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Pollo frito en freidora de aire

Conseguir un interior tierno y una piel crujiente y sabrosa sin tener que pasar el pollo por aceite es posible gracias al electrodoméstico de moda y unos cuantos trucos que te damos en esta receta

Crujiente por fiera, tiernecito por dentro
Crujiente por fiera, tiernecito por dentroMònica Escudero

Muslos y contramuslos bien especiados, con el interior tiernísimo y bien cocido y la piel crujiente y suflada como un torrezno: esta es mi idea de un buen pollo frito, y desde que tengo ese horno con aire a convección al que llamamos freidora de aire lo preparo bastante más a menudo que antes (también hago muchas verduras, no me mandéis a la policía nutricional). Se prepara fácilmente, sin ensuciar y sin tener que añadirle aceite: la propia piel del pollo es más que suficiente para conseguir el efecto deseado. “Pues si no es en aceite no es frito”, pensaréis algunos, pero históricamente se ha usado la grasa animal para freír muchísimas cosas, y al fin y al cabo es lo que estamos haciendo aquí con la que el animal ya tiene incorporada.

Con esta técnica puedes preparar también pechugas, pero por la escasa cantidad de grasa que tienen creo que funcionan mejor en otras preparaciones. Si compras los pollos enteros y te los cortan en la pollería -o lo haces tú en casa- puedes prepararlas a la plancha, en salteados, en guisos cortos o picada para hacer albóndigas o hamburguesas bien aliñadas con hierbas, especias y/o verduras (con ajo, espinacas previamente salteadas y pasas están riquísimas).

En Estados Unidos lo que se conoce como pollo frito es en realidad pollo rebozado, que también puedes preparar en una freidora de aire si dejas marinar antes el pollo durante unas horas en yogur o suero de mantequilla, lo secas bien y lo rebozas ligeramente con una capa de harina bien especiada a tu gusto. Pros: queda más crujiente los primeros minutos; contras: desde mi punto de vista, absolutamente todo lo demás. Cuando la piel pierde el crujiente el pollo pierde toda la gracia, gran parte de la grasa del pollo se queda adherida a la harina y como te pases de grueso el sabor a harina cruda se nota más que en una bechamel regulera.

Para acompañar este pollo puedes hacer una ensalada de col con zanahoria y pasas o de estilo asiático, unas patatas asadas, fritas o en puré, unas mazorcas de maíz —estas con mantequilla de ajo y cilantro son una locura— o las verduras que prefieras. También puedes preparar una salsa para untarlo una vez cocinado si no lo has sazonado bien antes, pero te aseguro que con una buena mezcla de hierbas y especias, la piel crocante y el interior jugoso hacen una combinación perfecta que no necesita nada más.

He probado muchas combinaciones de hierbas y especias para cocinar el pollo así y todas han funcionado bien, desde las clásicas mezclas para pollo del supermercado hasta el za’atar, las especias cajún, pimentón picante o las hierbas provenzales deshidratadas. Si las hierbas vienen en trozos muy grandes se pueden pasar por un molinillo o triturar en la batidora con un poco de aceite. Añadir grasa para cocinarlo no es necesario porque la piel del pollo ya tiene, pero tampoco pasa nada si se pone un poco para que se pegue el marinado, ya que se eliminará durante la cocción.

No recomiendo para nada tirar el juego que quedará bajo la rejilla: puede servir desde para aliñar las mismas patatas con las que acompañemos el pollo hasta para hacer un gravy o potenciar el caldo que vayamos a usar para un arroz o una sopa. Tiene una parte de grasa, combinada con los jugos que va soltando el pollo durante su cocción,ç y las especias que lo acompañan: una bomba de sabor con múltiples aplicaciones.

Si te sobra pollo puedes usarlo como si fuera asado, en bocadillos, aguacates rellenos, ensaladas, croquetas o lo que se te ocurra. Si te ha sobrado tanto que prefieres servirlo tal cual en otra comida, sácalo de la nevera un rato antes para que no quede frío por dentro, calienta bien la freidora de aire al máximo y mételo un par o tres de minutos a máxima potencia. El milagro de la piel crujiente de nuevo se hará realidad.

Tiempo: 55 minutos

Dificultad: Hay que tener una freidora de aire

Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 cuartos traseros de pollo medianos, cortados en dos piezas por la articulación
  • Mezcla de especias o hierbas al gusto, suficiente para aliñarlos
  • 1 cucharada de aceite suave (opcional)
  • Sal
  • Ensalada, patatas o lo que se quiera para acompañar

Instrucciones

1.

Secar bien el pollo con papel de cocina y retirar las plumas que puedan quedar. Repartirle a conciencia por todas partes la mezcla de especias o hierbas que queramos usar, masajeando para que se peguen (si no lo hacen, se puede pincelar el pollo con un poco de aceite). 

2.

Opcional pero recomendable: poner el pollo sobre una rejilla que vaya sobre una bandeja -o directamente en la bandeja- y llevar a la nevera destapado durante 20 o 30 minutos. Durante este tiempo la piel del pollo se secará un poco más y nos proporcionará un resultado más crujiente. 

3.

Calentar la freidora de aire tres minutos a 190 grados. Disponer el pollo encima de la rejilla con la parte de la piel hacia abajo, de manera que las piezas no se toquen para que el aire caliente circule bien. Cocinar 12 minutos, darles la vuelta -con la piel hacia arriba-, subir la temperatura a 200 grados y programar 10 minutos más. 

4.

Pasado ese tiempo la piel debería estar suflada y crujiente y el interior tierno y bien cocinado; si lo primero no ha sucedido aún; darle un ciclo extra de dos minutos. Si se duda sobre lo segundo, pinchar la pieza hasta el hueso con una brocheta o una puntilla: si el jugo sale claro, está listo; si es sanguinolento, dejarlo un par de minutos más y probar de nuevo. 

 

 

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