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“No vamos a dar ni un paso atrás”

Una multitud se congrega en la simbólica Plaza de Mayo de Buenos Aires para volver a gritar "Nunca Más" una dictadura en Argentina

Un grupo de niños mira fotografías de víctimas de la dictadura argentina.
Un grupo de niños mira fotografías de víctimas de la dictadura argentina.AFP

"Gracias Madres", "Gracias Abuelas", grita una multitud al paso de una larguísima bandera con imágenes de los 30.000 desaparecidos por la Avenida de Mayo de Buenos Aires. Amalia Blanco aplaude y se emociona hasta las lágrimas cuando ve a esas mujeres valientes, con sus pañuelos blancos en la cabeza, caminar con paso decidido hacia la Plaza de Mayo para exigir "memoria, verdad y justicia" en el 41 aniversario del golpe militar que dio inicio a la última dictadura argentina. "Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son un ejemplo para todos los argentinos", dice esta docente de primaria, que ha venido acompañada de sus dos hijas. "Estoy acá para que nunca más vuelvan, para que nunca más haya dictadura ni un plan económico que nos lleve a la miseria", agrega.

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Entre las decenas de miles de personas que abarrotan la simbólica plaza porteña y todas las calles cercanas hay familias con niños y bebés, activistas de derechos humanos, militantes políticos, sindicalistas, docentes con batas blancas, adolescentes agarrados de la mano, obreros y jubilados, entre muchos otros. Ana, psicóloga, asegura haber venido casi todos los 24 de marzo desde que Argentina recuperó la democracia, en 1983. Al echar la vista atrás, considera "impensable" haber imaginado entonces que la justicia condenaría a centenares de represores por los crímenes de lesa humanidad perpetrados en esos años y que decenas de miles de personas tomarían las calles cada año. Cree que queda mucho por hacer, pero otros ya han comenzado a tomar el relevo: "Me pone feliz ver que hay tantos jóvenes en la plaza. Después de la dictadura, había mucho temor y miedo, pero ahora veo una nueva generación de militancia", subraya.

Una de ellas es Pilar, de 23 años e integrante de los scouts de Villa Bosch, en la periferia noroeste de Buenos Aires. Comenzó a movilizarse cuando tomó conciencia de que una veintena de adolescentes de esta organización juvenil habían desaparecido durante la dictadura. "Ahí me interpeló y empecé a venir a las marchas porque esto no puede pasar nunca más", explica.

Los juicios contra los represores y las marchas multitudinarias que se celebran cada año en Argentina para repudiar la dictadura no tienen parangón en ningún otro país de América Latina. Este año, como ya ocurrió el anterior, la manifestación por la memoria se mezcla con numerosos eslóganes e insultos en contra del Gobierno de Mauricio Macri y muestras de apoyo al kirchnerismo.

Manifestantes portan fotos de desaparecidos durante la dictadura.
Manifestantes portan fotos de desaparecidos durante la dictadura.Reuters

"Mantener viva la memoria"

"Es importante mantener viva la memoria, sobre todo con gobiernos como éste", subraya Pablo, quien ha concurrido a la marcha con su mujer y sus dos hijas. "Las madres, las abuelas, los organismos de derechos humanos lograron que los militares fueran presos, lograron todo esto que vemos acá y ahora tenemos un Gobierno que directamente lo niega", indica.

Siluetas de desaparecidos cuelgan de ambos extremos de la Avenida de Mayo y carteles con los mensajes "Son 30.000 desaparecidos", "Ni olvido ni perdón", "Nunca más y "Memoria, verdad y justicia" pueden verse pegados a las paredes, en camisetas y en las pancartas que sostienen en el aire los miles de manifestantes. También abundan las fotografías de desaparecidos y reclamos de justicia.

En esta fecha se cumplen también 40 años de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar que escribió Rodolfo Walsh un día antes de ser asesinado por marinos en una esquina de Buenos Aires. Por ese motivo, algunos manifestantes, como Mirta Pinyol, rinden también homenaje en la marcha a este escritor, periodista y militante. "Rodolfo Walsh sigue vivo, no lo pudieron silenciar. A nosotros tampoco", asegura esta docente jubilada de La Plata, la misma ciudad en la que vivió parte de su vida Walsh.

Aunque a las 3 de la tarde ya no cabe un alfiler en Plaza de Mayo, un río de gente intenta llegar hasta allí en esta tarde calurosa de viernes para expresar su respaldo a los organismos de derechos humanos y advertir que no tolerarán ningún retroceso del Gobierno macrista en materia de derechos humanos. "No vamos a dar ni un paso atrás", grita Pilar, una joven con el puño en alto, cuando comienzan los primeros discursos, en su mayoría durísimos con el Gobierno. "Lo que vivimos no se puede repetir. Tenemos futuro porque tenemos memoria".

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