Santos valora la tregua de las FARC pero no acepta sus condiciones
El presidente ve positivo el gesto de la guerrilla aunque solo como un paso más para rebajar la intensidad del conflicto
El Gobierno colombiano valora el alto el fuego unilateral e indefinido que anunció la guerrilla el miércoles, pero no acepta las condiciones que implica. En un comunicado publicado este jueves por la Casa de Nariño, el Ejecutivo considera que ese gesto de las FARC “va en la dirección correcta”, pero rechaza la “exigencia de verificación” que propone la guerrilla y que, como pide en su ofrecimiento, deberían llevar a cabo organizaciones como Unasur, CELAC, CICR y el Frente Amplio por la Paz —integrado por diferentes sectores sociales y partidos políticos colombianos—. Es la primera vez que la guerrilla hace un gesto similar en cinco décadas de conflicto.
La respuesta de la Presidencia ha llegado un día después del anuncio de las FARC, en el que la guerrilla mostraba su convencimiento de que esta negociación, que empezó hace dos años en La Habana, “es un recorrido definitivo hacia la paz”. El comunicado gubernamental considera el cese unilateral indefinido, que debería entrar en vigor el sábado, “un buen inicio” para una estrategia más amplia que está sobre la mesa y que consiste en rebajar la intensidad del conflicto o desescalar la guerra. Por eso, será el Gobierno y no los organismos internacionales que propone la guerrilla el que “evaluará el cumplimiento de esta decisión por parte de las FARC”. El objetivo es, se razona en el documento, evitar “repetir experiencias del pasado, en las que anuncios de cese al fuego solo fueron cumplidos parcialmente”. El comunicado especifica la protección a los civiles, una de las medidas que se barajaban para aminorar la intensidad del conflicto: “Toda actividad armada y toda amenaza contra la población debe cesar”, dice el texto.
El propio presidente, Juan Manuel Santos, se ha referido al gesto de las FARC poco después de publicar el comunicado. Ha dicho que espera que lo cumplan pero que no aceptará condiciones. “Es un paso inicial que puede complementarse con otros gestos de paz, para que sigamos avanzando en la dirección correcta”, ha afirmado.
Las partes empezaron a hablar de desescalar el conflicto después de la mayor crisis que ha sorteado el proceso de paz, la del secuestro de un general del Ejército en noviembre, que provocó la suspensión de las negociaciones. Tras ese incidente, el proceso se reanudó hace diez días con la prioridad de buscar ese desescalamiento antes de continuar con la agenda de los diálogos, donde todavía no ha trascendido ningún acuerdo sobre los temas más delicados del proceso: el de la justicia que recibirán las víctimas, qué penas cumplirán los responsables de delitos de lesa humanidad y cómo será la desmovilización y desarme de las FARC.
El Gobierno quiere mantener la supervisión del proceso de paz
En el comunicado, el Gobierno agrega que el cese unilateral del fuego anunciado por la guerrilla podría desembocar en un “cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo con su debida verificación”. El Gobierno de Santos dice estar dispuesto a “iniciar una discusión sobre el tema de la verificación” solo cuando se aborde formalmente en La Habana la discusión sobre el último punto de la agenda, la de la terminación del conflicto.
El anuncio de las FARC del alto al fuego, que fue leído el miércoles por Iván Márquez, jefe negociador de la guerrilla en los diálogos que se desarrollan en La Habana, incluye una condición y es que lo darían por terminado si son atacados por la fuerza pública. La respuesta del Gobierno es taxativa al afirmar que “continuará cumpliendo con su indeclinable deber constitucional de garantizar y proteger los derechos de los colombianos”, pero no dice que vaya a tener una actitud ofensiva con la guerrilla.
Los analistas perciben el anuncio de las FARC como una señal de la madurez que ha alcanzado el proceso. Sin embargo, la oposición uribista, crítica con la negociación, recibió la noticia con enorme desconfianza, pese a que era algo que ellos mismos habían exigido a la guerrilla en numerosas ocasiones. El líder, el expresidente Álvaro Uribe, considera la tregua “una trampa” para “paralizar a las Fuerzas Armadas”, como ha escrito este jueves en su influyente cuenta de Twitter.
Horas antes de que el Gobierno descartara la verificación de un organismo externo para este cese al fuego de las FARC, el secretario general de Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper, ha dicho que ese organismo estaba listo para cooperar, pero luego ha aclarado que solo lo hará de común acuerdo con el Gobierno. “Se trata de que todas las partes avalen la posibilidad de una intervención internacional. Sin embargo yo quiero destacar que el gesto de las FARC es positivo”, ha dicho a la cadena de radio Blu.
Las FARC piden perdón
En Bojayá, un municipio incrustado en la selva chocoana, al noroccidente del país, el 2 de mayo de 2002 murieron 79 personas -48 eran niños- que se habían refugiado en una iglesia para resguardarse de los combates entre paramilitares y guerrilleros.
Esta masacre fue uno de los peores episodios de la guerra en Colombia. En medio del fuego cruzado, hombres de las FARC, que se disputaban el corredor del río Atrato con paramilitares, lanzaron una pipeta cargada con metralla y explosivos que se desvió y fue a caer a la iglesia a donde habían llegado a protegerse cientos de pobladores. Había hombres, mujeres, niños y ancianos. Los combates provocaron además el desplazamiento de 5.000 personas.
Hoy, 12 años después de lo ocurrido, las FARC han reconocido su responsabilidad y aseguraron que este hecho les “dolió en el alma guerrillera”, pidieron perdón por el dolor que causaron y se reunieron con un grupo de víctimas en La Habana, para buscar cómo repararlas. “Expresamos nuestra desolación y pesar por el resultado”, dice un comunicado que fue leído por Pablo Catatumbo, uno de los jefes guerrilleros que negocia la paz con el Gobierno. Según la guerrilla, pedir perdón ahora “no repara lo irreparable” ni borra el sufrimiento generado a tantas familias, “sufrimiento del cual somos conscientes y por el que ojala seamos perdonados”.
Santos reconoció el gesto y su intención de reparar a las víctimas. “Eso es lo que esperamos de las FARC y eso es lo que esperamos del proceso. Que todo ese dolor que ha generado esta guerra de más de 50 años podamos dejarlo atrás, que esa fábrica de víctimas la cerremos definitivamente”, dijo este jueves en Chocó.
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