Luis Gordillo: “Cuando algo queda bonito, sospecho”
El artista se prepara para inaugurar en Pamplona una de sus mayores exposiciones, un diálogo a ultranza entre pintura y fotografía tan vivaz como su forma de ver el mundo
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Hay un tipo de nostalgia mordaz y marrón que habita entre las neuronas sensoriales. Es como una pequeña memoria llena de caminos inviables y obsesivos, de pulso tranquilo e impulso nervioso, como la pintura de Luis Gordillo (Sevilla, 1934): laberintos anatómicos, como los hemisferios cerebrales, llenos de tensiones narrativas y agujeros cromáticos. Circuitos cerrados llenos de dudas. Las del artista habitan desde hace tiempo en un mundo celular como si fueran leucocitos, que le proveen de anticuerpos hasta de sí mismo. De e...
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