25 años de ‘Matador’, la legendaria revista española que se despedirá en 2023
La exposición ‘Matador 25. Viaje al corazón de una revista mítica’, actualmente en Madrid, celebra el aniversario de esta publicación de culto que vislumbra su fin con la próxima edición del volumen Z
Solo para suscriptores, de coleccionista y con un ciclo de vida limitado a 26 números: la revista Matador nació en 1995 e instantáneamente se convirtió en una institución. Su objetivo era ser “un objeto de culto para el público interesado en la creación, las artes y las tendencias”, resume Alberto Anaut, fundador de la cabecera y de la La Fábrica, editorial de libros de arte y promotora cultural que ha alumbrado proyectos como PhotoEspaña o Madrid Design Festival. Para Anaut, la revista tenía que ser espectacular. “Algunas de las ediciones están impresas hasta con 14 tintas: el Cuaderno de Artista dedicado a Sol LeWitt se hizo con 17”, afirma. Eso, junto a lo fundamental: los autores. “Las páginas se entregan a creadores, filósofos, matemáticos, artistas plásticos… y ellos hacen la revista”.
Con motivo del 25 aniversario, La Fábrica ha realizado una exposición homenaje, parte de la presente edición de Madrid Design Festival: Matador 25. Viaje al corazón de una revista mítica. La vida de esta publicación es finita, ya que se centra en una letra del abecedario al año y en 2023, tras los 26 años, llegará por fin a la Z, pero va unida a la creación de otros proyectos como el Club Matador, la editora de vinos Bodega Matador (coordinada por Telmo Rodríguez), los Cuadernos de Artista y el Diccionario Matador (que sumará hasta 300 artistas, además de cuatro ediciones especiales).
La exposición, que estará abierta en el Fernán Gómez Centro Cultural hasta el 13 de marzo, es un viaje al interior de un proyecto que desgrana en forma de imágenes y piezas –entre esculturas, fotografías, dibujos y productos de diseño– las intensas relaciones de la revista. De sus tres patas, el primero es el diseño: seguir la trayectoria de Matador es hacer un recorrido a través del diseño gráfico desde mitad de los noventa hasta hoy. En este apartado ha colaborado Fernando Gutiérrez, que está detrás de la imagen gráfica de entidades museísticas como The Design Museum de Londres, el Museo del Prado o el Real Jardín Botánico de Madrid, de publicaciones como el primer El País de las Tentaciones y de ediciones como los catálogos de Albers & The Bauhaus o el dedicado a Rineke Dijistra.
En los noventa, Gutiérrez soñaba con desarrollar una revista de contenido cultural con total libertad, donde pudiera poner en página historias únicas que sorprendieran. “Mi obsesión era poner en valor a partes iguales el texto y la imagen y que el diseño gráfico sirviera para potenciar el mensaje”, reconoce a ICON Design. Gutiérrez y Anaut no solo urdieron la idea, sino que pensaron Matador, en el sentido más amplio. Más tarde, los diseñadores Pablo Rubio y Juanjo Justicia tomaron el relevo de Gutiérrez para “rejuvenecer y mantener la revista viva”, apunta Anaut.
Según Alberto Anaut, los artistas son el segundo eje de la exposición Matador 25 años. “Hemos escogido unas 65 obras excepcionales de hasta 35 artistas”, explica. Entre ellos, Anaut cita unos dibujos de Eduardo Chillida, fechados en 1949 y publicados en el primer Cuaderno de Artista que se editó. También resalta la obra Periscopio de Luis Gordillo, cuadro de grandes dimensiones expuesto también en las salas del Fernán Gómez, que conecta con Swatch, marca muy ligada a Matador desde su lanzamiento y que, con motivo de este aniversario, ha creado una edición especial en colaboración con el artista sevillano.
En cuanto a la fotografía, el director de La Fábrica señala dos autorretratos poco conocidos de Alberto García-Alix, el homenaje de Chema Madoz a Picasso y dos fotografías pertenecientes a la primera época de Cristina García Rodero “que son especiales porque pertenecen a la época en la que recorre la España rural”, argumenta.
La diversidad de obras que confluyen en la muestra está representada por la pieza titulada 1846 de Ferrán Adrià y que corresponde al mismo número de platos que el cocinero preparó en El Bulli de Cala Montjoi. “De esta manera puedes rememorar el menú que comiste en un año determinado”, dice.
En el mundo del diseño de producto resaltan la capilla dedicada a tres piezas de Patricia Urquiola y el tapiz con cerámica de Jaime Hayon, dos figuras internacionales del diseño español. Ambos han sido protagonistas de muestras monográficas en distintas ediciones de Madrid Design Festival.
En cuanto a la arquitectura, está representada por la maqueta del Palazzo del Cinema que Rafael Moneo presentó para el concurso internacional de Venecia y que finalmente no se construyó. Este apartado incluye además a grandes nombres como Marina Abramovic, presente a través de cuatro piezas, tres fotografías y un vídeo en homenaje a Santa Teresa de Jesús. Anaut tampoco se olvida de Miquel Barceló, uno de los grandes autores que han colaborado con Matador, y llama la atención sobre una obra: el mantel pintado por Barceló y bordado por su madre, Francisca Artigues, el último que han hecho juntos. “Es de las obras más atractivas porque reúne todo el mundo creativo de Miquel y tiene detrás esa historia bonita madre-hijo”, concluye.
Los textos son la tercera pata de la exposición: “Hay tres o cuatro docenas de grandes creadores y sus palabras se presentan en fragmentos que además de verse se pueden leer”, indica. Entre ellos cita a los escritores José Saramago y Javier Marías, a los artistas Eduardo Arroyo y Louise Bourgeois, y a la Premio Nobel de Literatura Louise Glück y la novelista Toni Morrison. “Puedes saltar de las páginas de una novela a un mantel, pasando por una maqueta de un edificio o las setas reproducidas por Karsten Höller”, señala Anaut. Para Concha Marcos, directora de la agencia de comunicación Bridge y coleccionista de Matador, se trata de un homenaje merecido a una revista icónica “increíblemente bien editada y mágica”.
Con la vista puesta en el 2023, año en que finaliza Matador Anaut anuncia la intención de no despedirse de sus lectores y buscar “algo que tenga un aroma a Matador”. Y agrega: “Como nos gusta mucho el papel y creemos en él, somos así de locos, nos gustaría que el espíritu siga vivo, en qué forma, no lo sé”. La única certeza es que, de un modo u otro, el espíritu de este proyecto continuará.
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