelos chárter a los países de origen de los migrantes en coordinación con los respectivos gobiernos, un programa que comenzó en Libia 2015 financiado por la propia OIM pero que ha vivido una auténtica explosión en el presente año ante la gravedad de la situación en el país árabe.

En los últimos días este programa de retorno voluntario se ha acelerado aún más tras la difusión de un vídeo por parte de la cadena CNN en el que se mostraba la existencia de subastas de migrantes en Libia como si fueran esclavos. Tras años de inacción en este tema, por lo que ha sido muy criticada, la Unión Africana ha hecho un llamamiento a los países africanos a aceptar el regreso de sus nacionales desde Libia. El presidente de este organismo, el guineano Alpha Condé, calificó de “escandaloso e inaceptable” la existencia de esclavitud en Libia.

La respuesta ha sido inmediata. Los gobiernos africanos han pisado el acelerador y si un primer grupo de 150 migrantes regresaba desde Libia a Costa de Marfil el pasado lunes, apenas 24 horas más tarde les tocó el turno a 250 cameruneses, siempre en coordinación con la OIM. Senegal recibió a 136 el pasado día 14 y Ruanda se ha ofrecido a acoger nada menos que a 30.000 africanos. Louise Mushikiwabo, ministra de Asuntos Exteriores ruandesa, manifestó este miércoles que “estamos discutiendo cómo podemos acoger a los migrantes prisioneros en Libia, pero creemos que podremos traer a 30.000”.

The New Arrivals

Cuatro millones de inmigrantes han llegado a España en dos décadas en avión, en patera o saltando la valla. Más de un millón de personas pidieron asilo en Europa en 2016. EL PAÍS cuenta, en un proyecto de 500 días con los diarios The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, cómo se adaptan estos nuevos europeos y cómo Europa se adapta a ellos. Una mirada a un fenómeno que está transformando España y el continente

Por otra parte, el pasado 11 de noviembre, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) puso en marcha otro operativo para sacar de Libia a unas 44.000 personas, en este caso solicitantes de asilo que han sido identificados por esta agencia en suelo libio, dada su situación “extremadamente vulnerable”. A diferencia de los migrantes, al acreditarse la persecución en sus países de origen no pueden regresar a ellos.

La primera acción consistió en la evacuación a Níger de 25 personas procedentes de Sudán, Somalia y Eritrea. “Estarán temporalmente en este país hasta su reasentamiento definitivo en otros. Francia ha prometido 3.000 plazas”, asegura Louise Donovan, portavoz de ACNUR en Niamey, la capital nigerina. Este miércoles, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó de “crímenes contra la humanidad” la subasta de migrantes en Libia. ACNUR ha hecho un llamamiento internacional para contar con 40.000 plazas de reasentamiento, hasta ahora sin una respuesta clara. El embajador español en Níger, Ricardo Mor, visitó a los refugiados y mantiene conversaciones con esta agencia, según fuentes de ACNUR.

Los malos tratos y violaciones de los derechos humanos en Libia, unidas al acuerdo extraoficial alcanzado por Italia con algunas milicias locales para impedir que zarpen pateras, son algunas de las causas que podrían estar detrás de un incipiente cambio de rutas migratorias. Este año la OIM ha detectado un ligero descenso en la intensidad del flujo migratorio que pasa por Libia (un 4% menos hasta agosto), mientras que la ruta argelina ha vivido una importante alza este año. De hecho, la llegada de inmigrantes a España en pateras desde Marruecos y Argelia se sitúa en 20.000 personas, el doble que el año pasado.

El proyecto The New Arrivals está financiado por el European Journalism Centre con el apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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