Kerry reclama ante la OEA que Venezuela acepte el referéndum revocatorio
El secretario de Estado norteamericano también pide la liberación de presos políticos
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aprovechó este martes la presencia de la mayor parte de los cancilleres de las Américas, incluida la venezolana, Delcy Rodríguez, en Santo Domingo para reclamar, una vez más, que el Gobierno de Nicolás Maduro libere a los presos políticos. En la primera sesión de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el jefe de la diplomacia estadounidense también pidió que Caracas acepte el referéndum revocatorio. La furibunda respuesta de la ministra venezolana demostró, una vez más, lo difícil que está resultando la búsqueda de una salida negociada a la crisis venezolana que impulsa la mayor parte del hemisferio.
Kerry llamó al Gobierno de Maduro a que “libere a los presos políticos, respete la libertad de expresión y de reunión, alivie la escasez de alimentos y medicinas y honre los propios mecanismos de la Constitución, incluyendo un referendo revocatorio temprano”. La precisión temporal, no hecha hasta ahora de manera tan clara, es clave: supone un apoyo a la demanda de la oposición venezolana a que el revocatorio se celebre este año, para que lleve, de tener éxito, a elecciones presidenciales. De celebrarse en 2017, como quiere el Gobierno, si Maduro fuera derrotado lo sustituiría su vicepresidente, con lo que no habría un cambio sustancial de gobierno.
Las demandas son básicamente las mismas que realizó el secretario general de la OEA, Luis Almagro, al activar hace dos semanas la Carta Democrática Interamericana para Venezuela. Esa vía tendrá su próxima cita clave la semana próxima, el 23 de junio, cuando los miembros del organismo discutirán si continúan esa senda o no.
Rodríguez replicó que en su país “no hay presos de conciencia” y que el referéndum revocatorio “no lo deciden los gobiernos de otros países, sino el pueblo de Venezuela”. La ministra arremetió también contra Almagro, al que acusó de mantener una “posición intervencionista sobre asuntos internos de Venezuela”, actuando como un “agente de Washington”.
“Estamos viviendo un formato y una matriz que pretende la intervención militar de Venezuela”, insistió ante el resto de los ministros y altos representantes hemisféricos.
Pese al duro intercambio, Kerry y Rodríguez celebraron más tarde una reunión bilateral a puerta cerrada, en una muestra de que la partida hemisférica que se juega en la búsqueda de una salida pacífica a la crisis venezolana tiene muchas capas de complejidad, se juega a varios niveles —no todos necesariamente públicos— y con múltiples actores.
“Esto no es un ajedrez tridimensional, es un ajedrez de 33 dimensiones con 33 Estados” de la OEA además de Venezuela, señalaban altas fuentes diplomáticas estadounidenses en vísperas de la cita dominicana.
Washington sabe que, cuando se trata de Venezuela, cada vez que dice algo tiene el mismo efecto que cuando se agita un paño rojo ante un toro exaltado. Aun así, el Gobierno de Barack Obama está decidido a participar en los esfuerzos de la región para encontrar una salida negociada a la crisis política y económica que vive el país sudamericano, aunque Caracas le acuse una y otra vez de intervencionista.
“Hay varios caminos y vamos a tocar todas las puertas y ventanas, y ver cuáles se abren”, explicaban la estrategia estadounidense las fuentes. Washington, subrayaron, respalda todas las vías en marcha: ha apoyado pública y reiteradamente el diálogo de Unasur liderado por el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y sus colegas dominicano, Leonel Fernández, y panameño, Martín Torrijos. Pero también apuesta por la celebración del referéndum revocatorio y respalda la iniciativa de Almagro de activar la Carta Democrática. Todos son, según las fuentes, “esfuerzos complementarios”, no excluyentes. Y con un objetivo único pero compartido por buena parte de la región: “Todos queremos que al final exista una solución estable, permanente y que lleve a la mejoría del país”, subrayan.
Pero el camino no es fácil, como se evidenció en Santo Domingo. Aun así, la cita caribeña proporciona una oportunidad única de intercambio de estrategias, en vista de que reúne a 27 cancilleres de la región. Muchos de ellos llevan semanas discutiendo de forma coordinada vías de diálogo que Caracas pueda aceptar y han ido aumentando sutil, pero firmemente, la presión sobre el Gobierno de Maduro.
Desde algunas capitales, se apuntaba a la reunión dominicana como el plazo máximo que estaban dispuestos a darle al Gobierno de Nicolás Maduro para mueva ficha y dé señales de apertura a un diálogo sincero. Sobre todo ahora que se ha fijado para la semana que viene la cita clave de la OEA para discutir si se le aplica o no la Carta Democrática Interamericana a Venezuela.
“Lo que Delcy Rodríguez diga o haga podría cambiar la complejidad” de la situación, habían apuntado las fuentes estadounidenses al respecto. “Si anunciara que van a liberar a los presos políticos mañana, o que van adelante con el revocatorio, habría una situación muy diferente el 23”.
Esa puerta no se ha abierto aún y no parece que lo vaya a hacer antes del encuentro de la semana próxima en Washington. A la espera de nuevas señales, las cancilleres de Colombia, México o Panamá hicieron hoy hincapié una vez más en las “bondades” del diálogo, como dijo la colombiana María Ángela Holguín.
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