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“Quizá lo decimos ahora más claro”

Tras un año de incertidumbre, la CDU confía en que no se repita la oleada migratoria de 2015

Luis Doncel
Delegados del congreso de la CDU celebrado en Essen (Alemania) el 6 y 7 de diciembre
Delegados del congreso de la CDU celebrado en Essen (Alemania) el 6 y 7 de diciembreSean Gallup (Getty Images)

No ha sido este un año fácil para los democristianos alemanes. Pero, aunque la preocupación por la crisis migratoria sigue presente, una sensación de alivio se detectaba en los pasillos del recinto ferial de Essen, donde el miércoles concluyó el congreso de la CDU. La brusca caída en las llegadas ha traído algo de calma. Matthias Grahl da fe de ello.

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Este pequeño empresario del Estado oriental de Sajonia entró en la CDU nada más derrumbarse la RDA. “Tuve muchos problemas con el régimen socialista. Y cuando llegó la democracia, me afilié entusiasmado”, recuerda. Pero estos meses le ha costado horrores explicar lo que hacían sus líderes. La gestión de Angela Merkel le dejó desconcertado, porque veía cómo de repente valores tradicionales del partido –seguridad interna, protección de las fronteras…- se evaporaban. Sí quedó satisfecho con el discurso de la canciller del martes. Sobre todo cuando dijo que lo ocurrido en 2015 –es decir, la llegada de 890.000 solicitantes de asilo- no puede repetirse jamás. “Pero llega un año tarde. Hemos perdido demasiado tiempo”, protesta.

Casi el 90% de los delegados acaba de reelegir a Merkel como presidenta de la CDU. Pese a ser el segundo peor resultado en sus 16 años al frente del partido, en su entorno se daban por satisfechos. Podría haber sido peor. Las encuestas, además, mejoran poco a poco. Según el instituto Emnid, la CDU y sus aliados bávaros contarían hoy con el apoyo del 37% de los votantes. Es su mejor resultado en diez meses, a 15 puntos de distancia de los socialdemócratas. Los democristianos confían en recuperar votantes conservadores con el giro a la derecha que suponen las propuestas para impedir la doble nacionalidad o el burka.

“Estas ideas han formado parte siempre de la ideología de la CDU”, asegura Jens Spahn, secretario de Estado de Finanzas y uno de las pocas voces de la dirección del partido que ha criticado en alto a Merkel. Al replicarle que su líder no ha defendido este programa, Spahn reflexiona unos segundos. “Quizás ahora lo digamos más claro que en el pasado”, concede.

La CDU es un partido muy disciplinado. Sus mandos saben que tienen unas elecciones a la vuelta de la esquina y que las peleas internas no benefician a nadie. Entre el millar de delegados desplazados a Essen, muchos ostentan cargos en la administración local, regional o federal. Son, por tanto, menos dados a excesos dialécticos. Una de las intervenciones más críticas fue la de Christine Arlt-Palmer, militante de base de Stuttgart que acusó al partido de autocomplacencia. Más tarde, en una charla con EL PAÍS, decía que no le extrañaba que, pese a todo lo ocurrido, Merkel hubiera recibido un apoyo tan alto. “Este partido está entrenado para ganar elecciones. Lo mejor es cerrar los ojos y seguir hacia adelante”, resumía.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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