Ensalada de col con vinagreta asiática

Si la cuesta de enero, las lorzas navideñas y los propósitos de Año Nuevo se han confabulado para ponerte a plan, empieza comiendo de una manera ligera pero divertida. En caso contrario, acabarás en el limbo del pollo-plancha o las judías hervidas y tus buenas intenciones se irán por el retrete (igual que la suscripción al gimnasio del año pasado).

Para animar un poco la sempiterna ensalada es recomendable tener en casa un pequeño repertorio de ingredientes con los que introducir sabores diferentes: especias, hierbas, frutos secos, salsas y condimentos varios. Olvida los mezclum de lechugas y prueba a incorporar otras verduras como borraja, apio, hinojo o acelga.

Haz una incursión en tu tienda asiática más cercana y anímate con la col china, el pak choi o el gong cai. O prueba la receta de hoy y convierte una ensalada de col normalita en un fulminante viaje mental por Oriente. El coleslaw (del holandés koolsla, ensalada de col) se basa siempre en col, berza o repollo finamente picado y aunque es típico aliñarlo con mayonesa o nata agria, se aviene a mezclarse casi con cualquier cosa.

Aquí lo hemos hecho con manzana, pollo y gorgonzola, en versión agridulce con granada, miel y frutos secos o hermanado con hinojo y judías verdes. La gracia de la receta de hoy está en la vinagreta con aceite de sésamo, que aporta un saborazo propio único e insuperable. En la ensalada he puesto col china, zanahoria, cebolla roja, champiñones y anacardos, pero este coleslaw admitiría gustosamente lombarda, pak choi, espinaca, brotes de soja y frutas como pera o manzana, cacahuetes, nueces y prácticamente cualquier cosa que tengáis en la despensa. Si queréis convertirlo en un plato único, nada más fácil que añadir unas tiras de pollo, tofu o arroz integral.

Como siempre en El Comidista, esta receta es apta para el cambiazo: ¿que no encuentras col china? Pon repollo normal. ¿Que no tienes a mano vinagre de arroz? Echa vinagre normal o zumo de limón. Lo único que yo recomendaría no escaquear son el aceite de sésamo y el jengibre, que son los que aportan identidad al asunto. El aceite de ajonjolí (o sésamo) es muy fácil de encontrar en supermercados grandes y por supuesto, en tiendas de alimentación oriental. Un bote pequeño os durará la vida en verso, es tan potente que con echar un poco basta para animar esta receta o unos fideos sosillos.

Si os apetece llevar la fragancia de la vinagreta aún más allá, probad a añadir el zumo de media naranja y la ralladura de su piel. No os digo nada y os lo digo tó.