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El régimen sirio proclama en la ONU que acaricia la victoria en la guerra

La Asamblea General pasó esta semana de puntillas por la guerra en el país árabe

Walid Al-Moualem ante la Asamblea General
Walid Al-Moualem ante la Asamblea GeneralEDUARDO MUNOZ (REUTERS)

“La victoria [en la guerra siria] está ahora al alcance de la mano”. Con esta rotundidad se dirigió el ministro sirio de Exteriores, Walid al-Moualum, este sábado al plenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El jefe de la diplomacia citó la liberación de las ciudades de Alepo y Palmira, el levantamiento del asedio de Deir Ezzor y la “erradicación del terrorismo en la mayor parte del territorio” al hablar de los progresos.

El ministro expresó de nuevo la determinación del régimen de Damasco de defender al pueblo sirio ante una guerra, que según dijo, “pretende eliminar a nuestro país”. E indicó que su victoria final será tomada como un ejemplo para otros países que se encuentran sometidos ante una amenaza similar contra su integridad. Señaló a EE UU, Turquía e Israel como agentes que tratan de amenazar su existencia.

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El representante del Gobierno sirio del presidente Bachar el Asad sí indicó, en el plano político, que se están produciendo avances en el proceso de Astaná (por la capital de Kazajistán, que acogió las conversaciones) y espera que eso permita lograr un cese real de las hostilidades en las zonas acordadas. También mostró su voluntad por lograr progresos en el marco del proceso iniciado en Ginebra. El emisario de la ONU, Staffan de Mistura, espera retomar las discusiones en las próximas semanas.

Walid al-Moualum aprovechó su intervención para denunciar el bombardeo de EE UU la pasada primavera a una de sus bases con el argumento de que utiliza armas químicas. “Cuando esta guerra injusta termine, el Ejército sirio quedará en la historia como el que heroicamente derrotó, junto a sus fuerzas de apoyo y sus aliados, a los terroristas que vinieron a Siria y a muchos países”, concluyó.

La incertidumbre sobre la política exterior de EE UU, las tensiones por la amenaza nuclear de Corea del Norte, las dudas sobre el acuerdo nuclear con Irán y la crisis en Venezuela se llevaron esta sesión el protagonismo en los discursos de los mandatarios. Una situación muy diferente de la de hace un año, cuando el conflicto en el país árabe concentró la atención de incontables reuniones.

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Conflicto latente

La ofensiva militar contra la ciudad Alepo, controlada entonces por grupos rebeldes, disparó la tensión entre Estados Unidos, Francia y Reino Unido con Rusia e Irán, principales aliados del régimen sirio. El Gobierno de El Asad retomó el control de la ciudad y recuperó la mayor parte del territorio donde los radicales del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) eran muy fuertes. Los combates han disminuido.

Pero como advertía el secretario general de la ONU, António Guterres, la guerra en Siria no ha terminado aún y después de siete años de enfrentamientos, que han dejado alrededor de 330.000 muertos, es uno de los conflictos latentes que sigue poniendo en riesgo la vida de civiles inocentes. La solución es extremadamente compleja por la creciente implicación de Turquía y de Israel.

Emmanuel Macron, presidente de Francia, planteó en su discurso que se establezca un nuevo grupo de contacto para impulsar la solución política de la crisis. EE UU y Rusia —que respalda a Teherán—, con posiciones totalmente enfrentadas, no hicieron mucho caso a la idea. La Administración que preside Donald Trump, en paralelo, se niega a reconocer un papel protagonista a Irán en la negociación.

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