“En América Latina hay consenso sobre el valor de la democracia”
Expertos analizan en Washington los procesos electorales latinoamericanos En una charla organizada por el Wilson Center, EL PAÍS, NTN24 e IDEA Internacional
La desaceleración económica que está sufriendo América Latina afecta a algunos de los procesos electorales que están en marcha, e incluso a los Gobiernos recién elegidos. Pero, en ningún caso se espera que la región se vaya a cuestionar, de forma generalizada, la democracia que tanto costó construir.
Esta es una de las conclusiones centrales del panel celebrado este martes por el Programa América Latina del laboratorio de ideas Wilson Center de Washington, EE UU, sobre el ciclo electoral 2014-2015, en coordinación con EL PAÍS, la cadena NTN24 y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).
"Hay un consenso dentro de América Latina y dentro de los ciudadanos de que la democracia es un valor", ha subrayado la consultora Ivana Deheza al término del evento, en el que se analizaron los procesos electorales de 2014 y los que quedan en 2015 en Centroamérica, Sudamérica y la región andina.
"Puede que no se esté de acuerdo en cómo se manejan los Gobierno o con los problemas de corrupción, pero la democracia en sí es apoyada, como han demostrado varias encuestas", ha afirmado la consultora independiente, que durante años ha analizado la opinión pública en países como Bolivia, Colombia, Guatemala, México o República Dominicana.
Ni siquiera en Venezuela, donde la profunda crisis económica está crispando más aún a una sociedad cansada ya de los problemas de inflación y desabastecimiento, agudizados ahora por la caída del precio del petróleo, se considera seriamente una alternativa a la democracia, ha asegurado Luis Vicente León, director de la empresa encuestadora Datanálisis: "A estas alturas, es difícil imaginarse una salida de la democracia a largo plazo". Eso sí, ha advertido, "un parpadeo en ese proceso (democrático) es perfectamente posible".
Pese a la consolidación democrática general, la desaceleración económica está dando más de un dolor de cabeza a gobernantes electos y en ciernes. Tanto la presidenta de Brasil, el gigante de la región, Dilma Rousseff, como Luis Guillermo Solís, presidente de la pequeña Costa Rica, han visto en este sentido cómo la luna de miel que se suele conceder a los gobernantes tras su elección ha sido en esta ocasión más corta que nunca, han apuntado expertos como Evelyn Villarreal, del Programa Estado de la Nación del país centroamericano. Sobre todo, por los desafíos y hasta escándalos de corrupción -como el de Petrobras en Brasil- que les han obligado a volver rápidamente a la fría realidad política.
Todo ello en un contexto en el que, mientras menguan los recursos del Estado, aumentan los reclamos de una clase media que se “empoderó” durante los años de bonanza, y se exigen cada vez más y mejores prestaciones sociales, ha recordado Rossana Castiglioni, de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile. Son los casos de Chile o Uruguay, donde los presidentes Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez, respectivamente, tienen en sus mandatos grandes retos, por ejemplo, en materia de mejora de la educación.
Caso aparte es quizás el de Argentina, donde la preocupación por la situación económica se ha visto superada incluso por la muerte del fiscal Alberto Nisman, que ha "destartalado la campaña política" de cara a las elecciones presidenciales de finales de año, según ha señalado Paula Lugones, la corresponsal en Washington del diario Clarín.
También Colombia, un país donde en el proceso electoral que culminó con la reelección de Juan Manuel Santos en 2014 pesó más el proceso de paz con las FARC que otras consideraciones como las económicas, si bien el precio de esa paz negociada, tanto económico como social, es algo que el país aún tiene que resolver, ha dicho el director del Club de Prensa de NTN24, Juan Carlos Iragorri.
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